JEFF DANNA:
"A celtic tale
(The legend of Deirdre)"
La intromisión de importantes artistas en terrenos musicales ajenos ha dado grandes momentos a la historia de la música, ya no es noticia que consagrados rockeros elaboren interesantes obras de música contemporánea, incluso óperas con mayor o menor fortuna, o que estéticas modernas convivan en forma de remixes con elementos folclóricos o tribales de entidad. Hace poco hablaba en este mismo blog del 'nuevo flamenco' de Ottmar Liebert, guitarrista alemán que ha cosechado un enorme éxito en Estados Unidos con su rítmica música basada en la guitarra aflamencada, pero en absoluto compartiendo el espíritu del original. Así, la música celta también vive día a día la llegada de grupos y músicos que, desde una perspectiva de admiración y respeto, se basan en esa cultura y sus instrumentos para realizar obras que pueden considerarse celtas aunque no se posea la nacionalidad ni las raíces adecuadas. En Canadá, sobre todo en el este, Nueva Escocia y Terranova, existen muchos músicos como Loreena McKennitt, Thalita Mackenzie o Ashley McIsaac, que sí se amparan en su linaje para modernizar la música de sus antepasados. En otras ocasiones no es así, por eso la sorpresa es mayor al encontrarnos con discos como "A celtic tale".
Mychael y Jeff Danna son dos hermanos canadienses, nacidos en Winnepeg -capital de Manitoba- que en un principio no tienen ascendencia celta, aunque sí italiana. Mychael, el mayor y más conocido, despuntó desde pequeño con los teclados, y ha sido gracias a sus soberbias bandas sonoras (en especial las del director armenio-canadiense Atom Egoyan, pero también otras de Ang Lee, Mira Nair y demás) como ha cimentado una gran fama y reputación. En 1996 el sello Hearts of Space (que ya había publicado dos interesantísimos trabajos en solitario de Mychael, "Sirens" y "Skys", así como "North of Niagara", en colaboración con su amigo Tim Clément) inauguró la colección Hearts O'Space con este trabajo inspirado en la trágica leyenda celta de Deirdre. Este disco tenía los ingredientes necesarios para convertirse en una obra épica, de referencia en la nueva música celta. Que su repercusión no haya sido mayor podría deberse a diversos factores como la distribución, la nacionalidad de los autores, el éxito que acaparó "Riverdance" ese mismo año... Sin embargo, su trascendencia se demuestra al comprobar que se distribuyó también una versión narrada por la locutora de radio Fiona Ritchie y una continuación de título "A celtic romance". El trabajo, adornado con elementos sinfónicos y ambientales, encandila sin miramientos. Como en otra de las estupendas bandas sonoras de Mychael, varios temas recurrentes se deslizan como una filigrana al compás de los instrumentos puramente celtas, que suenan muy modernos con los fondos ambientales de Mychael y las rítmicas guitarras de Jeff, engalanando todo con una aparente sencillez y una apacible belleza.
Aunque sea la Ghirlandata, de Dante Gabriel Rosetti, la que nos reciba visualmente, en lo musical es una bella introducción de teclados y flauta que marca el camino de la obra, entre la música celta y la ambientalidad. No hay que esperar mucho para escuchar la primera de las grandes composiciones que llenan el álbum, pues "The child Deirdre" tiene una calidad e intensidad innegables, con una bellísima melodía de flauta sobre el arpa celta y las guitarras y un genial puente de acordeón para completar una pequeña maravilla. Suena de repente a la gaita uno de los temas recurrentes de la obra, "Sons of Uisnach" que será desarrollado posteriormente pero que nos hace recordar los campos irlandeses y otras imágenes de películas como "Braveheart" o "Rob Roy". "Under high branches" continúa elevando la calidad de este disco hasta límites insospechados, encontrándonos sin duda con una de las más bellas obras -se puede hablar de música celta, sinfónica o banda sonora- de la década. Combinados con momentos ambientales y demostraciones de interpretación por parte de los músicos invitados (su escasa fama contrasta con su arte), otros puntos culminantes serían "Defeat of the red branch", una de las composiciones más rítmicas, "The drawning plains", que retoma una anterior y ciertamente bella melodía a la gaita, o "Lament", el sencillo tema cantado por Krysia Kocjan cuya voz se eleva sobre el fondo (también sobre la base de otra melodía recurrente) de la Utah Orchestra.
Los hermanos Danna siempre habían admirado la música celta, algo que queda de sobras demostrado en esta fusión de estilos que afortunadamente contó con una edición traducida en nuestro país, editada por el siempre eficaz sello Resistencia. El sorprendente colorido de la música se une a la carga trágica del mito irlandés y su conjunto es de una intensidad admirable, una de esas joyas imprescindibles en cualquier colección que se precie.
Mychael y Jeff Danna son dos hermanos canadienses, nacidos en Winnepeg -capital de Manitoba- que en un principio no tienen ascendencia celta, aunque sí italiana. Mychael, el mayor y más conocido, despuntó desde pequeño con los teclados, y ha sido gracias a sus soberbias bandas sonoras (en especial las del director armenio-canadiense Atom Egoyan, pero también otras de Ang Lee, Mira Nair y demás) como ha cimentado una gran fama y reputación. En 1996 el sello Hearts of Space (que ya había publicado dos interesantísimos trabajos en solitario de Mychael, "Sirens" y "Skys", así como "North of Niagara", en colaboración con su amigo Tim Clément) inauguró la colección Hearts O'Space con este trabajo inspirado en la trágica leyenda celta de Deirdre. Este disco tenía los ingredientes necesarios para convertirse en una obra épica, de referencia en la nueva música celta. Que su repercusión no haya sido mayor podría deberse a diversos factores como la distribución, la nacionalidad de los autores, el éxito que acaparó "Riverdance" ese mismo año... Sin embargo, su trascendencia se demuestra al comprobar que se distribuyó también una versión narrada por la locutora de radio Fiona Ritchie y una continuación de título "A celtic romance". El trabajo, adornado con elementos sinfónicos y ambientales, encandila sin miramientos. Como en otra de las estupendas bandas sonoras de Mychael, varios temas recurrentes se deslizan como una filigrana al compás de los instrumentos puramente celtas, que suenan muy modernos con los fondos ambientales de Mychael y las rítmicas guitarras de Jeff, engalanando todo con una aparente sencillez y una apacible belleza.
Aunque sea la Ghirlandata, de Dante Gabriel Rosetti, la que nos reciba visualmente, en lo musical es una bella introducción de teclados y flauta que marca el camino de la obra, entre la música celta y la ambientalidad. No hay que esperar mucho para escuchar la primera de las grandes composiciones que llenan el álbum, pues "The child Deirdre" tiene una calidad e intensidad innegables, con una bellísima melodía de flauta sobre el arpa celta y las guitarras y un genial puente de acordeón para completar una pequeña maravilla. Suena de repente a la gaita uno de los temas recurrentes de la obra, "Sons of Uisnach" que será desarrollado posteriormente pero que nos hace recordar los campos irlandeses y otras imágenes de películas como "Braveheart" o "Rob Roy". "Under high branches" continúa elevando la calidad de este disco hasta límites insospechados, encontrándonos sin duda con una de las más bellas obras -se puede hablar de música celta, sinfónica o banda sonora- de la década. Combinados con momentos ambientales y demostraciones de interpretación por parte de los músicos invitados (su escasa fama contrasta con su arte), otros puntos culminantes serían "Defeat of the red branch", una de las composiciones más rítmicas, "The drawning plains", que retoma una anterior y ciertamente bella melodía a la gaita, o "Lament", el sencillo tema cantado por Krysia Kocjan cuya voz se eleva sobre el fondo (también sobre la base de otra melodía recurrente) de la Utah Orchestra.
Los hermanos Danna siempre habían admirado la música celta, algo que queda de sobras demostrado en esta fusión de estilos que afortunadamente contó con una edición traducida en nuestro país, editada por el siempre eficaz sello Resistencia. El sorprendente colorido de la música se une a la carga trágica del mito irlandés y su conjunto es de una intensidad admirable, una de esas joyas imprescindibles en cualquier colección que se precie.