Afincado en San Sebastián, NO-CD Rekords es un sello de músicas alternativas ('austera y orgullosamente independiente', señalan) con gran incidencia en artistas hispanos y en el orgulloso encuentro con las raíces (tanto del País Vasco como de otras comunidades, españolas o no), que lleva operando desde los años 90. Suso Sáiz, Jorge Reyes, la Orquesta de las Nubes o Joxan Goikoetxea y Juan Mari Beltrán fueron los que iniciaron un catálogo que se ha ido completando con la adición de trabajos -algunos de cierta relevancia- de Mathias Grassow, Ildefonso Aguilar, Luis Paniagua, Luis Carmona o el que aquí nos ocupa, Pascal Gaigne, un francés afincado en San Sebastián con gran experiencia en la composición de música para cine, danza o teatro, para las que unifica según la ocasión sus estudios clásicos, ensoñaciones de cámara, tímidos movimientos jazzísticos o su gran pasión por el folclore vasco. En 1996, y después de ser aclamado por otra obra publicada en NO-CD, la banda sonora para la premiada película de Víctor Erice "El sol del membrillo", publicó un delicioso álbum que engloba sentimientos, influencias dispersas y composiciones para teatro, logrando un estimulante collage sonoro que tituló "Solisterrae".
Once temas componían esta referencia número 15 de NO-CD Rekords, que contaba con una bonita portada y diseño del libreto, bien surtido de datos y fotografías. La música presentada, enteramente instrumental, suponía un pequeño recorrido vital para Pascal Gaigne no exento de cierta emoción, pues dos de las composiciones están dedicadas a su padre y a su hijo, que en breve período de tiempo habían abandonado y llegado a este mundo, respectivamente, y a los que honró con "Étoiles" (que realmente proviene del documental "Les étoiles de la fôret Maya") y "Manu's dream" (donde el arpa, la cítara y los vientos se funden en un aire infantil), dos cortes melancólicos y de privadas impresiones en los que destacan el oboe de Hervé Michaud y el piano de Karlos Giménez entre violonchelo y violines. "L'enfant debout", que Gaigne califica como una obertura, proviene de la obra de teatro francesa de igual título y simboliza la energía de la infancia, para lo que se vale del movimiento, un clasicismo de sonido fresco y muy moderno, con semejanza al minimalismo (por asignación más que por definición) del belga Wim Mertens, que también gusta de usar violines y vientos (oboe, flauta y clarinete) en sus composiciones. La instrumentación, muy completa y en la que -como en la mayoría del disco- no interpreta el propio Gaigne (que confía en otros destacados virtuosos), también incluye violonchelo, arpa, contrabajo y piano. Pascal sí que entra directamente en el juego del siguiente corte con su instrumento primordial, la guitarra (acústica de 12 cuerdas, en este caso), en una canción popular de las baleares titulada "Canço de picat" que requería un estilo folclórico que nos resulta cercano a guitarristas de excepción como Michael Hedges. En una tercera dirección, que combina las dos anteriores, se encuentran composiciones como "Digitales" (folclore imaginario inspirado en una flor tan bella como venenosa) o la paisajista "Finisterrae" (visiones desde Galicia a Noruega, con una excepcional guitarra, de nuevo del autor), mientras que "Harrian herria" es una entrada muy directa al folclore vasco por la contundencia de la txalaparta -interpretada por Luis Camino- además del aire festivo de una pieza destinada a un documental del Instituto Cultural Vasco, que tiene su continuación en la rítmica y también alegre "Petits pas". Como se puede observar, las múltiples procedencias e influencias de las composiciones obligan a diversos cambios de registro, con varios momentos de calidad entre los que se puede destacar especialmente "Ekilore" o la excepcional, muy completa y absolutamente fílmica, "Herederos del mar". En 2011, quince años después de la publicación del álbum original, Quartet Records reeditó el trabajo en una versión remasterizada con un segundo CD que incluía material inédito, trece nuevas composiciones para más obras de teatro, danza y cine del compositor francés.
Antonio Pinheiro da Silva, experimentado productor de Madredeus, Rodrigo Leão y Dulce Pontes, aportaba su peculiar toque y experiencia en "Solisterrae", en el que el intérprete inglés de cítara Andrew Cronshaw tiene una importante implicación a través de su cítara eléctrica, de la que no sólo queda su sonido sino la magia especial de su sentida interpretación en piezas como "Nomades" o "Manu's dream", así como la concertina en la hermosa "Ekilore", que cierra deliciosamente el trabajo rindiendo tributo a un personaje femenino del cuentacuentos vasco Koldo Amestoy. Resumiendo, hay que reconocer que Pascal Gaigne, que ha continuado ilustrando con su música multitud de audiovisuales, consiguió con "Solisterrae" un trabajo variado y placentero de sonido sólido y ameno, un álbum artesano salpicado de delicias que han servido para ilustrar obras de teatro, espectáculos de danza, o que ahondan en esa fantasmal frontera entre la música de cámara y el folclorismo.
Este CD me suena, donde lo has conseguido?, nunca te debí acompañar a ese lugar a sido mi perdición!.
ResponderEliminarDesde luego NO-CD Rekords, hizo una gran labor en su momento, y como siempre..su catálogo se convirtió en discos de culto.
Bueno Pepe, te das cuenta como me ha crecido el pelo, no?, o más bien como se me ha caido.
ResponderEliminarFue una gran compra, Jaime, al fin y al cabo no tenemos otros vicios... que yo sepa.
ResponderEliminarBuen catálogo el de NO-CD, como el de Hyades Arts, El cometa de Madrid o algunas otras compañías españolas. Joyitas descatalogadas, aunque NO-CD sigue en activo y vende discos de su catálogo.
En cuanto a la foto, guauuuuu. Sin comentarios.
Por cierto, si tuviera que comparar la música recogida en este trabajo con la de algún otro artista que haya pasado por el blog, quizás lo haría con Pep Llopis, salvo por la 'conexión vasca'.
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