28.4.21

SHAUN DAVEY:
"The Brendan voyage"

Cada vez se escuchan más teorías que sostienen que los primeros europeos en arribar a las costas de América fueron los vikingos, teorías avaladas por ciertos descubrimientos arqueológicos en el territorio canadiense de Terranova. Otro tipo de historias hablan de que, antes que los propios vikingos, fueron los polinesios los que llegaron a las costas americanas. Incluso los chinos pretenden alcanzar esa gloria, pero uno de los viajes más míticos que presentan a personajes adelantados en mucho tiempo a Cristóbal Colón es el periplo del Abad San Brendan buscando la mítica Isla de los Benditos o Isla de San Borondón, conocida desde entonces como la Isla de Saint Brendan. Junto a otros dieciséis monjes, este religioso irlandés emprendió este viaje entre el año 512 y el 530 d. C., y si bien no hay evidencias de la llegada a las costas de la futura América, existe la creencia de que pudo ser así. El explorador británico Timothy Severin construyó en 1976 a mano y con herramientas tradicionales una réplica del currach que utilizó Brendan y demostró que ese viaje puso ser posible al llegar en esas condiciones en 1977 a la isla de Peckford, en Terranova. Una película reflejó en 1978 dicha hazaña, con el título de 'The Brendan voyage', inspiración definitiva para que el compositor irlandés Shaun Davey creara una sinfonía muy especial y novedosa con ese mismo título, "The Brendan voyage".

Nacido en la ciudad irlandesa de Belfast en 1948, Shaun Davey es en la actualidad un reputado compositor, pero su fructífera carrera comenzó trabajosamente en el campo de la publicidad, donde se labró con sorprendente facilidad una buena fama como arreglista. Teatro, televisión y cine acabarán reclamando sus servicios con los años, mas su primer paso hacia la fama llegó de la mano del grandísimo gaitero irlandés Liam O'Flynn, intérprete principal de la suite orquestal para uilleann pipes "The Brendan voyage", hermosa sinfonía irlandesa compuesta y publicada por Tara Records en 1980 que partía de esa innovación y atrevimiento, juntar a una orquesta sinfónica con una gaita irlandesa. En la estupenda portada del álbum (obra de la ilustradora Pat Musick) se puede leer 'suite orquestal para uilleann pipes'. Partituras como esta cubren además un posible vacío cultural en bastantes oyentes que no tienen por qué conocer la historia de San Brendan, igual que pasará años después, concretamente en 1992, con la también orquestal "The Seville Suite" de Bill Whelan, que nos contará la historia de la llegada a España de Hugh O'Donnell buscando la ayuda de Felipe III en su rebelión irlandesa contra los ingleses. Aunque este tipo de obras se parezcan un poco al estar formadas por patrones similares, hay que saber apreciar los matices que las distinguen y hacen de ellas pequeños hitos de la música celta orquestal. Otras bandas y artistas se han hecho eco de la gesta de San Brendan, como los británicos Iona en su disco "Beyond these shores", el arpista alemán Rüdiger Oppermann en "The Brendan voyage", y aunque realmente poco se acerquen en cuanto a su tratamiento musical, no hay que dejar de mencionar el trabajo de 1998 del estadounidense Jeff Johnson "Prayers of St. Brendan", que trata el viaje de San Brendan en un estilo melódico ambiental con varios temas cantados. Ejerciendo de pionero en este interesante mestizaje, Shaun Davey compone y produce la obra, Noel Kelehan conduce la orquesta, y aparte de las uilleann pipes de Liam O'Flynn, Paul McAteer se encarga de la batería, Tommy Hayes del bodhrán y Garvan Gallagher del bajo eléctrico, muy acertadas interpretaciones con las que, en su sobrada calidad, los instrumentistas logran un clima auténtico, pasional, donde no son necesarias melodías para el recuerdo sino que es el conjunto el que prevalece, el gran sabor de boca de una partitura completa. La sublime y completa instrumentación se eleva, eufórica, desde el corto tema de apertura ("Introduction", punto de partida del viaje desde Brandon Creek), pero enseguida es la gaita, representando al barco, la protagonista en "The Brendan theme", con su característico quejido, tañido en esta ocasión por uno de los maestros de esa uilleann pipe, el gran Liam O'Flynn. "The Brendan theme" es de hecho una pieza enorme, exultante, una de esas joyas ocultas del sinfonismo celta. "Jig: Water under the keel" se abre de nuevo con un ritmo de gaita más vivo, una jiga a la que, como en un bravío ejército, se unen al instante toda la orquesta y la aguerrida percusión. Un barroquismo aflautado mueve los hilos del comienzo de "Journey to the Faroes", obviando al poco la vertiente melódica por mor de un sinfonismo más atento a crear una cierta tensión, la de la niebla que atrapa al barco llegando a las islas Feroe. Continuando con la angustia, "The cliffs of Mykines" es una especie de suite que forma parte eficiente de la banda sonora de esta historia -pasando el barco muy cerca de los peligrosos acantilados-, que desemboca en otra excepcional demostración de gaita en "Mykines sound". A continuación, "Journey to Iceland" es un corte fantasioso en su comienzo, que retoma enseguida la melodía de "The Brendan theme", pero mimetizada en un estilo libre y abierto -momentos más calmados donde el navío está acompañado de ballenas y delfines-, que continúa en "The gale" de manera rabiosa y elegante, lidiando con las peligrosas tormentas. La orquesta se eleva entre lo aventurero y lo dramático cuando en "Labrador" los icebergs se ceban con el barco. Por último llega "Newfoundland", nombre de la isla canadiense de Terranova, final del viaje y llegada así al Nuevo Mundo, que los músicos celebran con una completa pieza que acomete una nueva variación del tema de Brendan. Las suites orquestales de Shaun Davey precisan de una visión total, escucharlas íntegras para comprender su significado, la historia que pretende contar este autor consagrado. Y como una representación en directo es lo ideal, la partitura fue estrenada en vivo dos años después en Bretaña, concretamente en Rennes y Lorient, y posteriormente en Irlanda en el Dublin Folk Festival en 1983, contando desde entonces con numerosas interpretaciones mundiales, y con una representación anual en el National Concert Hall dublinés con Mark Redmond haciéndose cargo de las uilleann pipes. Davey continuará en los años siguietes con sus despliegues orquestales, que originarán álbumes tan plenos como "The Pilgrim" o "Granuaile", ambos con la voz de su esposa, la también irlandesa Rita Connolly.

Davey nos cuenta lo siguiente en el libreto: "Aprovecho los hechos e imágenes del viaje de Severin para convertirlos en términos musicales, y de la misma manera que su libro describe varios puntos de encuentro entre la cultura medieval y moderna, he tratado de encontrar también algunos encuentros entre las formas de música antigua y contemporánea". Las uilleann pipes fueron las elegidas para representar el barco, y no fue fácil aunar la orquestalidad con la sonoridad de este glorioso instrumento, que el autor describe así: "El linaje de las gaitas irlandesas o uilleann se remonta a lo largo de los siglos en toda Europa. Se diferencian de las gaitas escocesas en primer lugar en que su viento es suministrado por fuelles asegurados al brazo del músico en lugar de en una bolsa en la que sopla, y en segundo lugar en que tienen un sistema mucho más sofisticado de teclas y cánticos con los que producir notas. Están diseñados para tocar sentados, preferiblemente en lugares protegidos como salones o salas de estar, y no son el tipo de instrumento para pasear por las montañas". De este modo, y teniendo en cuenta la dificultad de incorporar esta gaita a la orquesta, Shaun acaba agradeciendo su labor a Liam O'Flynn, que "no solo hizo accesible el funcionamiento interno de la gaita, sino que fue él quien encontró las soluciones a los muchos problemas contenidos en las melodías desnudas que le di. Su disposición a explorar nuevas vías hizo posible toda la empresa". El primer borrador de la suite fue grabada en el canal irlandés RTÉ para el programa de radio 'The living bridge', y Tara publicó el álbum en 1980, una completísima obra que presenta momentos de muchos colores y sin respiro a lo largo de sus poco más de 40 extasiantes minutos, de la aventura al bucolismo, del recogimiento a la exaltación. Un trabajo pionero y recordado con entusiasmo por crítica y público, que marcó un nuevo camino en la música irlandesa.

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