Sea por la búsqueda de un sonido propio o por intereses vanguardistas y neoclasicos, el caso es que el cambio ejecutado por el portugués Rodrigo Leão en su carrera en solitario desde que abandonó la banda que ayudó a fundar, Madredeus, se iba notando cada vez más radical, dejando totalmente de lado el folclore luso para sumergirse en un mundo que unía lo contemporáneo con lo antiguo, un delicioso experimento cuyo punto culminante estaba constituido por voces corales en latín que conspiraban con una instrumentación moderna. El encuentro era una fusión deliciosa, perfecta técnicamente y excitante en sus arreglos, un crossover parecido al que en estos mismos años presentaba Karl Jenkins con su grupo Adiemus, o algunas otras propuestas menores que se aprovecharon de estos tiempos de gran tirón mediático y por supuesto comercial, de la conocida como música new age, enorme cajón desastre en el que cabían perfectamente obras como estas, paradigma de la apertura y la valentía de los nuevos caminos de una época maravillosa para las músicas distintas y para esos artistas que, como Rodrigo, tenían dentro una particular vena artística que acabó explotando.
Leão había sorprendido muy gratamente con su ópera prima en 1993, un excitante "Ave mundi luminar" al que siguió un delicioso EP titulado "Mysterium", imprescindible también en su discografía. El paso siguiente lo publicó CBS/Sony en 1996 con el título de "Theatrum", y Rodrigo mantenía en él las ideas de su obra en solitario pero evolucionadas hacia terrenos más minimalistas y enlazando las piezas del álbum en una especie de suite teatral sin momentos de desperdicio. En efecto, "Theatrum" continúa en esa línea abierta en "Ave mundi luminar" de modernización de lo antiguo, la utilización de cantos en latín sobre bases rápidas, repetitivas, junto a otras más calmadas, de estilo camerístico. Más o menos original (el latín ya había sido utilizado en los últimos años en las nuevas músicas - Enigma, Enya- y seguía siendo un recurso lógico en la música sacra y contemporánea), el crossover de Leão no es complicado pero porta una intensidad muy hipnótica que lo convierte en un producto efectivo, aunque en la repetición de la fórmula se pierde el efecto sorpresa, por eso "Theatrum" no es de las obras más recordadas de Rodrigo (por el gran público, tal vez no por el fan), por eso y porque este disco contiene grandes composiciones, pero no un "Ave mundi" que quede definitivamente en la conciencia del oyente. Nos encontramos sin embargo ante un grandísimo trabajo, muy estudiado, en el que predomina el conjunto, la especial sensación de estar escuchando una obra compacta y especial, un teatro milenario que se abre al público desde un escenario global, y que fue compuesta en gran parte en la localidad de Ericeira, cercana a Lisboa, donde 'fabricó' un buen número de composiciones entre las que sobrevivieron once para este trabajo: "In memoriam" es una misteriosa entradilla con un aspecto muy serio, a la que van accediendo, alternados, compases muy rítmicos. El aspecto conjunto se intentaría acercar, con reservas, al de obras corales tipo "Carmina Burana". De repente, el movimiento lo inunda todo, emergiendo de cuerdas y teclados con un aire orientalizante; la altiva cadencia de "Odium" no sólo provoca actividad sino que accede a rincones ocultos de una manera hipnótica. La voz femenina de "Nulla vita" frena la locura en esta pequeña pieza mecida por el completo conjunto, una calma que no es sino un mero descanso del ajetreo general, que de nuevo torna a oriental, serpenteante, en "Dies irae", otra acertada melodía que sigue sorprendiendo en un álbum que ya se antoja muy completo. "O corredor" es la pieza de apariencia más sinfónica y menos alocada hasta el momento, manteniendo un altísimo nivel. Algunas de las composiciones tienen el aspecto de canciones, aunque fusionadas al estilo antiguo, con algo de folclórico y una conducción instrumental potente. Es el caso de "Solitarium", en la que también luce el oboe. Sin respiro, llega otro de los temas importantes y chocantes del trabajo; con varios cambios de ritmo, coro y una estupenda melodia de viento, "Locus secretus" es una pieza que remonta, si cabe, el interés de un álbum del que no se espera final, y en el que aún hay sorpresas, como "Contra mundum", otra de las mejores composiciones, la vuelta del sonido oriental, dinámico, una soberbia puesta en escena para este teatro imaginario. Por si fuera poco, al final retoma la estupenda melodía de viento de "Locus secretus" para potenciar un clímax apasionante. Y en este sorprendente tramo final, no podía faltar una pieza intimista, "Ruínas", que es la melancólica culminación de la admiración hacia Rodrigo y su propuesta diferente y atrevida. El piano conduce, las cuerdas arropan, juntos enamoran, y ya es difícil aventurarse a decir en cada nueva pieza que es de las mejores del álbum. El disco tiene que ir terminando, y lo hace con "Solve me lucto", tema de aspecto más eclesiástico que pagano (por primera vez en un álbum que parece ser una celebración del teatro de la vida), y con el largo lamento "O novo mundo" (que contó con una 'edit versión' en el recopilatorio "O mundo" del artista luso), en ese mismo camino, posiblemente menos interesante que el de los demás cortes. Aparte de Leão con sus teclados, el eficaz 'vox ensemble' estaba formado en esa época por Margarida Araujo (viola), Teresa Rombo (violonchelo), Antonio Martelo (violín), Nuno Rodrigues (oboe y corno inglés), y las voces de Ana Sacramento, Joao Sebastian y Ana Quintans, formación que le acompañó en las presentaciones en vivo del álbum, y que variaba respecto a la de "Ave mundi luminar" y "Mysterium", de los cuales sólo permanecían Margarida Araújo y Nuno Rodrigues, valorando especialmente las ausencias del violonchelista y arreglista Francisco Ribeiro y del productor de aquellos, António Pinheiro da Silva, siendo "Theatrum" una coproducción de Rodrigo Leão, Paulo Abelho y Tiago Lopes. Otros músicos que aquí colaboran son José Manuel David (trompa), Rini Luyki (acordeón), Paulo Marinho (sevina), Paulo Abelho y Tiago Lopes (percusiones), Nuno Gracio (voz) y otras voces del Coro Ricercare. El corte inicial del álbum, "In memoriam", fue regrabado junto al Coro de Cámara de la Escuela Superior de Música y la Sinfonieta de Lisboa, para un CD extra que acompañaba a la reedición de "Ave mundi luminar" en 2010.
Las músicas profundas, estudiadas -como las de este disco-, suelen tener mil máscaras que hay que destapar con las escuchas. Más allá de metáforas, la espectacular portada de este trabajo está adornada por doce máscaras de teatro griegas, trágicas en su mayoría, esas mismas que se asocian al dios Dionisio. Como extasiado por su influjo, Leão se muestra arrebatado en esta suite llena de fuerza y elementos diversos que pasan por varios mundos, clásicos y modernos, en una comunión explosiva que sin embargo, en su ausencia de elementos fáciles de absorber, resulta difícil de difundir y a veces de saber valorar: "hay discos con música más densa, otros con música más ligera. Recuerdo mi segundo trabajo, 'Theatrum', en el que un gran amigo de la infancia me llamó para decirme que había escuchado las tres primeras canciones y estaba devastado, casi deprimido, porque era un disco más pesado". En ese momento, aun así, lo calificó como el disco con el que más y mejor se identificaba. Aún tardaría Rodrigo unos años en alcanzar el gran éxito al acercarse a sus otras influencias, más comerciales (pop, bossa nova, fado) en su gran trabajo "Cinema", aunque el paso anterior también fuera especialmente destacable, un "Alma mater" con momentos bellísimos, melancólicos, en el que el músico portugués se soltó definitivamente de la lengua muerta que le había acompañado en sus primeros pasos en solitario -salvo por el propio título del álbum- para deshacerse en una gracia instrumental melancólica con dos canciones, en portugués y en español, que eran ya un anticipo de ese lógico éxito futuro.
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Muchos calificativos me vienen a la cabeza al reescuchar estos primeros trabajos de Rodrigo. Magistral sería uno de ellos, esta música me aporta un poderoso influjo para continuar con mi día a día.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Cualquier momento es bueno para volver a los grandes músicos que despuntaron en los 90, Fer. Leao, además, continúa ofreciendo nuevas muestras de su saber hacer. A por ellas!!!
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