En la cultura occidental es difícil de entender un culto tan ligado a oriente como el sintoísmo, considerado como la religión originaria de Japón. Sin embargo, es extraordinariamente fácil y edificante escuchar la música de un sintoísta como Kitaro, músico que siguiendo los dictados de su fe adora a los espíritus de la naturaleza y a los antepasados, aunque él jamás pretenderá convertir a nadie a su religión, sino simplemente hacernos compartir sus sentimientos a través de su absorbente obra. Como la propia naturaleza, la música de Kitaro es bella y calmada, y aunque empezara su andadura influenciado por el soul de Otis Redding, el rhythm & blues, el rock progresivo y otras músicas más comerciales, así como la capacidad visual de Debussy y otros clásicos, su encuentro con la electrónica (en concreto con la obra de Klaus Schulze) le marcó un camino a seguir y su repercusión en el auge de la new age en el cambio de década de los 70 a los 80, acabó siendo monumental gracias a álbumes como "Oasis", "Ki" o la banda sonora de la serie documental japonesa de la NHK Televisión, "Silk road", 'La ruta de la seda'.
"Silk road" es un trabajo muy visual y aventurero, que nos conduce como si viajáramos en la caravana del propio Marco Polo. Este mercader veneciano fue uno de los primeros occidentales en transitar por la Ruta de la Seda, que conectaba Asia y Europa (desde China hasta Turquía) para el transporte de numerosos productos, principalmente la seda que se fabricaba en China. La serie de la NHK iba a conllevar además el hecho histórico de ser la primera incursión de una cadena extranjera en el impenetrable (políticamente) territorio Chino, e iba a difundir imágenes novedosas en el mundo entero. La música era elemento importante, pero los productores buscaron durante meses sin encontrar esa pieza clave que se ajustara a la historia, hasta que a través de unas amistades milagrosas, el productor principal, Isao Tamai, escuchó "Oasis", una casualidad con la que comenzó la historia de un soundtrack legendario. Kitaro, al que no le hizo falta mucho énfasis para convencerle de su inclusión en el proyecto, desplegó contrarreloj un trabajo magistral, en su estilo característico que combina sonoridades orientales con influencias del rock sinfónico y la música electrónica. Relajante por sus mantos de planeadores teclados pero dominado a la vez por una fuerza extraordinaria en las percusiones y una sugerente sensualidad, este sencillo personaje logra que viajemos hasta los confines de un mundo tan ignoto como estimulante. Es de sobras conocido y alabado el tema principal de álbum, también de título "Silk road", en el que una melodía suave y armoniosa nos conduce por los cielos orientales en un exhuberante vuelo que podría no tener fin. Esa es la característica general del trabajo, una elegante capacidad para hacer 'volar' al oyente, en base a burbujeantes ambientes (que deparan sin necesidad de melodía composiciones tan elegantes como "Bell tower" o "The great river") desarrollados en los sintetizadores Korg, Roland, Yamaha, Moog y Prophet, con incorporaciones adicionales de guitarras, percusiones, melotrón, quena (flauta andina) y santur (instrumento persa de cuerda). Somos bienvenidos así a un mundo de sonidos como nadie hasta entonces había creado, fusionando tendencias electrónicas occidentales con la tradición y sensibilidad oriental. Inolvidables son también composiciones como la fascinante "Silk road fantasy" -presa de un sutil trasfondo mágico que deja sin palabras- o la más vibrante "Shimmering light" -que parece volar sobre las arenas-, nuevas muestras de esa música plácida, aventurera, misteriosa y de escucha embelesada. Publicado originariamente en 1980 por Canyon Records en Japón, por Gramavision y Polydor en otros países (una edición argentina lo tituló "Camino de seda") y por el sello alemán Kuckuck en Europa como disco doble -que incluía los dos primeros volúmenes de la saga-, enseguida se haría llamar "Silk road Volume 1", por mor de la publicación, ese mismo año 1980 -el éxito y la calidad de la música lo exigían-, de "Silk road Volume 2", encontrándonos más adelante además con otros dos impagables volúmenes y una versión orquestal, amén de packs y su inclusión en directos y recopilatorios de todo tipo. El disco fue remasterizado digitalmente en 1996 por Domo Records.
Sorprende que una música de una esencia tan cósmica, creada en su mayor parte por sintetizadores, encaje de una forma tan natural y contundente con las imágenes de paisajes terrenales y pueblos exóticos. Es grande el mérito de Kitaro, merecedor sin duda del enorme éxito recibido; concretamente, su música para 'Silk road' fue galardonada en la decimoctava edición de los premios Galaxy (prestigiosos premios japoneses para radio y televisión). Nacido en 1953 con el auténtico nombre de Masanori Takahashi, este músico nipón destaca no sólo por su sonido dulce -pero rotundo e inconfundible-, sino además por un indiscutible carisma, así como una apariencia sencilla y pacífica, en concordancia con la filosofía sintoísta. A pesar de su occidentalización y tendencia al sinfonismo, obras como "Oasis", "Silk road", "Kojiki" o "Heaven & Earth" consagran a Kitaro como un músico que seguirá siendo venerado durante mucho tiempo, hasta el punto de poder decirse de él que es el eterno bastión de la new age oriental.
9 comentarios:
A veces me resulta muy pastelosa la música de Kitaro. Me gusta mucho la versión de "Eternal Spring" de In Person Digital. Se reconoce claramente el apergiador YamahaDX7, que lo combina con unas magníficas cuerdas.
He de reconocer que entiendo muy poco de engendros electrónicos, no podría distinguir muchos de ellos. Lo que está claro es el sonido característico de esos sintetizadores que usaba el amigo Kitaro, que dicho sea de paso, no sigo mucho últimamente.
Probablemente, lo más interesante de Kitaro está en sus obras más experimentales como Gaia, donde no peca de la "pastelosidad" que comentaban al principio. Cuando se pone más comercial, prefiero mucho más a Himekami.
Reconozco que yo también me quedaría con Himekami si tuviera que elegir, pero es innegable el carisma y la calidad (vale, un poco 'pastelón' a veces) de Kitaro.
Soy el primero, oye, que está bien que pongas a gente diferente, jajaja, era solo una impresión que Kitaro produce a veces.
Os recomiendo encarecidamente la tercera parte de la saga, "Silk Road 3" (creo que subtitulado "Tunhuang"), porque es una delicia, empezando por el tema "Sacred journey", cuya segunda parte cierra el disco de forma bellísima; además, se utilizó hace muchos años para un anuncio televisivo de un coche que no recuerdo; ¿alguien sí...?
En otro orden de cosas, sigo pensando que su mejor disco es "Kojiki", una verdadera maravilla.
Puede que te refieras a "Pilgrimage", Christian, pues creo que en "Silk road III" no hay ningún "Sacred journey". No recordaba lo del anuncio de un coche pero sí que me suena... ¿era ese tema?
Absolutamente de acuerdo en cuanto a "Kojiki", ya lo puse hace tiempo en el blog.
Salve, Pepe. Creo que ese tema tiene dos títulos distintos, "Pilgrimage" y "Sacred journey"; yo juraría haberlo visto titulado de la segunda forma en alguna recopilación, pero sí, en el disco aparece como "Pilgrimage".
Recuerdo del anuncio una vista de un coche que descendía por una carretera de montaña soleada mientras sonaba "Pilgrimage II"; debían de ser los años ochenta, y vete a saber si era un Seat o qué...
Tendrias que incluir entre sus mejores discos el gran "Dream", de 1993. Es una maravilla de principio a fin que nunca me canso de escuchar. Sobre todo la maravillosa "Lady of dreams", cantada por Jon Anderson o el tema que abre el disco "Symphony of the forest"
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