3.2.07

NIGHTNOISE:
"The Parting Tide"

Bien avanzado el siglo XXI la música celta ha encontrado acomodo fácil entre muchos otros estilos musicales, demostrando que en la fusión no sólo está el futuro de la música sino también el presente. Sin embargo han pasado varias décadas desde que un pequeño grupo de amigos revolucionó esa forma de ver la tradición de su Irlanda natal. No fueron los primeros, pero el estilo del supergrupo Relativity, que conformaron los hermanos irlandeses O'Dohmnaill -Mícheál y Tríona- y los hermanos escoceses Cunningham -Phil y Johnny-, consiguió más con dos discos que muchos otros en una larga carrera. Relativity vino al mundo poco después de que Mícheál O'Domhnaill decidiera abrir el abanico de sus intereses musicales y grabar el excepcional álbum "Nightnoise" junto al violinista estadounidense Billy Oskay, para Windham Hill. El siguiente paso en esta historia, fue la definitiva adquisición de Nightnoise como nombre del grupo con el que O'Domhnaill y Oskay iban a continuar complaciendo al cada vez más numeroso público que demandaba sones celtas en la conocida, gracias a la revista Billboard principalmente, como música new age. La evidente necesidad de contar con otros músicos para enriquecer su propuesta, así como para presentarla en directo, hizo que Tríona Ni Domhnaill (hermana de Mícheál, con el que había tocado desde siempre) y el flautista (también irlandés) Brian Dunning se unieran al grupo para originar el maravilloso "Something of Time", al que siguió "At the End of the Evening", que si bien presentaba varios clásicos de la banda ("At the Races", "Hugh"), tal vez le faltaba el punto de inspiración que la añoranza de la patria le otorgará a su siguiente plástico, "The Parting Tide".

Después del boom de la música irlandesa en Europa en los 70, el cambio de década supuso un grave declive en la situación de muchos profesionales de la misma, tanto que algunos de ellos cogieron los bártulos y se trasladaron allá donde la cíclica situación hiciera que reinara la prosperidad y las giras fueran populosas por unos u otros motivos. En este caso el viaje iba a ser muy largo, hasta los Estados Unidos, Mícheál O’Dohmnaill radicó en Portland (Oregon), y durante una de esas giras conoció a Oskay y decidieron fusionar estas dos maneras de ver la música e incluso la vida (la tradición irlandesa de Mícheál y la educación jazzística de Billy). Los otros dos emigrantes que se unieron, Tríona y Brian, acabaron de lograr una formación equilibrada, virtuosa y simpática, que fue la que grabó en 1990 este trabajo de esencia navideña titulado "The Parting Tide", que fue publicado de nuevo por el emblemático sello (americano, por supuesto) Windham Hill. La nueva década iba a devolver el interés por lo celta al viejo continente, pero mientras tanto los miembros de Nightnoise continuaban en Oregon, y en este imprescindible álbum es donde aflora decididamente la añoranza de sus raíces. El estilo difícilmente definible del conjunto engloba una evidente tradición celta con jazz, folk norteamericano y un toque peculiar como de música de cámara ("una suma de elementos" -decían los miembros del grupo-, "música de cámara con inclinaciones jazzísticas y sabor irlandés" -aportaba Billy-, "Nightnoise suena a Nightnoise" -matizaba Mícheál-). En "The Parting Tide" se saborea de verdad ese sonido, cada tonada se disfruta de una manera imperturbable en su cúmulo acústico, y la electrónica imprime el toque justo, el pequeño detalle que engrandece el conjunto. El comienzo, "Bleu", es una invitación al desasosiego a través de una melodía dulce y agradable ("un blues con acento francés"), compuesta por Brian Dunning, que decía sobre las variaciones estilísticas del conjunto, que Nightnoise era el territorio común donde confluían lo clásico, lo tradicional y el jazz, pero que no podían ser una banda de alguno de esos estilos en exclusiva. La aportación del flautista en el disco es doble, y es en "The Kid in the Cot", con su apariencia impresionista, donde se deja llevar en una pieza compuesta casi exclusivamente para lucimiento personal y demostración de su dominio de la flauta (dulce, travesera y de pan). En un álbum tan sensacional como éste es difícil elegir canciones destacadas, pero "An Irish Carol" estaría entre ellas, más en su segunda parte, melancólica y magistral en el piano, si bien la parte vocal del villancico es también digna de elogios. Con él emerge Tríona como la gran compositora del trabajo, ya que cinco de las nueve composiciones son suyas: "Jig of Sorts" (que entusiasma con su aire rápido de danza celta), "Through the Castle Garden" (melancólico recordatorio al piano de su origen irlandés, que puede sorprender por su clasicismo) y dos grandísimas demostraciones de la inquietante voz de la fémina del grupo, "Island of Hope and Tears" y "Snow is Lightly Falling". Todas menos esta última aparecen seguidas en el álbum constituyendo una pequeña suite inspirada 'en la larga y ardua lucha de los inmigrantes que cruzaron del viejo al nuevo mundo'. "Snow is Lightly Falling", concretamente, es una gran canción navideña que Tríona escribió durante una gira por Japón: "Estaba sola y lista para ir a casa, para encontrar consuelo me imaginaba estar en medio de un hermoso bosque lleno de nieve, las palabras comenzaron a llegar y al día siguiente le puse a la música". Restan dos temas por mencionar, precisamente de los miembros originales del grupo (desplazados en cierto modo -en especial Oskay- por los que llegaron más tarde), "The Tryst", rítmica composición, acomodada al sentimiento irlandés de la obra por parte de un Billy Oskay que además mezcló el disco en el estudio Nightnoise de Portland, y "The Abbot", pieza entre celta y medieval de Mícheál (en este trabajo desciende notablemente su aportación, en beneficio de su hermana), que además de la guitarra se encarga de tocar algunas flautas (whistles), teclados, voces de fondo y producir el álbum.

En esta célebre época, Oskay se había embarcado en varios proyectos de sesión y de producción en su estudio privado, que acabó trasladando, reformando e incluso cambiando de nombre, de tal forma que Big Red Studio acabó siendo su nueva y glamourosa oferta en Corbett, Oregón. El sonido de Nightnoise había ido cambiando sutilmente con el paso de los discos hasta que Billy decidió dejar paso en su instrumento, el violín, al hoy desaparecido Johnny Cunningham. Sin embargo, Oskay -que nunca hay que olvidar como miembro fundador de Nightnoise- otorgó ese reflejo norteamericano tan necesario en "The Parting Tide", al que muchos tienen como el mejor trabajo de Nightnoise, la atmósfera concentrada en el mismo reunía todos los condicionantes para que el resultado fuera único, magistral, una de las muestras más deliciosas de una banda sencillamente irrepetible, un grupo que, desde la distancia, supo crear su propio sonido para el enriquecimiento de la cultura celta.

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8 comentarios:

Anónimo dijo...

Gran crítica para gran disco. Muy bien recalcado lo de estilo propio. Es lo que hace grandes a los grandes :P

Paco Fox dijo...

Efectivamente, este disco tiene mucha personalidad. De hecho, es mi favorito del grupo.
Y hablando de Johnny Cunningham, ¿Alguien conoce 'Peter & Wendy'? Es un disco que siempre me ha llamado la atención, pero nunca me he decidido, básicamente porque no conozco demasiado su carrera en solitario.

Pepe dijo...

Ya sabía, Warren, que Nightnoise te gustaban. Aparte del estilo propio, yoi reclacaría lo de irrepetible, sobre todo por la muerte de Micheal y Johnny.
Paco, mi disco favorito de Nightnoise es también éste, evidentemente, pero "Shadow of time" está muy cerca. Cuando le s ví en la gira del primero de ellos me emocionaron. En cuanto a "Peter & Wendy", no he escuchado ese disco así que no puedo opinar.

Paco Fox dijo...

Coincido en tu mismo orden de preferencia. De hecho, son los dos únicos que tengo originales (¡The Parting Tide en vinilo! A ver si me lo compro ya en CD).
Otra cosa: insisto en los hermanos Cunningham y recomiendo la carrera de Phil, que también estaba en Relativity. Si bien los discos (tanto en solitario como con Aly Bain) son 60% las usuales reels y jigas tradicionales, que no son plato de gusto de todo el mundo, cuando se pone con los aires es totalmente insuperable.

Anónimo dijo...

Un gran grupo sin duda, y lo mejor es la frase de "Nightnoise suena a Nightnoise", no podría haber mejor descripción.

Cambiando de tema me gustaría saber que opinas de la serie de recopilatorios de Lyricon Musca para Desaparecer Dentro, que en mi opinion es de lo mejorcito editado en el género.

Pepe dijo...

Tú lo has dicho, de lo mejorcito, sobre todo el volumen 1 que incluía auténticas joyas inigualables, y con una presentación de lujo. Hablaré sobre él en algún post, así como de "Música sin fronteras", otra recopilación que no hay que olvidar, en especial los volumenes 1 (que a mí particularmente me abrió los puertas a otros artistas aparte de los Nyman, Lynch o Kitaro, que ya podía conocer) y 3. Dos series de recopilatorios españoles de auténtico lujo.

Anónimo dijo...

Tuve la gran suerte de verlos en la gira del álbum en 1991, con ese sonido tan equilibrado; donde la tecnología era cada vez más importante, en esta música cargada de raices. Triona estuvo impresionante, e interpretaron todos los temas del disco excepto el envolvente "The Abbot".

Pepe dijo...

Yo estuve en esa misma gira, un concierto inolvidable en el que el grupo consiguió una conjunción sublime. Triona destacaba por su estupenda voz pero cada uno era indispensable a su manera, yo recuerdo especialmente a Brian Dunning.