1.3.10

MIND OVER MATTER:
"Music for paradise"

Mucho se ha hablado a lo largo de la historia sobre el poder de la mente humana y la posibilidad de producir con ella fenómenos como la psicoquinesia, la acción de la mente sobre una materia física, que provoca alteraciones en la misma sin causa mecánica aparente. Por lo que a nosotros respecta, Mind Over Matter ('mente sobre la materia') es el nombre del grupo que en la década de los 80 creó el alemán Klaus Hoffmann-Hoock para desarrollar sus novedosas ideas relacionadas con una música electrónica relajante ('música mágica para la imaginación', destaca en las portadas de algunos de sus álbumes), pero adornada con influencias de sus viajes iniciáticos por oriente. De hecho, Mind Over Matter nació como proyecto cuando Klaus regresó en 1982 de un viaje a la India enfermo de hepatitis A. El descanso le reportó sonidos dulces de su paso por el país asiático, y quiso crear algo del estilo de Peter Michael Hamel. "Paradise" fue su primera creación, y alentado por su amigo periodista Andreas Hub, completó su primer álbum, "Music for paradise", con el interés de la compañía alemana Innovative Communication en su publicación, que se produjo en 1987.

Hoffmann aprendió muy joven guitarra y batería, pero su encuentro con el rock sinfónico le hizo enamorarse del sonido de los primeros sintetizadores y de ese antecedente del sampler que era el mellotron -usado por grandes del rock sinfónico como Génesis, Yes o King Crimson-, instrumentos que empezó a coleccionar (años después creó el 'megatron', una especie de mellotron digital). A comienzos de los 80 fundó Cosmic Hoffmann con el teclista Georg Mahr y el letrista Andreas Hub, aunque esta primera etapa del grupo fue poco prolífica. En este momento, Klaus buscaba con su música "crear una atmósfera emocional con muchos pequeños detalles sonoros para que los oyentes los descubran y un sonido que pueda llevar a la gente mentalmente a diferentes lugares y estados de ánimo", y "Music for paradise" lo logró, fue un éxito sorpresivo, que posibilitó una carrera completa de música poderosa y vital, un sorprendente trabajo que tiene muchos puntos a favor para ser recordado, por ejemplo su calidad de sonido, basado en su mayoría en los teclados y el mellotron, sin olvidarse de guitarras y percusiones. Sin embargo es la índole de composiciones como "Paradise", la suite en cuatro partes (aire, agua, fuego y tierra) que ocupaba la cara A del LP, lo que permite hablar de "Music for paradise" como un disco especial y posiblemente influyente, por su anticipación y repercusión. Sonidos relajantes en un entorno natural son el comienzo de "Being one (Air)", en la que voces extrañas ayudan a crear el ambiente necesario para la relajación, así como una cadencia suave y contínua envuelta en efectos burbujeantes; en definitiva, un deleite para el oído y un oasis de bienestar que continúa ligeramente cambiado en "One being (water)", con ligeros sones de guitarra que lo hacen más fluido, y en el que la cadencia de bajo se acentúa. Los sonidos se tornan más oscuros en "Changes in being (fire)", donde la parte de guitarra se hace más ruidosa y el ambiente caótico, pasando de golpe de la paz del campo solitario al clímax infernal de la urbe superpoblada, que sólo deja pasar un resquicio de luz solar cuando un tímido sintetizador simulando un coro hace su aparición. El ciclo se cierra con "Being home again (earth)", un retorno a los sones placenteros de la primera parte, a su atmósfera serena y celestial, con la incorporación de guiños terrenales como una flauta y más voces en trance. La suite "Paradise" es, en su conjunto, una opípara conjunción de sensualidad instrumental, opulencia mística y calor terrenal, en un aromático viaje, a la par exterior e interior. La cara B de esta primera edición del álbum presentaba tres composiciones más, al menos las dos primeras de gran interés (ya que "The silence" es un experimento de space-rock puramente ambiental): "The end of time", sin ir más lejos, es toda una sugestiva experiencia por la utilización de la voz de Yves Greder recitando un texto en francés sobre un manto de sonidos sintéticos, guitarras y una delicada flauta; años después sería el grupo Enigma quien utilizara este recurso en el comienzo de su célebre "MCMXC a.d.", pero aquí, sin cantos gregorianos ni ritmos secuenciados, Hoffmann-Hoock nos ofrece una composición curiosa, profunda, en cierto modo esotérica y estimulante. Más destacable es si cabe "Kandy sweets", el primer acercamiento serio a la world music a través de sones de sitar (en realidad la conocida como guitarra 'sitarmatic') y voces de Sri Lanka en un tema de ritmo constante muy elegante, que acaba de demostrar la capacidad de Klaus Hoffmann-Hoock para desarrollar ambientes paradisiacos durante minutajes medios con una extraordinaria fluidez. En 1991, cuatro años después de la publicación del LP, fue lanzado el CD con dos temas extra, un oscuro "North star" y la versión en directo de una exitosa canción que venía contenida en el segundo álbum de Mind over matter ("The colours of life") de título "Ganga (The river of life)": en el mismo registro de "Kandy sweets", esta oportuna inspiración en el río Ganges que presenta el definitivo título de "Ganga (The live version)" -grabada en directo en septiembre del 89 en la ciudad belga de Antwerp- es una composición exultante, de refinado buen gusto y carácter meditativo, que nos funde con aromas de la mágica India por su melodía y percusión en un envoltorio místico.

"Music for paradise" fue grabado, mezclado y masterizado en el estudio Quasar de Klaus Hoffmann-Hoock, autor de todos los temas ("Paradise" junto a Heinz Weidenbrück y "The silence" con Michael Grüterich) de esta imprescindible muestra de música atmosférica, que presenta un sugerente juego de voces y efectos, y una delicada armonía con ciertas músicas del mundo, mezclando música occidental con sonidos del extremo oriente (grabaciones de Sri Lanka, Tailandia, India, Indonesia, Birmania y Tíbet). Por momentos, la música parece emanar de nuestro interior, en confortantes instantes de gran carga espiritual que nos dejan la sensación de haber despertado de un placentero sueño. IC promocionó convenientemente la música de Mind Over Matter durante más de diez años, pero su venta a DA Music en 2000 posibilitó la creación de su propio sello, Heart & Mind. Hoffmann-Hoock, que vio reeditado este placentero "Music for paradise" por Innovative Communication en 2007, continuó desarrollando sus visiones musicales tanto bajo el nombre de Cosmic Hoffmann -que retomó desde 1998- como de Mind Over Matter, hasta su temprano fallecimiento en 2017.

5 comentarios:

Musikisthan dijo...

Le saludo nuevamente por las excelentes elecciones de este año, una sucesión de discos históricos y de calidad suprema, este último es una obra de arte bajo mi punto de vista, donde mezcla estilos que me apasionan como son el rock sinfónico con las nuevas músicas, fue un disco de cabecera durante mis años de universidad, gravado en cinta de D3, luego me hice con una copia en cd antes de la reedición de 2007.

Pepe dijo...

Veo que efectivamente fue un disco importante para esa etapa tuya, aunque posiblemente la influencia de Mind Over Matter fuera mayor en Alemania y cercanías que en España o Sudamérica.
Gracias y un saludo.

pepitogrillo dijo...

Bueno, llevo algún tiempo sin comentar aquí (aunque sigo visitando tu página regularmente). Todos los discos que has comentado son muy interesantes, pero estos Mind Over Matter, de los que nunca antes había oido hablar, me han gustado especialmente. Me recuerdan bastante a otro músico alemán que me fascina: Deuter, en la misma linea ambiental con muchos recursos y matices, nada monótona ni aburrida. Saludos a todos!

Pepe dijo...

Tienes toda la razón, pepitogrillo, la esencia de la música de Deuter es muy parecida a la de Klaus Hoffmann-Hoock. De hecho, sólo he hablado de un disco de Deuter en el blog, "Henon", pero no tardaré en recordar algún otro.

Anónimo dijo...

para mi es un trabajo de referencia en su estilo, discazo!

pequeno monstro