21.9.10

CHRIS SPHEERIS:
"Desires"


En contacto de Chris Spheeris con la música comenzó cuando, de pequeño, su padre le regaló una guitarra. Él no sabía nada de música, aunque en su casa había un piano. Aunque sus intenciones de futuro variaron entre la arquitectura, la medicina o incluso la filosofía, siempre ha contado que el destino quería que acabara siendo músico, y esa guitarra se convirtió en su mejor amigo, al menos hasta que a los 13 años conoció a Paul Voudouris, con el que entablaría una relación no sólo de amistad sino musical muy provechosa, primero tocando en restaurantes (como la hamburguesería The Ground Round) en Milwaukee, su ciudad natal, luego realizando un pop vocal muy cercano al folk que no trascendió, y por fin despuntando con una música instrumental melódica que caló de lleno en la audiencia ("Enchantment", "Europa"). No son esas sin embargo sus únicos legados, puesto que ambos artistas se movieron también en solitario, siendo Spheeris el que consiguió completar una carrera más exitosa, comenzando con su fichaje por el sello Columbia, que le definió como un artista de 'new age' y publicó sus dos primeros discos, el prometedor y por momentos hermoso "Desires of the heart" (del que se dice que llegó a vender 250.000 copias) y un algo decepcionante "Pathways to surrender", que incluía varios cortes vocales (y en el que colabora Voudouris).

"Desires of the heart" vio la luz en 1987, pero provenía de las ideas que Spheeris fue grabando y distribuyendo en casete desde 1984. En "Innerchords" (promo de "Desires of the heart" con entrevista incluida), él define su música como 'paisajes emocionales interiores', y la promoción le daba un enfoque de fusión entre el folclore griego, la música coral ortodoxa, clásicos como Chopin o Debussy, y contemporáneos como Vangelis o Eno. Casi nada. Una vez acabado el contrato de esos dos trabajos, Spheeris se desvinculó de la multinacional, y sus pasos le llevaron a Sedona (Arizona), donde se volvió a reunir con Voudouris para legarnos el mítico "Enchantment", publicado por Music West Records. Fue la quiebra de esta compañía la que animó a Spheeris a fundar su propio sello discográfico, Essence Records, que reeditó a tiempo "Enchantment" y ofreció al mundo el extraordinario "Culture". Chris decidió en ese momento que el siguiente paso era rescatar "Desires of the heart", un trabajo del que guardaba buen recuerdo y que podía llegar a más gente aprovechando la fama que el artista había cobrado tras sus últimos lanzamientos. Lamentablemente no fue posible hacerse con el master, así que la única solución fue regrabar el trabajo y lanzarlo en 1994 bajo ese título recortado ("Desires") y portada distinta (en realidad dos, una que presentaba un claroscuro de Chris en primer plano, y la de la edición en digipack para la que se eligió un simple juego de color en verde y negro). El sonido fue así más limpio y elaborado, en una producción de Chris Spheeris y Russell Bond, que ya había coproducido "Culture" y participado en la mezcla de "Enchantment". Spheeris logró incorporar más vientos a la grabación, otorgando mucha clase a temas como "Playtime" o "Stars", que al sustituir teclados por oboe aumentan muchos enteros en su calidad. Hubo además un cambio en el orden de los temas, y la inclusión de un corte nuevo, "Viva", que suplía a dos desaparecidos, "Midflight" y "Liquid dream". Para acabar con esta necesaria introducción, en la primera década de la nueva centuria, y a falta de nuevos discos que poder saborear, las referencias de Essence Records vivieron un proceso de renovación en cuanto a su diseño, unificándolos estilísticamente y cambiando totalmente las presentaciones. "Desires" tuvo así una tercera portada, más luminosa, y esta última edición corrigió un defecto que aparecía en el anterior digipack, que colocaba a "Viva" en primer lugar del listado de temas del álbum cuando no era así. El comienzo es rítmico y alegre, con inicio de teclados pero pronta aparición de un majestuoso oboe acometiendo la pegadiza melodía principal del colosal "Playtime". Destaca el acierto en la grabación del tema nuevo, "Viva", incorporado en segundo lugar. Se trata de la aparición del Spheeris de la guitarra mediterránea y la percusión acústica imaginativa (a cargo de Christopher Book), en una acertada tonada a la altura de otros de sus éxitos a las cuerdas. Estamos ante un disco a la vez animado y melancólico, por ejemplo "Lovers and friends" es de corte similar a "Viva" pero dominado por el teclado, mientras que "Andalu" traza una línea delicada en la que guitarra y piano juegan a enlazarse en un sensible divertimento muy a la altura de sus futuros delirios poéticos. De circunstancias similares, "Desires of the heart" sorprende por estar vestida solamente con teclados, y da la impresión de estar reviviendo una de sus colaboraciones con Voudouris. "Stars" es otra bellísima composición enriquecida con la dulzura del oboe, pero un peldaño por encima, "Field of tiers" es caso aparte y representa uno de los más bellos momentos que puede deparar la música instrumental melódica de las dos últimas décadas del siglo XX. La sencilla melodía es plácida, tierna, la ejecución del oboe soberbia y el acompañamiento agradable sin intentar destacar. Un tema perfecto, que proviene de años atrás (cuando se construyó un pequeño estudio en el sótano de la casa de su madre, donde pasaba horas y horas creando con el sintetizador) y que expresa el sufrimiento que estaba pasando Chris por culpa de una chica. Otro viento, un cuerno inglés, presenta "Remember me", de intenciones rítmicas similares al corte que abría el trabajo. "Afterimage" es un bonito final, intimista, con fondo lluvioso, enmarcado en esa línea poética de las canciones intermedias. Aunque incomprensiblemente no estén aquí, no hay que olvidar los temas descartados del disco publicado por Columbia, "Midflight", un corte movido cuyo fondo electrónico y activa melodía al teclado le hacían ser un comienzo muy parecido al que aquí representaba el nuevo "Playtime", y "Liquid dream", una suave pieza ambiental a los teclados.

Spheeris nos propone vivir con él en "Desires" sensaciones acústicas con ambientes electrónicos, en un entorno muy personal que por momentos puede recordar a nombres importantes de la new age como Yanni ("Lovers and friends"), David Lanz ("Afterimage"), o incluso Ray Lynch ("Remember me"), sin olvidarnos de que la guitarra acústica iba tomando poco a poco más importancia, así como ese estilo típicamente viajero que había explotado en el sensacional "Culture", melodías que pueden gustar y convencer a cualquiera, con esencias dispersas, otorgadas por su ascendencia mediterránea, sus viajes por oriente y su residencia cercana a la frontera entre Mexico y Estados Unidos. Preguntado de nuevo por cómo definir su música, él decía que es imposible de definir, es la música que sale de su corazón, romántica, la música en la que él cree. Si querían ponerle la etiqueta de new age podían hacerlo, pero pensaba que no tenía nada que ver con eso. En "Desires", Chris presenta una buena combinación de teclados, guitarras, percusiones y vientos, con un enorme punto culminante titulado "Fields of tears". Cualquiera de sus discos es una buena excusa para abstraerse y dejarse llevar en un placentero paseo, en esta ocasión hasta los 'deseos del corazón' de un artista dividido entre Grecia y los Estados Unidos.

ANTERIORES CRÍTICAS RELACIONADAS:



4 comentarios:

  1. Diiiiscazo :D
    Siempre ha sido uno de mis favoritos, maravilloso de arriba a abajo.

    ResponderEliminar
  2. Sin duda uno de los grandes, una pena que ni siquiera se acerque a dar unos conciertillos por Europa.

    ResponderEliminar
  3. Anónimo1:06 p. m.

    Ed Alleyne-Johnson, ¿cuándo?

    Desde el respeto.

    ResponderEliminar
  4. Hola, amigo. "Purple electric violin concerto" es un disco mágico que critiqué hace unos cuatro años!!! Además coloqué unos videos estupendos. Accede desde el buscador que hay arriba del todo a la izquierda o busca en 'octubre 2006'.
    Ya me dirás.

    ResponderEliminar