5.9.09

IRA STEIN AND RUSSEL WALDER:
"Transit"


En ese entramado de grandiosos instrumentistas que constituía el sello Windham Hill, uno de los primeros dúos en grabar sus composiciones fue el constituido por el pianista de Los Angeles Ira Stein y el oboísta de Illinois Russel Walder, que formaban un conjunto ágil, melódico e imaginativo. Stein y Walder se conocieron en 1981 en un instituto de perfeccionamiento musical, y enseguida congeniaron, tanto en su forma de entender la música (ambos admiraban al grupo Oregon, en especial a otros pianista -Ralph Towner- y oboísta -Paul McCandless-) como en la sonoridad de sus respectivos instrumentos. En "Transit", un memorable trabajo a reivindicar entre el catálogo de Windham Hill, la melodiosidad del piano y el especial bucolismo del oboe son, en conjunción, un remanso de dulzura, en el que poco importa que el diseño de portada sea bastante mediocre o que la calidad del sonido esté acorde con las pobres características técnicas que pudieron darse hace más de veinte años.

"Transit" supone una estupenda evolución respecto a un flojo y excesivamente jazzístico "Elements" -publicado también por Windham Hill cuatro años antes-, para el que Will Ackerman no congenió con los artistas en la labor de producción. Sin embargo las ventas llegaron, por su claro virtuosismo o por la fidelidad de marca por parte del público, así que en 1986 se apostó por un nuevo disco del dúo, pero eso sí, con importantes acompañamientos de gente de la casa que siempre marcan la diferencia, como Mark Isham o Michael Manring. El salto cualitativo se notó además en la composición, con un puñado de grandes canciones plenas de lirismo y enfocadas a un público adulto que buscaban lo que el pop y el rock no sabían darle, relax en un contexto de enorme calidad, belleza impagable no exenta de una cierta espiritualidad. El resultado final es en general alegre y armonioso, sorprendente y posiblemente innovador, en una correcta producción a cargo de Dawn Atkinson. La de Stein y Walder es música instrumental melódica con influencias jazzísticas, folclóricas y de cámara (por la condición típicamente orquestal del oboe), pero una grata sorpresa constituye constatar que Ira Stein no se limita al piano sino que abre el abanico de los teclados por medio del sintetizador, que con el rítmico acompañamiento del oboe y una original programación de Mark Isham logra crear en la pieza de inicio, "The underground", una atmósfera hipnótica y embriagadora, encontrándonos con una más que cordial y destacada bienvenida -a la que parece recurrir la posterior "Lost time"- que, como el siguiente tema, "Engravings", puede quedar en un segundo plano por la calidad extrema de los dos pilares del álbum. Un componente romántico acompaña en general al trabajo, especialmente en ciertas melodías de Ira Stein como la serena "Engravings" (el corte antes mencionado, delicioso, celestial, muy del estilo de Windham Hill) y la sensible y relajante "Marseille", una fusión casi física entre piano y oboe que demuestra el nivel de entendimiento entre estos dos grandes intérpretes. Ambas contrastan con "Foreign correspondence", un tema con algo de jazz y world music cantado por Russel Walder, que cuenta con un selecto coro: Bruce Hornsby (compositor norteamericano que acababa de sorprender con su gran éxito "The way it is"), Gunnar Madsen, Matthew Stull (ambos miembros fundadores del grupo a-capella The Bobs) y Russell Clark. Es Walder el que consigue las dos mayores cotas de calidad de la grabación en dos melodías suyas que ya se han convertido en clásicos de Windham Hill: "Transit" es una genial composición con especial protagonismo del oboe, una batería que apenas suena en el resto del disco, y la especialísima colaboración de un bajista de excepción como Michael Manring, que por momentos deja admirar su dominio del bajo sin trastes aunque la calidad de la grabación no le haga justicia; "The calling" es otra soberbia muestra de madurez, de preciosa melodía y elaborado conjunto, un referente de estos dos artistas en numerosas compilaciones. No faltan, para concluir un completo y entretenido trabajo, un par de temas de lucimiento personal de estos virtuosos, "Suite for Dominique" a la soledad del piano, y "Circe", sonoridades que oscilan entre lo pseudoreligioso y el minimalismo de Wim Mertens, en diálogo de oboe y corno inglés -el segundo instrumento de Russel Walder-.

La extrema benevolencia de "Elements" encontró, pasados cuatro años, un camimo más esplendoroso en "Transit", ya con piezas importantes (muy importantes, de hecho) como "The calling" o "Transit", que junto a otras atmósferas y melodías sugerentes hacen de esta una obra completísima, uno de los clásicos tapados de Windham Hill. "Transit" fue el último disco de Ira Stein y Russel Walder para Windham Hill, fichando acto seguido por la gran competidora, Narada; la forma en que Stein contaba las razones de este importante cambio da que pensar sobre lo que parece y lo que es en el negocio de la música, que ante todo no puede dejar de ser eso, negocio: "Íbamos a hacer otro disco para Windham Hill pero el proceso fue muy complicado, demasiada burocracia (...) todo el mundo tiene poder decisorio, Will Ackerman, Dawn Atkinson, Anne Robinson... es imposible que todos se pongan de acuerdo (...) A la vez nuestro productor llevó el disco nuevo a Narada y les encantó". Sin embargo, tras un único trabajo en Narada (concretamente en su filial, Sona Gaia), "Under the eye" -que a pesar de contener su otro gran éxito "The well", no prolonga la emoción a tan alto nivel-, el grupo se rompió, quedándose Ira Stein en solitario con el contrato en la nueva compañía. Aunque sólo les contemplan tres discos, Stein y Walder formaron un conjunto elegante, tan alejado de los convencionalismos como cercano y entrañable por la pasión del piano y el calor del oboe. Las bellísimas "Transit", "The calling" o "The well" dan fe de ello.





3 comentarios:

Unknown dijo...

¡Hola, Pepe! es la 1ª vez que participo en tu blog aunque he de decirte que lo tus comentarios habitualmente.
No he podido resistir la tentación de intervenir en este disco porque me parece maravilloso de principio a fin.
He de puntualizar que el disco se publicó no en Narada, sino en Sona Gaia, que era, eso sí, una filial de la 1ª.
Sona Gaia era como un antesala antes de editar para Narada. Artistas como Eric Tingstad y Nancy Rumbel, Michael Gettel o Spencer Brewer, son ejemplos de ello.
Gracias por darme esta oportunidad, y ¿enhorabuena por tu blog!
Saludos.

Pepe dijo...

Gracias, Javier, muy acertada tu intervención, "Under the eye" se publicó efectivamente en Sona Gaia, y luego se quedaría Ira Stein ya en solitario en Narada Lotus (que gran disco "Carousel", por cierto).

Un saludo.

Casa Nueva dijo...

Una gran lástima que el grupo no siguiera durante los años noventa, porque 'Under the Eye' con temazos como 'First Light' y 'Signal' me parece una obra maestra y lo mejor que hicieron juntos. Aunque 'Transit', un disco más desnudo, y acaso más intuitivo e innovador, es un triunfo de la melodía elegante, de la escucha íntima y de la belleza musical no edulcorada y proveniente directamente de la inteligencia. Pero 'Under the Eye' ha de ser reivindicada como unos grnades discos de la era dorada de la "new age", años 80 y 90.

Es un caso parecido al de Giles Reaves y Jon Goin, cuyo único dico juntos, 'Letting Go' es un catálogo de manual de lo que es el rock instrumental con la potencia y la sensibilidad exactas para crear una obra cumbre.

Una lástima que este mundo, floreciente en los ochenta y majestuosamente desarrollado en los noventa, se haya convertido en una anécdota de culto, sólo al alcance de privilegiados como tú y yo.

Ahí va mi homenaje a esa maravillosa música. Un abrazo y enhorabuena por tu atinadísimo análisis.

https://www.youtube.com/channel/UCuuUuOGocGqZJ8tWwOrzPgQ