Aunque el mundo de los fractales sea extremadamente complejo para la mayoría de la gente, afortunadamente la música de George Deuter no lo es en absoluto. Michel Hénon era un matemático y astrónomo francés que estudió los fractales a través de investigaciones en las órbitas de objetos astronómicos, y que en 1976 presentó una versión simplificada del sistema de Lorenz, eso es lo único que se debe comentar acerca del título (y de la portada, bastante discreta por no decir deslucida) de este trabajo de Deuter, baluarte alemán de la música New Age, influenciado enormemente desde su juventud por el carácter meditativo de la cultura de la India (donde formó parte activa durante varios años de la comunidad espiritual del místico Osho), que es capaz de hurgar con sus relajantes melodías en nuestras almas. Y es que la música de Deuter, como las de otros ilustres de esta corriente espiritual de las Nuevas Músicas como Bill Douglas, Raphael, Stephan Micus o Patrick Bernhardt entre otros, pretende circular por una línea imaginaria que llega del oído directamente a un punto donde se ubica nuestra paz interior. Y cuidado, muchas veces lo consigue.
Ubicado en Santa Fe (Nuevo Mexico) tras un periplo que le llevó de Alemania a la India, y de ahí a Francia para recalar finalmente en los Estados Unidos, Georg Deuter publicó "Henon" en 1992 con el sello alemán que al que había sido fiel hasta la fecha, Kuckuck. El sendero musical por el que en él nos conduce es abierto y luminoso, se respira una tranquilidad casi terapéutica en la mayoría de sus melodías, once composiciones que conforman uno de los mejores trabajos del artista teutón. Flautas dulces y eufónicas, percusiones muy naturales, notas de guitarra pausadas y elongadas en un estilo característico, teclados sedantes... todo ello conduce inevitablemente al bienestar y la relajación, pero con la calidad en la composición y ejecución que posee este amante de la naturaleza y los animales. Tras "Nada", el suave y meditativo comienzo de flauta y teclados donde parecen convivir lo moderno y lo más tradicional, suena una gran composición de título "Sha", donde lo que parece un sitar distorsionado aporta la melodía en un ambiente rítmico muy interesante en el que la flauta va a acabar tomando todo el protagonismo. La conexión con la naturaleza se evidencia, además de en la paz que transmiten estas tonadas, en lo que se pueden parecer a cantos de pájaros, "Basho" se sustenta en ellos al principio, para acabar evolucionando en un juego más completo y movido con ciertos aires orientales, en especial en su tramo final, dominado por una juguetona melodía. Es entonces cuando Deuter pasa a apabullar con "Ari", el que es posiblemente el mejor tema del disco, una demostración del genio de este músico ante cualquier situación, ya que aquí son unos afortunados teclados los que nos emocionan, proponiendo una gozosa ambientalidad llena de estímulos, y logrando una de las joyas ocultas de la New Age. La melodía se va creando durante toda la duración de la pieza en un clímax contínuo de luminosa belleza, dificilmente igualable. "Fjaril" es un corte muy estimulante por sus extraños arreglos de guitarra, mientras que nuevos y gloriosos teclados celestiales ("Gentle Darkness") nos llevan hasta "Terra Linda", otra pequeña celebración de la vida y la naturaleza con la ayuda de sonidos pregrabados, teclados, percusión, cuerdas y especialmente vientos, esas soberanas flautas que en "Indian Girl" encuentran una bonita inspiración en los indios norteamericanos, tras haber viajado a través de influencias orientales ("Basho") y detenerse lejanamente en sudamérica en el cierre del disco de título "Chichen Itza".
Deuter es un ciudadano del mundo, un artista que ha querido fundir Oriente y Occidente no sólo musical sino también espiritualmente. Además su mente no está anclada únicamente en la tradición sino que acepta de buen grado la tecnología y los nuevos retos del siglo XXI, pues sus composiciones pueden estar inspiradas tanto por el bosque petrificado como por los fractales. Por su música parece fluir la alegría de la vida, para llevarnos "a ese lugar hermoso dentro de cada oyente, donde puede experimentar el calor, el amor, la compasión, la suavidad". "Henon" fue su último disco para Kuckuck, siendo New Earth Records su nueva ubicación discográfica. Con este estupendo trabajo Deuter demostró no sólo que con el paso de los años y los discos no había perdido la inspiración sino que, en este momento de cambios, se mantenía como uno de los grandes referentes de la New Age, una música que por entonces caminaba segura hacia el nuevo siglo.