11.5.10

MYCHAEL DANNA & TIM CLÉMENT:
"North of Niagara

En su larga y fructífera carrera, el canadiense Mychael Danna se ha comportado como un artista polifacético. Solicitado compositor de bandas sonoras, creador de sugerentes y delicados pasajes en sus discos en solitario, o de un sorprendente lirismo de raigambre celta junto a su hermano Jeff, el comienzo de su carrera estuvo marcado por una serie de trabajos de corte electrónico ambiental -en su mayoría descatalogados en la actualidad- junto a su buen amigo Tim Clément. Aunque su colaboración duró cerca de dos décadas, con títulos aconsejables como "A gradual awakening", "Summerland" o "Another sun", la más eficaz y popular de sus reuniones fue la última de ellas, un espléndido viaje musical por la bella naturaleza de Ontario titulado "North of Niagara", publicado por Hearts of Space en 1995.

Proveniente del mundo del rock, Tim Clément decidió cambiar radicalmente esa vacuidad en la que se había introducido, y sustituirla por la espiritualidad de los sonidos de la naturaleza, entre los que comenzó a investigar para integrarlos en su nueva música y en el arte en general. En su reunión con Mychael Danna, es él el mayor impulsor del estilo atmosférico del dúo, y de su pasión por los impresionantes paisajes de Canadá y los sonidos milenarios que encierran. En concreto es el Sendero Bruce el que inspira este disco, cuyo subtítulo es, de hecho, 'Impresiones a lo largo del Sendero Bruce'; los artistas nos aclaran en la contraportada qué es y dónde está: "'North of Niagara' es un conjunto de doce piezas inspiradas en los paisajes encontrados a lo largo del Sendero Bruce, el más largo y antiguo de Canadá. El sendero comienza en las cataratas del Niágara y sigue la escarpa de Niágara -al borde de un antiguo y poco profundo mar- durante 800 kilómetros a través de Ontario". Ya en el libreto, unas pocas fotografías aumentan nuestras ganas de dejarnos atrapar por tan suculentos paisajes, y un alargado plano muestra el trayecto del sendero y expone los puntos que inspiran cada una de las composiciones. En "North of Niagara" nos atrapan atmósferas vaporosas de desarrollo tranquilo y muy agradable, para las que se utilizó el epíteto 'minimalismo romántico', si bien la terminología al uso es tan ambigua que no vale la pena entrar en excesivas complicaciones. "Cootes paradise" es el corte que más ha trascendido de esta obra, seis minutos de serenidad, de agradable seguimiento de una melodía sencilla pero sobresaliente, aderezada con sonidos naturales, grabados entre la primavera y el verano de 1994. "Remember summer" es otro de los temas destacados, donde el acordeón introduce un especial detalle, y en su suavidad parece que lleve sonando eternamente de tan grata manera en el curso del sendero. Gene Goral insterpreta ese acordeón, y otros músicos implicados son Paul Intson al bajo, Eric Hall al oboe y otro habitual colaborador de Tim Clément, Kim Deschamps a la guitarra. Entre composiciones de corte exclusivamente ambiental, pequeños gestos marcan las diferencias entre músicos con clase como éstos y los que se dedican a aprovecharse de la etiqueta new age (haciéndole, dicho sea de paso, un gran daño): "Old mail road" introduce notas de oboe sobre una relajada cadencia de teclado con sintetizador de fondo, la atmosférica "Mount Nemo" exhibe una excitante tensión, en "Crook's Hollow" una alegre y sencilla melodía de teclado baila sobre un sugerente fondo, y "Lookout Point" presenta notas delicadas que culminan el agradable paseo de manera relajante, aunque remarcando el irremediable deseo de estar realmente allí.

"North of Niagara" es más que un disco, es un homenaje a la naturaleza, una idílica incursión en este paraíso del sureste de Canadá que podemos conocer y casi disfrutar gracias a los autóctonos Mychael Danna y Tim Clément, que destinan además una parte de las ganancias del álbum para la Asociación del Sendero Bruce, sobre la que hablan en el interior del libreto, proponiendo vías de contacto. La magia de unos teclados de estilo ambiental y recuerdo impresionista se mimetiza con la naturaleza en una poética incursión por los alrededores de este pequeño edén que hay que intentar visitar al menos una vez en la vida, evidentemente con esta acertada música de Danna y Clément de fondo.

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8 comentarios:

  1. Enhorabuena por tu blog!. Acabo de descubrirlo y ha sido una sorpresa muy agradable encontrarte. Hace años que tengo este disco y nunca me he cansado de escucharlo. Es precioso.

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  2. Muchas gracias, Carmila, y bienvenida a Solsticio.
    Como ves, yo también me he rendido ante este trabajo de Danna y Clément, tan recomendable como todos los que voy poniendo por aquí. Un saludo.

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  3. Oye, qué bueno es éste. No se tú, pero pero en mi caso me ayuda mucho a disfrutar estos álbumes tranquilos el hecho de saber qué clase de paisajes quieren evocar. Es como que te guían un poco, y la experiencia es más plena. Muy bueno, repito.

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  4. La verdad es que sí que ayuda... pero sobre todo dan ganas de pillar un avión y, si la nube de ceniza te deja, plantarte allí con las botas de montaña. Las cataratas del Niágara tienen que ser un espectáculo.

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  5. A mí me parece simple e irregular en ocasiones, pero tiene muy buenos momentos y en general entra muy bien.

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  6. El tema es soberbio, y esos momentos ambientales... son de los 80 y 90, no sé como decirlo...parece sencillo, pero no es nada fácil, hacer temas ambientales con esencia.

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  7. Nos malacostumbraron en aquella época, había grandísimos músicos ambientales. Danna, por ejemplo, sigue con sus bandas sonoras, pero ya no publica otros discos (o no le dejan o no lo intenta siquiera).

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  8. Alguien sabrá tendrá un temita de ellos que se llama 'aurora borealis' que me comparta?

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