La Biblia recoge al Génesis como el primero de sus libros (formando parte del Pentateuco en el Antiguo Testamento cristiano, o de la Torá en la Tanaj del judaísmo), compilación de hechos primarios que la tradición atribuye a Moisés, si bien la arqueología bíblica parece asociar a tradiciones orales recogidas desde milenios antes de Cristo. Sus once primeros capítulos cuentan la creación del mundo y la vida por parte de Yahvé, Jehová o, por extensión, Dios, que de forma simbólica (al menos es la interpretación principalmente admitida) creó el mundo en seis días. El teclista suizo Thierry Fervant utilizó este simbolismo para realizar a comienzos de los años 80 el que se puede considerar su primer álbum, "Univers", si bien su experiencia era ya dilatada en la composición de bandas sonoras, algunas de ellas publicadas también en vinilo (LP o single) desde finales de los 60. Por ejemplo, "L'aube ne s'est pas encore levée" (1972) se acerca al estilo francés de la época, romántico y con espacio para la chanson ("Seul avec soi", cantada por Douce), además de pequeñas muestras de otros estilos cálidos como samba (Fervant ya había despuntado con otra samba -publicada en single- para la serie de televisión Lumière violente en 1970) o batucada. Esta su primera incursión en la música comercial fue publicada por el sello holandés Philips en 1980, si bien "Univers" tuvo también con el tiempo ediciones en Marifon y en dos sellos regentados por el propio Fervant a mediados de los 80 para editar sus trabajos, M. Records (La M de su verdadero apellido, Mauley) y Quarz Music.
No es ni mucho menos la primera recreación musical de la creación del mundo, y es que la temática es tan atractiva como para ser abordada bajo cualquier rama estilística, rock (la banda argentina Vox Dei, por ejemplo), rock sinfónico (Mike Oldfield -"Let There Be Light"- o el propio grupo Genesis), clásica (Haydn), contemporánea (Bernard Parmegiani), música para ballet (Darius Milhaud) o, como en este caso, música electrónica (no olvidemos también a Vangelis, que incluyó un corte titulado "Creation du monde" en su "Lápocalypse des animaux", y que vió cómo varios temas míticos suyos -especialmente de "Heaven and Hell" y "Albedo 0.39"- fueron incluídos en el impactante documental 'Cosmos', que abordaba la creación del mundo y del universo desde una perspectiva científica). Otro tipo de creaciones del mundo recreadas con enorme calidad y relacionadas íntimamente con las nuevas músicas, fueron las de Kitaro ("Kojiki", centrado las creencias japonesas) o Ray Lynch (aunque la inspiración de "No Blue Thing" no iba mucho más allá de una suculenta portada, en la que se puede observar una especie de 'huevo cósmico', ese mito creacional de muchas culturas, como por ejemplo el budismo que practica Ray). Como primera obra importante de Fervant, en esta época tan plagada de nombres de extrema importancia en la música instrumental de consumo masivo, "Univers" va a reflejar -positivamente, eso sí- unas claras influencias hacia algunos de esos consumados monstruos de la electrónica. Los sones misteriosos de estas músicas enchufadas suelen acoplarse perfectamente al brumoso esoterismo dictado en el Génesis, por ejemplo "The Garden of Fables" es una entrada profunda, majestuosa, un comienzo cósmico a lo Jean Michel Jarre con un brusco giro con tintes barrocos mas propio, por ejemplo, de la Mannheim Steamroller, y un celestial final de sones aflautados (Nils Ferber interpreta en el álbum recorder -flauta de pico- y crumhorn). Se trata del preludio de la creación, mientras que el siguiente corte, "Univers", evoca el primer día, la llegada de la luz y la oscuridad, por medio de un ritmo secuenciado cercano a Tangerine Dream, que da paso a un sonido de teclado que iba a convertirse en representativo del suizo, amable (tal vez excesivamente) y resultón. El segundo día Dios creó el firmamento y los cielos, y "Empyree" es un corte de cariz cósmico revestido de drama y seriedad clásica, así como una espiritualidad muy del estilo del japonés Kitaro, que contrasta con el espíritu desenfadado de "Night Ring" (la aparición de la vegetación, el tercer día), melodía movida y juguetona muy adecuada a ese estilo con el que triunfaban en la época bandas como la francesa Space. Imposible no recordar el comienzo del "Tubular Bells" de Mike Oldfield al escuchar el compás de fondo de "Spiral" (la creación de las estrellas y la Luna, el cuarto día), que Fervant va desarrollando de manera atmosférica con el interludio central de un bucólico solo de violín, a cargo de Jean Thibout, para acabar regresando al soniquete inicial. "Chateau de feuilles" es una pieza más reflexiva y relajante, que acoje la llegada de los pájaros y los peces (el quinto día), mientras que "Animals Dance" es la melodía más tarareable y pegadiza del álbum (no podía ser menos al representar musicalmente la creación de los animales y del hombre, el sexto día), un corte ligero y divertido, muy al estilo de grupos especializados en hits de ese tipo como la Yellow Magic Orchestra. El séptimo día, por fin, Dios descansó, y "In Fine" es un final adecuado a esa serenidad, cuyo rotundo sonido parece pretender la magnificencia de Vangelis y sus notas con eco y melancolía. Lamentablemente, es necesario recurrir a esa pleyade de maestros de la música electrónica para definir cada momento de este trabajo, si bien no hay que obviar la aportacion de Fervant, que no deja de concebir esas composiciones como supuestos homenajes, imprimiendo su sello, su personalidad, a cada corte, y manteniendo un nivel ecuánime durante todo el álbum, en el que no hay que rastrear mas pretensiones que las del entretenimiento, esa 'instrumental fiction' que aparecía en la portada de una de las ediciones. Aparte del piano y los teclados de Thierry Fervant y los mencionados vientos (Ferber) y violín (Thibout), también se pueden escuchar la mandolina de Terry Nelson y la batería de Gerard Drai, bajo la producción del propio Fervant. La fantástica portada es una pintura de Andre G. Belime, mientras que en la contraportada aparece un Fervant plasticoso, una imagen que era la portada de una de las ediciones del single que promocionó el trabajo, "Universe" / "La ronde de nuit" ("Night Ring").
Los trabajos de Fervant poseen rasgos de tranquilidad y sencillez, aunando ambientes despreocupados y movidas tonadas de sintonía, que hacen de sus obras completos manuales de entretenimiento entre cuyas notas poder perderse. Una lástima su falta de nombre y reconocimiento, pues a pesar de la facilidad de algunos de sus sones y, en este trabajo, su parecido a ciertos sonidos característicos de los grandes de la música electrónica de la época, fue Thierry un artista a reivindicar entre los nombres de la electrónica emergente de los años ochenta. Si no llegó a triunfar su música, al menos no de la manera que lo hizo la de Jarre o Vangelis, tal vez fue por su carácter más desenfadado, facilón, posiblemente un peldaño por debajo de la seriedad y la grandeza de los otros dos, y su capacidad de conectar con un rango más amplio de público y sobre todo con la crítica. Original o no, pero pleno de personalidad y buen acabado, es un álbum muy disfrutable este "Univers", que inauguró una serie de obras bastante recomendables del teclista, de parecido estilo cósmico, cuando no legendario.
2 comentarios:
Siempre me ha parecido un músico a reivindicar este Fervant,aunque tienes razón en su parecido a otors de los grandes. Me encanta el Legends of Avalon particularmente,del que hiciste una estupenda critica.
Sería curioso un disco suyo en la actualidad,para ver si su sonido se empobrece como el de los Jarre o Vangelis.
Es una buena reivindicación, Fervant posee una elegante facilidad. Parece que hace poco sacó algún álbum de música para relajación. En cuanto a los dos mencionados, sus últimos discos no estaban tan mal...
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