Es una verdadera lástima que la inmensa mayoría del público, incluso gran parte de la crítica o del consumidor melómano especializado en música culta, desconozca la existencia de una serie de artistas sobradamente válidos para tener un pequeño momento de gloria en el mundo de la música instrumental para adultos, y poseer al menos un párrafo en los libros musicales al respecto. Sin ser un creador único o de cualidades magistrales, Stephen Caudel sí que es, al menos, un estupendo intérprete y un compositor que, en su mejor estado de gracia, consiguió condensar su inspiración y ofrecernos en los 80 varias partituras de tremendo interés, comenzando por su poema sinfónico "Wine Dark Sea". Publicado en Coda Records, esta referencia se ha convertido en un pequeño clásico, y al poco tiempo su autor se embarcó en una gira acústica por Gran Bretaña, Europa y Japón para promocionar ese álbum y aprovechando el tirón, también el segundo, con unas características musicales parecidas (se hablaba incluso de continuación), otra espléndida obra titulada "Bow of Burning Gold" en la que demuestra que, aunque no fuera abanderado de Coda ni sus referencias fueran las primeras o las más vendidas del sello, Caudel fue posiblemente el artista más relevante de su catálogo.
Con un formato más asequible de temas cortos, cuatro en cada cara del vinilo contra las dos suites largas de "Wine Dark Sea", Coda Records públicó "Bow of Burning Gold" en 1988. El título del álbum recrea un pasaje de un poema de William Blake, concretamente en su importante himno 'Jerusalem', un icono de la cultura inglesa. Las guitarras acústicas y clásicas tenían un evidente protagonismo en este álbum de nueva portada paisajista, siguiendo las bondades de los diseños de la compañía. Siendo sinceros, las de estas portadas eran bellas instantáneas que embellecían productos artesanos y por lo general acústicos que aparte de su venta tenían el destino de acompañar imágenes espectaculares de naturaleza para el canal 'The Art of Landscape', que comenzó a emitirse en 1988 en Gran Bretaña por Sky Channel, para pasar al Canal 4 en 1990, y desde 2005 ofrecer su programación en internet en alta definición como 'The Landscape Channel'. Volviendo al disco, pisando el terreno horadado por "Wine Dark Sea" aunque con algo menos de épica que aquel, se abre con la hermosísima "Contessa", que se decanta por un folclorismo de gran belleza, fantasioso tal vez, gozoso sin duda. A continuación, "Drawbridge" posee características muy claras de raíz celta y una bella melodía, lástima que desmerezca el sonido apagado de la batería, en una producción algo pobre del propio Caudel (hay que recordar que en la producción de "Wine Dark Sea" estuvo presente Tom Newman, el mítico ingeniero de sonido que participó en el "Tubular Bells" de Mike Oldfield). El espíritu legendario permanece inalterable en el fondo de la siguiente pieza, "Agnes Past", de grandiosa interpretación. Ahora bien, si una tonada va a permanecer en la memoria tras la escucha de este disco, es esta pequeña maravilla atemporal titulada "Lady of the Dawn", espléndida composición que, más que un derroche de hermosura a las cuerdas, es todo un bálsamo para cualquier mal. Para terminar la cara A, y aunque carezca de todas las virtudes melódicas de la anterior, a "Romance" no se le puede considerar una pieza menor en el conjunto de este álbum de férreo encanto. "After the Battle - The Warrior" es otro gran tema (en un tono más clásico) y otro derroche de interpretación, de los mayores del trabajo, de un artista que, en su contacto con el instrumento, no tiene desperdicio, y a la par de calidad digital le aporta alma y pasión a la guitarra clásica. Sin asomo de descanso, "A Promise" se acerca a las intenciones de "Lady of the Dawn", otro majestuoso ejemplo a recordar como de los mejores de un álbum ciertamente sublime. Para acabar, "Beyond the Dark Sea" es un regreso a "Wine Dark Sea" dos años después, un homenaje a su obra más emblemática, a la que acude en esta suite en miniatura con efluvios aflamencados (que ya portan varias de las piezas anteriores) tañendo de nuevo algunas de aquellas gratas melodías basadas en 'La odisea' de Homero. La publicidad de Coda al respecto del nuevo disco se desmelenaba: "Una celebración musical de un pasado ideal, un tiempo que nunca fue pero debería haber sido, una visita obligada para los amantes de la guitarra clásica (...) Los hilos melódicos y armónicos de cada composición están ingeniosamente entretejidos en un colorido tapiz". Como para no escucharlo.
"Bow of Burning Gold" no desmerece respecto de "Wine Dark Sea" salvo en la falta del talante heroico (reforzado por su adaptación orquestal) y el tono directo que poseían algunas de sus partes, gloriosas y aventureras, que aquí se tiñen de melancolía y pasión. La obra es un esfuerzo plausible por sacar adelante un tipo de música que tal equivoque su sitio, ya que Coda Records vendía sus productos como new age, mientras que las capacidades de Caudel bien podrían haber tomado un rumbo más cercano a la clásica o a la música antigua, incluso hacia el jazz que escuchaba de joven y que no practicó en esta época. De hecho, en 1993 se le encargó la partitura de una obra orquestal para un poco conocido instrumento del siglo XIX, la tuba Wagner ("The Edel Rhapsody"), aunque sus demás obras publicadas desde entonces no han seguido ese camino puro sino el de su fusión con música romántica ("Impromptu Romance", "Reflections in Blue"), jazz ("Scaramouche") o de nuevo sinfónica, como en "Wine Dark Sea" ("The Earth in Turquoise"). El mencionado Tom Newman, preguntado por su producido y presumiendo su potencial, hablaba de él como un músico excelente pero de carácter un tanto reservado, incluso en sus composiciones, hermosas pero sin capacidad de despunte, "demasiado limpias y agradables para el rock", decía Newman. Tal vez tuviera razón y Stephen no poseyera el descaro de otros grandes músicos, pero obras como "Wine Dark Sea" y "Bow of Burning Gold" son ejemplos de un talento que, apocado o no, estalló en Coda Records para nuestro disfrute.
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