Actualmente es difícil de creer que músicos instrumentales no clásicos como Jarre o Oldfield, así como los máximos exponentes del añejo rock sinfónico fueran ídolos de masas, superventas y portadas de revistas en los 70 y 80. Posiblemente se valoraban mucho mejor que ahora las cualidades de los músicos y se buscaba otro tipo de apertura de fronteras a través de instrumentos electrónicos que enseguida se apropiaron el pop y el rock, pero no cabe duda de que las páginas que se escribieron en esos años fueron de las más inspiradas de la historia reciente. Jean Michel Jarre se dió a conocer mundialmente con un maravilloso "Oxygène", evolucionó con el genial "Equinoxe" y en 1981, con tres años de tiempo para madurarlo y ayudado por nuevas evoluciones técnicas, publicó con Disques Dreyfus "Magnetic Fields", el primero de sus álbumes donde podemos ver su rostro en la portada, lo cual no significa que sea una obra más directa y humana, pues Jean Michel presenta en la misma un aspecto lejano y robótico.
A comienzos de los 80 se comercializó un popular invento australiano denominado Fairlight CMI, el primer 'sampler' de la historia, es decir, un teclado capaz de pregrabar sonidos y reproducirlos fieles o alterados. Jarre fue de los primeros músicos en incorporarlo a su arsenal electrónico y "Magnetic Fields" de los primeros discos en utilizarlo junto a otros de Kate Bush, Stevie Wonder o Peter Gabriel. Este instrumento acaba por conferir un tono más tecnológico, incluso futurista, a este trabajo que suele circunscribirse comúnmente al tecno-pop más que a la música cósmica (en palabras, de Jarre, este disco es menos espacial, más terrenal). De hecho el comienzo es menos atmosférico que en los discos anteriores, más incisivo en ritmos secuenciados cercanos al tecno, pero con inigualable estilo, delicadeza en las formas y el típico y poco contenido aluvión de gratos efectos de sonido, que de manera burbujeante anticipa un tímido muestreo de voces que, más estudiado y desarrollado, derivará en el magistral "Zoolook". Sin ningún tipo de descanso, este "Magnetic Fields part 1" (que sin más explicaciones ocupa toda la cara A del vinilo, sin cortes) concluye con otro momento rítmico muy acertado, aunque quizás no tanto como la siguiente composición, "Magnetic Fields part 2", el sencillo más importante del disco. Marcada por su contundente percusión, esta segunda parte, como otros momentos del álbum, ahonda en la realidad que presentaban las nuevas corrientes de la música electrónica, su cercanía a formas musicales más propias de clubes y discotecas, aunque sin tener aún nada que ver con estilos destructivos y demenciales que llegaron años después. Repetida y rescatada en numerosos recopilatorios, esta maravillosa y pegadiza segunda parte contó con su correspondiente video-clip e influyó notablemente en el éxito de un trabajo que continúa en esta 'cara B' con una tercera parte relajante, más cercana a corrientes atmosféricas, muy apropiada para calmar unos ánimos que enseguida hayan una tímida regeneración en otro corte, "Magnetic Fields part 4", con el sonido más típico de "Equinoxe" aunque con la presencia de voces sampleadas. La sorpresa del disco viene en su última canción, una quinta parte subtitulada "The Last Rumba" cercana a ritmos caribeños, que se hizo bastante popular y que supuso una de las pequeñas licencias en tono de broma que Jarre se permitía de vez en cuando, como los maravillosos instantes circenses de "Equinoxe Part 8". En esta ocasión, Fellini deja paso a playas de inmaculada arena y Jarre concluye "Magnetic Fields" de esta manera poco convencional pero divertida y acertada.
"Magnetic Fields" es el título internacional de una obra inteligente, que juega con las palabras francesas chants/champs (cantos/campos) en un juego por el que los 'cantos magnéticos' (título original, "Les Chants Magnetiques") se convierten en 'campos magnéticos' ("Les Champs Magnetiques") en un simbolismo del rumbo de la música de Jarre. La dualidad no sólo se presenta en el título, la propia música refleja instantes tan estilísticamente diferentes como las partes 2 y 5 (de la pura electrónica a su fusión con world music), o momentos tecno discotequeros junto a ambientes más meditativos de enorme disfrute. Desde luego, de estos primeros trabajos de Jarre, nos encontramos ante el más impersonal, el de menos alma, pero confirma la enorme categoría y preponderancia de su autor, un músico exitoso y atrevido, tanto que en vez de mirar hacia los Estados Unidos, realizó una colosal, novedosa y complicada gira por la China comunista con lo mejor de su discografía unido a importantes canciones nuevas como "Arpegiator", "Orient Express", "Souvenir of China" o "Fishing Junks at Sunset", eventos que se plasmaron en un importante y recomendable doble disco titulado "The Concerts in China".
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Fantástico disco, que fue el primero en mi vida que compré (bueno, disco disco, no, fue una casette porque aún no tenía tocadiscos). No se me olvida incluso el sitio: el desaparecido Lanas Aragón en la C/ Cuenca ;)
ResponderEliminarClásico total en la discografía de Jean Michel. Tengo que admitir que la primera vez que lo escuché entero me decepcionó un poco al ser tan cortito (35 minutos y pico, creo). Pero claro, todo lo que hay en él es excelente, así que no me puedo quejar.
ResponderEliminarSaludos, amigo Pepe.
Hay que tener en cuenta, señor conde, que eran tiempos de vinilos (y de cassetes, amigo Vlazeck), y eso limitaba las duraciones. Aunque claro, gente como Mike Oldfield con su largo "Incantations" se lo saltaban a la torera (menciono este disco porque acaba de conocerse la nueva portada del remasterizado y la lista de temas).
ResponderEliminarUn gran disco de un periodo (primeros ochenta) de gran creatividad musical en el ámbito del rock electrónico-instrumental, coetaneo de Computer World de Kraftwerk, Exit de Tangerine Dream, Chariots of Fire de Vangelis, Digit de Klaus Schulze o QE2 de Mike Oldfield. Donde los pioneros de los 70 se adaptaban a las nuevas tecnologías digitales y, de paso, intentaban sobrevivir en un entorno ostil y no ser arrastrados por corrientes New Wave, Tecno Pop y derivados.
ResponderEliminarSaludos.
La verdad es que en los 80 un disco de 35/40 minutos era lo normal, alguno (pocos) se aventuraban a reventar el formato vinilo metiendo 30 minutos por cara. Lo cierto es que ya me gustaría que Jarre firmara de nuevo 35 minutos como los de Magnetic Fields... de los 50 que dura Teo & Tea no hay apenas unos segundos donde rebuscar.
ResponderEliminarQué razón tienes, y qué difícil lo tenemos. Yo espero lo mismo de Oldfield, pero me conformo con los remasterizados (con suculentas rarezas, por supuesto).
ResponderEliminarComo era costumbre en el Jarre de los 70 y los 80, cada nuevo disco era un paso adelante; Magnetic Fields viene precedido por dos álbumes soberbios y le suceden otros dos que tampoco se quedan atrás, pero eso no significa que se empequeñezca: al contrario, es otra obra maestra del francés.
ResponderEliminarLlevo mucho tiempo leyendo tu blog, y me ha servido para conocer a muchísimos autores que me han encantado, y han hecho que mi colección se complete aún más. Con este artículo sobre Magnetic Fields y el nuevo recopilatorio de Jarre he vuelto a escuchar su música, que tenía algo abandonada; se disfruta tanto como la primera vez.
Mi enhorabuena por tu blog, lo sigo muy atento todos los meses y de vez en cuando echo un vistazo por artículos antiguos, descubriendo más y más música. Muchas gracias por todo.
Gracias por tus palabras. Yo cuando preparo una crítica también me empapo del autor, así que he reescuchado a fondo todo los de Jarre, y es una aventura absolutamente genial, sobre todo entre los dos oxygenes, claro.
ResponderEliminarSólo espero algo grande de Vangelis, aunque no lo veo con ganas de soltar nada nuevo. Quizás libere INNER DATA!!!!! o cualquier trabajo del pasado. Cuenta que tiene cientos de horas de grabación sin liberar.
ResponderEliminarQué difícil lo tenemos, ultimamente ya no es que saquen buenos discos, sino que ni siquiera sacan discos!!
ResponderEliminarHay que reconocer, estimado Pepe, que es de apreciar lo que estos hombres realizan aún no estando a la altura de sus mejores momentos. El hecho de que Jarre, Space, Tangerine Dream o Vangelis puedan seguir existiendo en el mundo musical nos hacen sentir que estamos vivos y nos ligan fuertemente con nuestro pasado, lleno tambien de gloriosos momento.
ResponderEliminarSaludos desde México.
Tienes toda la razón, cuando no estén les echaremos de menos.
ResponderEliminarSaludos a Mexico!!!
Es posible saber un video que un hombre echa una semilla y se ve como sale un brote y se va haciendo mas grande, con una musica espectacular, no recuerdo su autor se que fue a principio de los 80 y pocos, gracias
ResponderEliminarEs indudable que te refieres a Joel Fajerman y su canción "Flowers love" de "La aventura de las plantas". Crítica aquí.
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