Cuando Chuck Greenberg creó la banda Shadowfax, supo desde los primeros ensayos que había reunido a una serie de músicos muy adecuados para intentar lograr un éxito en la música instrumental. Sin embargo, él siempre pensó que necesitaba un toque distintivo, especial, un elemento que aportara algo de 'punch' a la música del grupo. Por eso se mostró tan entusiasmado cuando en 1972 regresó de la muestra anual de la Asociación de Comerciantes de Música de Chicago con el prototipo del Lyricon en la cabeza. El lyricon fue un cruce de un instrumento de viento con un sintetizador, y fue inventado por los ingenieros eléctricos Bill Bernardi y Roger Noble, aunque Chuck pensó enseguida en conectarlo a un pedal y lograr un sonido aún más característico. Para un intérprete de vientos como él, no iba a haber ningún problema para hacer suyo (tuvo que adaptarse a sus características) ese sonido electrónico aflautado, de hecho es difícil en la actualidad recordar a ningún otro intérprete de este instrumento que ya se ha quedado, lamentablemente, obsoleto, y que el guitarrista Alex de Grassi dijo de él que "sonaba como los ángeles".
Greenberg creció en Chicago escuchando blues, y bandas rock como la propia Chicago o Blood, sweat and tears. Al poco tiempo, y mientras trabajaba como repartidor de pizzas, formó la banda K.O. Bossy, que tocaba versiones de éxitos, en particular de los Kinks, para más adelante tocar con la McIan Forrest Stage Band, que fue de gira con los Bee Gees como su banda de acompañamiento. Con ellos tocaba la flauta, pero el glamour desapareció tras la gira y Chuck regresó a la pizzería. Poco después conoció a Phil Maggini y G. E. Stinson, que tocaban en la Yazoo Shuffle Band, una banda de blues de Chicago. Cuando desapareció, los tres formaron su propio grupo, para el que ficharon a Doug Maluchnik, y a Stu Nevitt, completando la primera formación de Shadowfax, con la que grabaron para Passport Records el álbum "Watercourse way" en 1976, correosa muestra de jazz fusión de la que Greenberg nunca estuvo satisfecho, suena frenético en muchos momentos, con cada músico intentando sonar más y mejor que el otro. Sin embargo, el encanto del lyricon estaba ahí, en piezas como la maravillosa "Petite aubade". El responsable del fichaje de Shadowfax por Windham Hill, años después, fue el guitarrista Alex De Grassi, que había tenido conocimiento del peculiar sonido de la banda de Chicago por medio de amigos comunes. De hecho, De Grassi solicitó a Chuck en 1981 la colaboración con lyricon y saxo soprano para su álbum "Clockwork", el primero que grabó con más instrumentación que su propia guitarra. Greenberg se había trasladado a California, y Will Ackerman no dejó pasar la oportunidad y le propuso la grabación de un álbum, en primera instancia orientado a un trabajo en solitario, pero reconducido, por mediación de Chuck, hacia un plástico del grupo Shadowfax, para lo que hubo que reunificar a la banda y hacer pequeños cambios. Eso sí, hubo una cierta discrepancia en cuanto a la electrificación del sonido, Ackerman abogaba por una acústica casi total, orientada hacia la estética musical de Windham Hill, es decir, lejos lo que Passport Records había publicado en 1976 con el título de "Watercourse way". No fue difícil acordar el término medio y dar paso a la grabación del álbum que se iba a llamar como el propio grupo, "Shadowfax", en el que se instalaba un cierto rigor melódico con piezas maravillosas y emblemáticas como "Angel's flight" o "A thousand teardrops" (ambas compuestas por Greenberg), así como algún otro intento agradable como "Oriental eyes", algo así como la Yellow Magic Orchestra en plan algo más acústico que los japoneses, pero con un acabado lounge muy sensual. La fusión se suavizaba logrando buenos momentos ("Vajra", un cruce de la India con jazz), mientras que en el resto de las piezas imperaba un jazz ambiental suave ("Wheel of dreams", "Move the clouds", "Marie") o una calma algo más rítmica ("Ariki (Hummingbird spirit)"). La calidad del sonido es realmente buena, la labor de producción de Greenberg deja una obra limpia y muy disfrutable, donde cada instrumento y cada músico encuentra su sitio: Chuck Greenberg (lyricon, saxo soprano), G. E. Stinson (guitarras, piano), Phil Maggini (bajo) y Stuart Nevitt (batería, percusión) como los miembros principales, y una serie de invitados de lujo, como el multipercusionista Emil Richards, el piano de Bruce Malament, el violín de Jamii Szmadzinski (que formaría parte del grupo en sus dos siguientes plásticos), y dos grandes nombres, el de Scott Cossu al piano en "A thousand teardrops" y el del mentor de la banda, Alex de Grassi, que tocó la guitarra en "Vajra".
A la pregunta de cuáles son los elementos que caracterizan el sonido de Shadowfax, Stinton respondió: "América, África, India, China, Japón, Europa, todo esto y más (...) Estamos experimentando con diferentes formas de músicas del mundo, y las combinamos de nuevas maneras". La influencia étnica en este trabajo, oriental principalmente, es notoria en temas como "Vajra" o "Oriental eyes", si bien lo más radiado del plástico, y donde más se disfruta el lyricon, son esas dos auténticas definiciones de belleza en la música instrumental, dos tonadas melodiosas (las mencionadas "Angel's flight" -un lujo y un descubrimiento para los oídos- y "A thousand teardrops" -de una delicadeza magistral sin por ello perder nada de fuerza-) que forman parte de la historia de Windham Hill. Un año después, Shadowfax dió un nuevo paso en la misma dirección con la que habían debutado en el sello californiano, con otro estupendo álbum, "Shadowdance", que presentaba otros dos grandes clásicos del conjunto, "New electric India" (obra de Stinson) y la propia "Shadowdance" (de Greenberg). Con unas discretas posiciones 19 y 13 en la lista de Jazz de billboard, son sin embargo dos trabajos de alta gama e indudable interés, especialmente ese brillante debut en Windham Hill de título "Shadowfax".
ANTERIORES CRÍTICAS RELACIONADAS:
ResponderEliminarSi pudiera viajar en el tiempo y tuviera la suerte de producir a éste grupo les diría: "chavales, tocáis de puta madre pero olvidaros de meter escalas de jazz, ése nicho ya está cubierto por cien mil grupos. Y tampoco quiero nada de rock, hay millones que lo hacen. Abstraeros de los estilos, hacer lo que se os pase por el toto siempre que os guste a vosotros."
No sé si el resultado habría sido mejor, pero a mí probablemente me habría seducido aún más.
Pero entiéndeme: me parece un gran grupo y disco.
Tienes bastante razón, en mi comentario también intento dar esa opinión, si bien lo innegable es que con esa combinación lograron su sonido distintivo. Aparte, supongo que el jazz y el rock que intercalaban, era la música que realmente les interesaba hacer.
ResponderEliminarOtra cosa es que fueras un productor de los de mano dura y aquí se hace lo que digo yo o la compañía no publica el disco. Ahí te quiero ver.