Alba es el nombre de Escocia en el idioma gaélico. Enorme es la cultura y tradición musical de esta nación celta, y muchos son los personajes que en los últimos años han intentado revitalizarla con mayor o menor brío y fortuna. El grupo Runrig, por ejemplo, ha convertido su folk-rock en un pequeño fenómeno de masas, y una de sus composiciones más emblemáticas se titula precisamente "Alba" en homenaje a su tierra. La historia del escocés Paul Mounsey, que en su primer álbum versionó dicha canción de Runrig, es más azarosa, y constituye un enorme fenómeno en la fusión y modernización de la música celta. Mounsey, que había estudiado piano y composición en el Trinity College londinense, conoció allí no sólo a un Michael Nyman que iba a tener su agradecimiento en el álbum aquí referido, sino también, y con una mayor importancia en esta historia, a una brasileña de nombre Dorinha que se iba a convertir en su esposa y que le iba a arrastrar hasta São Paulo, la enorme y cosmopolita ciudad brasileña donde nació la saga "Nahoo".
El camino que condujo a Mounsey hasta Brasil hizo también que aflorara una excepcional calidad en base al recuerdo de Escocia, de Alba, algo que ya habíamos atestiguado antes en muchas identidades celtas emigrantes, entre ellas el también escocés Alasdair Fraser o los miembros del grupo irlandés Nightnoise. Fue al pasar a DAT viejos vinilos cuando Paul decidió aprovechar parte del material añejo de la Escuela de Estudios Escoceses de Edimburgo y, de manera privada y espontánea, crear una canción de título "Passing away", auténtico origen del 'espíritu Nahoo' y primer fruto de la experimentación con samplers del álbum definitivo. Rítmico y elegante, pletórico híbrido de antigüedad y modernidad, semilla de calidad electrónica en concordancia con un profundo respeto a la tradición celta, "Passing away" y por extensión casi toda la discografía de Paul Mounsey han encontrado también críticos retrógrados. Estos pueden escandalizarse en mayor medida con la inclusión en "Nahoo" de una sorprendente revisión de la mencionada canción de Runrig "Alba", aderezada por elementos tan contradictorios como un bonito canto de 'mouth music' (la música vocal tradicional de las naciones celtas) y sonidos carnavalescos en un envoltorio de 'rave' atávico. Aunque la mayoría de las composiciones del trabajo mantengan -ante todo 'por culpa' de las voces- una esencia tradicional (si bien sólo cinco de las mismas poseen realmente algún nexo con la tradición), una mentalidad nueva se abre al completo en ellas, ya sea por los numerosos detalles, los excelentes arreglos ("Robert Campbell's lament", "From ebb to flood" -melodía apabullante que Mounsey ha adquirido como una especie de leitmotiv en su discografía-, "I will go" -extraña adecuación de una melodía tradicional a la guerra de Irak en base a la letra de Roddy MacMillan y Paul Mounsey-) o los tratamientos vocales ("Journeyman", "Stranger in a strange land", "Illusion" -recitado de Paul en inglés y Dorinha en portugués-), en una exquisita producción de João Vasconcelos, que parece entender a la perfección al músico escocés. Como los polos opuestos se atraen, Mounsey es capaz de combinar sin solución de continuidad la preciosa melodía al violín de "Dalmore" con el urbanismo triphopero de "Stranger in a strange land", estupenda canción que supone una forma de contarnos su propia historia con ese enorme país sudamericano que actuó como ese ser que, según Carlos Núñez, lo fagocita absolutamente todo, y como máximo ejemplo basta ese tema de título en portugués, "As terras baixas da Holanda", tradicional escocés reconstruido al estilo de folclore brasileño. Si bien se pueden destacar grandes momentos como "Passing away", "Alba", "Dalmore", "Stranger in a strange land" o "From ebb to flood", prima el conjunto y no decae la intensidad en los más de 50 minutos de un trabajo que iba a convertirse muy pronto en solamente la primera parte de tres ("NahooToo" salió a la venta en 1997 y "Nahoo3: Notes from the republic" en 1999), y cuyo título apareció de casualidad con la mala pronunciación del productor de Mounsey de la frase gaélica 'Émo chùl' (mi espalda), que se escucha en "Passing away".
"Nahoo" colocó muy alto el listón de las fusiones celtas cuando fue publicado en 1994 por la compañía escocesa Iona Records. João Vasconcelos les había enviado la primera muestra de un álbum que Paul Mounsey no tenía en mente publicar, al tratarse de experimentos privados con sus ancestros. Afortunadamente "Nahoo" vio la luz, y el envío de CDs promocionales tuvo una gran acogida entre la prensa (incluída una crítica entusiasta en la revista Q o entre afamados locutores de radio como Bob Harris) no sólo escocesa sino británica, en una avanzadilla que acabaría siendo más global. Voces sampleadas, estéticas dance o percusiones brasileñas son algunos de los detalles para entender el poderoso influjo de este trabajo de título carismático y ausencia de reglas, si bien a pesar de toda esa parafernalia y guiños al hip hop, funky, rock o jazz, Paul Mounsey se encarga en todo momento de que no nos olvidemos de cuáles son sus raíces. Podemos hablar de Mounsey como un folkie, podemos hablar de Mounsey como un moderno gurú, podemos hablar de Mounsey como un fusionador, podemos hablar de Mounsey como un revolucionario... en definitiva se puede concluir que Mounsey es un gurú folkie, fusionador, moderno y revolucionario. El artista total.
El camino que condujo a Mounsey hasta Brasil hizo también que aflorara una excepcional calidad en base al recuerdo de Escocia, de Alba, algo que ya habíamos atestiguado antes en muchas identidades celtas emigrantes, entre ellas el también escocés Alasdair Fraser o los miembros del grupo irlandés Nightnoise. Fue al pasar a DAT viejos vinilos cuando Paul decidió aprovechar parte del material añejo de la Escuela de Estudios Escoceses de Edimburgo y, de manera privada y espontánea, crear una canción de título "Passing away", auténtico origen del 'espíritu Nahoo' y primer fruto de la experimentación con samplers del álbum definitivo. Rítmico y elegante, pletórico híbrido de antigüedad y modernidad, semilla de calidad electrónica en concordancia con un profundo respeto a la tradición celta, "Passing away" y por extensión casi toda la discografía de Paul Mounsey han encontrado también críticos retrógrados. Estos pueden escandalizarse en mayor medida con la inclusión en "Nahoo" de una sorprendente revisión de la mencionada canción de Runrig "Alba", aderezada por elementos tan contradictorios como un bonito canto de 'mouth music' (la música vocal tradicional de las naciones celtas) y sonidos carnavalescos en un envoltorio de 'rave' atávico. Aunque la mayoría de las composiciones del trabajo mantengan -ante todo 'por culpa' de las voces- una esencia tradicional (si bien sólo cinco de las mismas poseen realmente algún nexo con la tradición), una mentalidad nueva se abre al completo en ellas, ya sea por los numerosos detalles, los excelentes arreglos ("Robert Campbell's lament", "From ebb to flood" -melodía apabullante que Mounsey ha adquirido como una especie de leitmotiv en su discografía-, "I will go" -extraña adecuación de una melodía tradicional a la guerra de Irak en base a la letra de Roddy MacMillan y Paul Mounsey-) o los tratamientos vocales ("Journeyman", "Stranger in a strange land", "Illusion" -recitado de Paul en inglés y Dorinha en portugués-), en una exquisita producción de João Vasconcelos, que parece entender a la perfección al músico escocés. Como los polos opuestos se atraen, Mounsey es capaz de combinar sin solución de continuidad la preciosa melodía al violín de "Dalmore" con el urbanismo triphopero de "Stranger in a strange land", estupenda canción que supone una forma de contarnos su propia historia con ese enorme país sudamericano que actuó como ese ser que, según Carlos Núñez, lo fagocita absolutamente todo, y como máximo ejemplo basta ese tema de título en portugués, "As terras baixas da Holanda", tradicional escocés reconstruido al estilo de folclore brasileño. Si bien se pueden destacar grandes momentos como "Passing away", "Alba", "Dalmore", "Stranger in a strange land" o "From ebb to flood", prima el conjunto y no decae la intensidad en los más de 50 minutos de un trabajo que iba a convertirse muy pronto en solamente la primera parte de tres ("NahooToo" salió a la venta en 1997 y "Nahoo3: Notes from the republic" en 1999), y cuyo título apareció de casualidad con la mala pronunciación del productor de Mounsey de la frase gaélica 'Émo chùl' (mi espalda), que se escucha en "Passing away".
"Nahoo" colocó muy alto el listón de las fusiones celtas cuando fue publicado en 1994 por la compañía escocesa Iona Records. João Vasconcelos les había enviado la primera muestra de un álbum que Paul Mounsey no tenía en mente publicar, al tratarse de experimentos privados con sus ancestros. Afortunadamente "Nahoo" vio la luz, y el envío de CDs promocionales tuvo una gran acogida entre la prensa (incluída una crítica entusiasta en la revista Q o entre afamados locutores de radio como Bob Harris) no sólo escocesa sino británica, en una avanzadilla que acabaría siendo más global. Voces sampleadas, estéticas dance o percusiones brasileñas son algunos de los detalles para entender el poderoso influjo de este trabajo de título carismático y ausencia de reglas, si bien a pesar de toda esa parafernalia y guiños al hip hop, funky, rock o jazz, Paul Mounsey se encarga en todo momento de que no nos olvidemos de cuáles son sus raíces. Podemos hablar de Mounsey como un folkie, podemos hablar de Mounsey como un moderno gurú, podemos hablar de Mounsey como un fusionador, podemos hablar de Mounsey como un revolucionario... en definitiva se puede concluir que Mounsey es un gurú folkie, fusionador, moderno y revolucionario. El artista total.
5 comentarios:
Sin ninguna duda, Paul Mounsey es uno de los autores/músicos más infravalorados de la actualidad.
Es cierto lo que dices en que maneja multitud de géneros y tendencias.
Mis canciones recomendadas de este brillante compositor son (entre muchas otras) 'Work Song' y 'Dumferline'.
No está aún en Spotify, pero si uno escarba en los últimos programas de 'Diálogos 3', Trecet le ponía mucho.
Por cierto, un saludo muy afectuoso, Pepe. Hace mucho tiempo que no estamos en contacto, pero te sigo leyendo con fervor :)
Agradezco el fervor, Luisfer, así como el comentario que este estupendo disco merecía. Una pena que no se prodigue más el amigo Mounsey, pero así cada disco que aparece es más valorado.
Yo intento calmar mi fervor, pero también sigo tu blog con 'constancia'. Un saludo.
Sin ninguna duda Paul Mounsey es un genio, en su música están todas las esencias, fantástico blog, saludos desde la Costa Brava
Gracias, Antonio. Sólo hay que escuchar por encima la (escasa) discografía de Mounsey para darse cuenta de que es un artista especial, posiblemente un genio, como tú comentas.
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