17.11.06

PETER BUFFETT:
"Lost frontier"


Si bien es el hijo pequeño de un conocido millonario (el inversionista Warren Buffett), Peter Andrew Buffett tuvo que trabajar muy duro para labrarse un nombre en el mundo de la música instrumental. En 2006 su padre donó la mayor parte de su inmensa fortuna a una fundación de Bill Gates y creó millonarias fundaciones de beneficiencia para que las administraran sus tres hijos (Susie, Howard y Peter), que tendrían que seguir trabajando para subsistir económicamente. A comienzos de los 80, cuando Peter -que había abandonado la universidad de Stanford para dedicarse de lleno a su pasión- entró en el mundo de la música para la publicidad, la suerte se alió con él: una día de 1981, mientras lavaba su 'espantoso Volkswagen Rabbit' en su urbanización, conoció a un vecino que le puso en contacto con su yerno, que buscaba un músico para hacer los jingles de un proyecto incierto para la televisión por cable llamado MTV, un autentico referente desde entonces en la cultura musical moderna. El éxito llegó rápido, y nuestro músico se encontró con múltiples ofertas y un camino despejado, siendo requerido para otras compañías de importancia, como CNN o Coca Cola. Todo parecía sonreir a Peter, así que decidió enviar una demo de su trabajo a Narada Productions y a Windham Hill para que estudiaran su publicación; mientras esta última desestimó el ofrecimiento, Narada acogió a Peter en su etiqueta Mystique, muy adecuada a la suave electrónica de esta etapa de la obra del teclista. Este paso le llevó de San Francisco a Milwaukee tras convertirse además en productor ejecutivo de la compañía, se compró una enorme y "ruinosa" casa junto al lago Michigan y comenzó a publicar sus discos, en ese estilo de 'nueva era' que estaba tomando protagonismo entre un gran número de público, mientras la tecnología iba desarrollándose acorde con el paso del tiempo y de los discos: "The waiting" (que presentaba atractivas melodías sin excesivo riesgo pero buen acabado) y "One by one" (manteniendo el espíritu de su antecesor), dieron paso a esta maravilla titulada "Lost frontier", publicada por el sello de Milwaukee (de hecho el trabajo está dedicado a esta ciudad del estado de Wisconsin) en 1991.

Es en esa 'frontera perdida' entre la música interior y la comercialidad donde se ubica este trabajo, en el que Buffett comenzaba a interactuar con lo acústico, algo que acabaría explorando notablemente en años posteriores, sobre todo tras su contacto con la cultura de los indios nativos americanos. Violines, violas y chelos adornan gran parte del álbum, así como guitarras, percusiones y vientos tales como oboe, flauta, cuerno inglés o clarinete, otorgando gran calidez a la electrónica desplegada por Buffett (Synclavier, Kurzweil Gx And Px Modules, Roland D-70, D-50, D-110, MKS-20, MKS-80). De este modo, "Lost frontier" consigue momentos realmente impactantes, con el punto culminante del inmenso corte que le da título. El inicio del disco, de título "The 8:45", es ya de por sí espectacular, una base suave de piano que comienza en solitario y se acaba desarrollando por caminos muy completos en una duración que se antoja escasa. Una de las sorpresas se da en el siguiente tema, "Fire dance", más que por su belleza -se trata de un pequeño corte percusivo cuyo interés viene acompañado de imágenes- por estar incluído en la banda sonora de la oscarizada película "Bailando con lobos", para la que Buffett estuvo a punto de elaborar toda la música por mediación de Kevin Costner (seguidor del músico desde que le enviara una copia de "One by one"), un proyecto que se vió truncado a favor de John Barry (que realizó una partitura espléndida, merecedora del Oscar), dada la nula experiencia en cine y con orquesta de Peter. Aquí llega la increíble "Lost frontier", que parece empezar lacrimosamente, con cuerdas que acentúan la desgracia y la injusticia; esta pieza es auténtica poesía, una composición que habla por sí sola, y que guarda en sus poco más de siete minutos de duración un mundo de sentimientos y emociones que dicen mucho a favor de la persona que la ha creado; una vez más, Buffett parece aludir al pueblo nativo americano en el título e intenciones de la obra, Richard Montes escribía en el libreto del álbum sobre eventos perdidos en el tiempo y sobre este pueblo, "reducido a un débil susurro de una cultura que una vez fue noble y valiente, una cultura en natural a rmonía y equilibrio con la Madre Tierra, su frontera"; este alegato llamaba a actuar, a despertar, a escuchar, antes de perder para siempre esa frágil frontera entre su cultura y la nuestra. Tal vez gracias a uno de los grandes temas de las Nuevas Músicas en los 90, esa frontera no esté del todo perdida. Despertando de este sueño, no todo estaba dicho en este disco, tanto en esa faceta más puramente electrónica (las ambientales "I-90" y "Before the fall" o una excepcional "Spike", a medio camino entre la experimentalidad y la música disco) como en otras fusiones de calidad (el intimismo de "Outside my window" o un "The way back" que parecía haber sido compuesto también para el film de Kevin Costner). Comentario aparte merece otra de las canciones, "(Searching for) a place called home", pieza con la que Buffett pretendía conseguir que la música fluyera naturalmente y sobre todo 'tuviera voz', ganando así en espiritualidad; efectivamente, por medio de un precioso piano y un espléndido coro de niños hace que, como dice el propio Peter, la música te hable y llegue muy dentro. Superando explosivamente la inocencia de sus primeras obras, con "Lost frontier" la música de este filántropo adquirió la personalidad, la fuerza que desde el principio pretendía transmitir. Como álbum, "Lost frontier" es una obra redonda, inspirada; individualmente, se pueden destacar piezas magistrales, viejas emociones se agolpan en el oyente al dejarse imbuir de la que da título a la obra, por ejemplo. Por lo general, este disco tiene más de música para publicidad, directa y rotunda, que los anteriores trabajos de Buffett en Narada -a los que les faltaba algo de chispa-, melodías más atractivas con esencia de sintonía, desde la propia "The 8:45" a "Before the fall" o "Trying to find a way", y especialmente la genial "Spike", nueva música instrumental televisiva, tecnológica, que domina felizmente el grueso del álbum, con honrosas excepciones que se asoman a un entorno más humanizado ("(Searching for) a place called home"), a un intento más relajante ("I-90", "Ashland") o a mayores aspiraciones, fílmicas incluso ("The way back", "Nebraska"). De hecho, creció en Peter el deseo de componer para cine (siguiendo el ejemplo de Mark Isham), si bien comprobó que se trata de un mundo demasiado difícil: aparte del proyecto frustrado para "Bailando con lobos" y de una nueva aportación, por mediación del propio John Barry, para "La letra escarlata", cabe destacar su banda sonora para "500 nations" (una producción de Kevin Costner para la CBS, publicada por Epic Records en 1994) y la que le valió un Premio Emmy en 1999, la del documental "Wisconsin: An american portrait".

Creador de enérgicas atmósferas sonoras, Peter Buffett siempre acaba encontrando la ruta hacia la melodía enigmática, convenientemente trabajada en su moderno estudio de grabación. El de Omaha (Nebraska) ha sido siempre básicamente un músico de estudio, salvo en el posterior espectáculo "Spirit" y en su continuación, "Spirit: the seventh fire", pocas veces más ha actuado en vivo (principalmente en algunos eventos por la paz y los derechos humanos). Para él, la música es un lenguaje universal, así como un canalizador de sentimientos. Realmente, con piezas como "Lost frontier" se puede conseguir una evasión, intentando conectar con la belleza de una naturaleza que tenemos olvidada, tal vez sea ella misma la que, por medio del músico, crea piezas tan monumentales: "Algunas veces siento que la música se escribe a ella misma y yo tan sólo pasaba por ahí". En 1992 Buffett publicaría su último álbum con Narada, "Yonnondio", que si bien se acercaba al nivel de su antecesor, con cortes fantásticos como "Isle of Skye" y especialmente "Wichita", no acaba de resultar tan compacto como este "Lost frontier" de mensaje de armonía y unión, y de altísima calidad musical y humana, la de Peter Buffett, muy ligada a los nativos americanos desde que, como Kevin Costner en "Bailando con lobos", se enamorara de esa cultura hasta participar activamente y casi ser parte de ella. Como curiosidad, "Fire dance", que no vió su inclusión en el primer CD de la banda sonora, sí que se puede encontrar en posteriores y más completas ediciones especiales de la misma, así como su nueva versión aumentada y mejorada en los espectáculos "Spirit" y "Spirit. The seventh fire".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta este disco. Es magnífico de principio a fin. Taaan bonito.


Veo que colaboras con Diálogos3 ahora :P Enhorabuena, así tus comentarios llegan a más gente :)

Anónimo dijo...

Peter "el bufete", también conocido como "el Peter Pan indio" o como "bufete de abogados". Es demasiado electrónico para mi gusto...tu ya lo sabes bien, pero tengo un temilla por aquí del bufetes que tu me grabaste, que no está nada mal.
Así que le doy una oportunidad :-)

Pepe dijo...

Petete, supongo que te refieres a "Lost frontier", aunque puede que sea también "Hidden heritage", no recuerdo bien. Ya sé que tú eres más acústico, pero Buffett no es tan radical como tu amigo el Game Boy, por ejemplo.
Warren, ya ví que tú pusiste cosas de Buffett en tu blog, así que sabía que ibas a estar de acuerdo con mi opinión. Sí, algunas de las críticas que habéis leído por aquí aparecerán poco a poco en Diálogos como 'Joyas pasadas', primero fue Pep Llopis y ahora Spheeris y Voudouris.