11.9.20

VARIOS ARTISTAS:
"European new instrumental music"

Otra de las numerosas compañías que aparecieron de la nada durante la bonanza de la música new age en los años 80 del siglo XX fue Blue Flame Records. Fundado en Stuttgart en 1986, este sello discográfico ha indagado durante su prolífica trayectoria en una larga lista de estilos, entre los que se encuentran jazz, world music, ambient, tecno o lounge, y especialmente en crossovers naturales entre ellos con toques electrónicos. Pocos de los nombres de su nómina de músicos han sido superventas o artistas recordados (especialmente en España), aunque en pequeñas dosis, y especialmente en sus primeros años de vida, Blue Flame logró una cierta repercusión y algún que otro hit esmerado. "Solo se acepta la máxima calidad en todas las áreas de producción", señalaba su fundador, el alemán Friedemann Leinert, más conocido por su nombre artístico, Lenny Mac Dowell. Junto a su mujer, Ilona Leinert, buscaron de manera exhaustiva la independencia en un tipo de música en la que creían, con la que disfrutaban, y a la que dedicaban toda su experiencia y creatividad, a nivel musical Friedemann y en el campo administrativo, promocional y de diseño, Ilona. Así, y haciendo del lema "Blue Flame graba música sin fronteras" su propia inspiración, se hicieron con un catálogo tan interesante como para disfrutar de algunas de sus pequeñas joyas en recopilatorios como el que publicaron en 1989, de título "European new instrumental music".

Se trata ésta de una compilación doble, por lo que contiene bastante material, que oscila entre la excelencia y un cierto hastío. El comienzo del primer disco es mas efectivo por nombre que por calidad instrumental, pues los Tangerine Dream de los 80 no se acercan a los profundos y explosivos de la década anterior. Se trata además de un tema de una banda sonora no muy conocida, la de "Shy people". Así, la rítmica melodía de "Civilized illusion" se aleja de la bondad de otros productos de la banda alemana, dibujando una melodía facilona que solamente funciona como toma de contacto rápida, un intento de atraer compradores colocando al grupo alemán en cabeza de cartel. Algo parecido sucede un poco más adelante con Enya, otro nombre capaz de vender discos por sí solo, si bien en esta ocasión se puede hablar de acierto. Cualquier creación de la irlandesa en esta época es sinónimo de atención y calidad, y "Aldebaran" se detiene en otra gama de sonoridades, más cósmicas que las habituales en ella (también más cercanas a la estética de la compilación), pero contiene su sofisticada firma en el cuidado efecto multivocal -en la primera fase de su desarrollo-, susurrante y atrayente como si fuésemos un Ulises cosmonauta. Aparte, dos son las grandes melodías triunfadoras de este primer disco: del primer trabajo del danés Kristian Lilholt ("Chair in air") nos llega "Uncertain position", las notas pausadas y distinguidas del teclado impregnan de magia este gran tema, ayudadas por una atmósfera brumosa y un cierto componente muy directo y cercano que va creciendo con el paso de los minutos. Y como estupendo colofón, "Icarus" es una de las grandes canciones de otro danés, Klaus Schønning (de su disco "Arctic light"), plena de magia y aventura, en un estilo folclórico avanzado. No son las únicas piezas de ambos artistas en el álbum, pues en "Celestial mirage" Schønning también se deja seducir por un pasaje neoclásico y le aporta un sello propio, con autoridad, aunque de manera un tanto inconexa, y en "Blue red horizons", de ecos orientales, Lilholt se queda simplemente en agradable. Algo más se disfrutan "Free fall" (de Lenny Mac Dowell, donde un teclado cíclico y una melodía aflautada se bastan, junto a una suave percusión jazzística, para desarrollar una pieza sosegada y sin ningún sobresalto) o "Waves" (del dúo formado por Martin Kolbe y Ralf Illenberger, donde se nota la complicidad de estos dos amigos que ficharon años después por Narada, pues este tema, presuntamente sencillo, suena espontáneo y ameno, con unas cuerdas muy seguras y potentes). Completan esta primera parte del recopilatorio el suizo Alap Jetzer con una composición danzarina y de aspecto muy natural, "Joy-Ensemble", de cuerdas briosas, y la atmósfera relajante del tema "Space quest" de la banda de Peter Kuhlmann, Romantic Warrior, ambiente espacial sin gran trascendencia. Algo menos animado resulta en general el segundo disco, si bien presenta a otra serie de artistas tan importantes como la Blue Chip Orchestra (cuyo espíritu abierto y vanguardista deja su sello en la recopilación con "Bolero Carmin"), Blonker (inventivo y siempre bien recibido por sus agraciadas guitarras, que en "Voice of Autumn" investiga en paisajes mas propios -si atendemos al cliché- del desértico oeste que de la frondosa Alemania, con un resultado algo largo pero entretenido) o el holandés Rick van der Linden (presente tanto en solitario con el tema "My pianoman" como con su grupo Ekseption en "Ekseptional", resaltando en ambos casos su faceta de recreador clásico con acercamientos al rock sinfónico y al progresivo). También repite Lenny Mac Dowell, y por partida doble, aunque ni "Colours of love" ni "Shikara" destacan especialmente. Tampoco acaban de convencer Christoph Spendel con "Six silent steps" ni Pat Wilcox con un "Moontalk" que parece aspirar a banda sonora de película erótica de los 70. Son, eso sí, otras dos las piezas destacadas de este segundo disco del recopilatorio: el guitarrista alemán Matthias Thurow presenta en "Detour" un tema amable y conocido en el que vale la pena detenerse, exultante y con dosis de intriga, con su fondo burbujeante repetitivo, fantasmales efectos sonoros y una melodía de viento para disfrutar. Y como conclusión de esta aventura musical europea, otro alemán de gran trayectoria, el sintesista Robert Schroeder, del que se selecciona "Soft touch", secuencia sencilla pero potente y muy gozosa, que enseña un camino importante en la escena electrónica europea mas vanguardista. "Detour", "Soft touch", "Uncertain position", "Aldebaran" y "Icarus" son, posiblemente, lo mejor de las 20 composiciones propuestas por Blue Flame en una recopilación necesaria y con momentos atrayentes para mentes abiertas.

¿Hay una manera europea y otra americana, africana o asiática, de hacer las cosas en el mundo de la música? Parece evidente que sí, como en prácticamente todas las artes se pueden distinguir formas y detalles que identifican los orígenes de las formas musicales, aunque la globalización haga cada vez más que un producto sea de un determinado lugar no por sonar a ese lugar sino por estar hecho allí. En las postrimerías del siglo XX, sin embargo, aún se podía apreciar cierta pureza en los géneros musicales, y en cuanto a los asociados a las Nuevas Músicas, lo instrumental, lo electrónico o el folclore avanzado, algunos sellos europeos de estos géneros (Blue Flame principalmente, pero con aportaciones de Edel Company, Mood Records, BBC Records, Erdenklang, RCA/BMG Ariola, Phonogram y Racket Records) iban a unificar sus propuestas en un solo CD recopilatorio titulado genéricamente "European new instrumental music". Con mucho de interés y bastante de acierto, este doble álbum quedó como una demostración de un tipo de sonido adelantado en aquella época, en un estilo por lo general melódico atmosférico, sin grandes alardes pero buenas interpretaciones, donde la electrónica y el jazz entraban de lleno, posiblemente por influencia de sellos puntales como ECM, aunque su incidencia fuera mayor en el este de Europa que en España, donde su distribución y radiodifusión no fueron extraordinarias.

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