14.8.20

WIM MERTENS:
"That Which Is Not"

La negación no tiene por qué ser algo desfavorable en nuestras vidas, puede tratarse de un mecanismo de defensa o simplemente de una manera de canalizar ciertas inspiraciones abriendo un nuevo camino, un enfoque que el espigado compositor Wim Mertens pareció utilizar en algún momento de su carrera, al menos en los títulos de ciertas composiciones como "Not at Home", "Not Me", "Casting no Shadow", "No Plans No Projects", "No Testament", "No Darkness", "The Essence of the (k)Not", "Non Datur" ('el principio del tercero excluido', de Aristóteles) o "Noli me Tangere" (no me toques). Un paso más allá fue denominar uno de sus discos "That Which Is Not", o 'lo que no es' (publicado en 2018 por Wim Mertens Music), sobre el que Wim nos hablaba así: "En este disco he querido escapar de la noción tradicional de este término como algo negativo, quise mostrar las maneras positivas en las que puedes decidir en la vida, aún diciendo que no, inyectar un poco de positividad en la cantidad de negatividad que tenemos en Europa hoy en día". Esta vuelta de tuerca supuso uno de los trabajos más interesantes del Mertens del nuevo siglo, aunque tal vez, absorbidos por esa temática adversa, se tendría que decir de otro modo y afirmar que no es cierto que Mertens no tuviera un as en la manga en este momento avanzado de su carrera, puesto que en "That Which Is Not" este artista no deja indiferente a la audiencia, que al fin y al cabo no se deja engatusar por propuestas baladíes, esas que Wim nunca practica en su particular y exitoso estilo.

Mertens es un músico generoso, tanto por su copiosa producción como por lo que consigue plasmar y transmitir con ella, pues difícilmente hay merma en la calidad con el paso del tiempo. A pesar de poseer su marca de estilo, el sonido propio que caracteriza a los más grandes, la variedad en la presentación y la extraordinaria fuerza creativa que le caracterizan, hacen que cada nueva propuesta sea esperada con inusitada expectación por sus seguidores, y él no se hace de rogar, cada muy poco tiempo les complace con nuevas referencias. Las migas que fue dejando Wim durante la segunda década del siglo XXI eran de diversas texturas y sabores, en su mayoría en la faceta de música para conjunto completo y voz, con la excepción del trabajo de piano y voz de 2016 "What Are We, Locks, to Do?". Precisamente ese álbum formaba una especie de trilogía de reflexión histórica (con situaciones en la Bruselas actual, en el Egipto ptolemaico y en la Grecia del 31 antes de Cristo con protagonismo para Cleopatra) junto a "Charaktersketch" (2015) y "Dust of Truths" (2016), tríada que fue comercializada también en un triple CD en 2017 con el título general de "Cran aux oeufs". En su siguiente proyecto, "That Which Is Not", sorprendía de golpe una portada en la que volvía a aparecer Mertens (no se le veía tan claramente desde décadas atrás, en los tiempos de "Epic that Never Was" o "Stratégie de la Rupture"), en una pose muy característica de sus directos, señalando al público como el protagonista de la situación, logrando incluso insinuar un producto desenfadado y muy disfrutable en vivo, como así sucedió en la posterior gira, que una vez más pasó por varias ciudades españolas presentando poderosamente el álbum. Enmarcado en la faceta de su música que incorpora el completo ensemble antes mencionado, la voz sin embargo sólo suena en la mitad de las piezas de la obra. Mertens tiende a la ruptura en la misma, a la diferenciación -dentro de un mismo patrón- entre las composiciones contenidas en un trabajo que parece hurgar a su vez en el pasado. "The Remainder" es un extraño comienzo para tratarse de este compositor, pues esta pieza se mueve por caminos no tan melódicos como su producción más comercial, acercándose más bien a un jazz ambiental que aúna carácter y sensibilidad, y a pesar de lo atípico en su discografía, se trata de una placentera obertura. El piano retoma el compás más reconocible, y la voz (esa excéntrica manera de interpretar, un falsete en idioma inventado, único y auténtico) entra como un trueno en la obra, junto a una especie de acordeón, otra circunstancia extraña en su sonido, por lo que parece que Wim quisiera explorar tímidamente nuevos caminos para el futuro. Este segundo corte, titulado "Bassin d'Atraction", es una pieza profunda, sincera y atrayente, un nuevo acierto del pianista, que en "En chair et en os" apuesta por un tempo rápido y una gama de metales que de nuevo, y junto a la voz, nos transporta de inmediato hasta una de sus obras más reconocidas, "Shot and Echo", la friolera de 25 años atrás. No pasa el tiempo por Wim, que con este tema firma una de sus mejores composiciones, al menos de los que llevamos de siglo. Tal vez en la obra actual de Mertens ya no haya canciones tan emblemáticas como aquellas "Close Cover", "Struggle for Pleaure", "No Testament" o "Shot One", primando un conjunto que sigue siendo absolutamente memorable, fruto de una capacidad de abstracción desbordante donde lo pegadizo ha dado paso a lo práctico, de una realización impoluta y una belleza fascinante. Eso no quita que también existan nuevos clásicos en el nuevo siglo, piezas como ésta (y como otras en cada nuevo trabajo) que despiertan la pasión de su público. Pero si hablamos de temas estrella, no se queda atrás "Its Alien Status", jovial y bailable al compás del violín y el piano; la voz aporta solidez a un esplendoroso conjunto. Un poco más adelante, también "Affording More" presenta reminiscencias a sus éxitos de los 90, pero con un añadido que pocas veces se deja ver en la obra del belga, la percusión. En "Freeze on Volume" son los desenfadados vientos los que nos provocan un nuevo recuerdo, esta vez a un pasado más minimalista (sin duda hay escasez de elementos), el de trabajos muy lejanos como "Maximizing the Audience". El Mertens de ayer y el de hoy hermanados, siempre con la ayuda de Dirk Descheemaeker. Vanguardista pero muy grato. "Nested Cuts" es un nuevo corte destacado, por su melodía de saxo mecida por el piano, esta vez (como en "Freeze on Volume") sin la incorporación de una voz que, a estas alturas (acostumbrados a ella, incluso extasiados en ocasiones) se echa de menos. Como se suele decir, si no existiera, habría que inventarla. Para concluir el disco, "What Holds for All" es un corte hermanado con el primero (aquel extraño "The Remainder"), con algo folclórico y de jazz. Es el final del disco, pero no da la impresión de algo acabado, parece como si Wim se dejara algo para el futuro, ese tiempo que está por llegar pero al que este compositor no le suele dar oportunidad, puesto que siempre tiene una nueva obra preparada antes de poder cansarnos de la anterior. En esta, la instrumentación utilizada se compone de un completo conjunto de cuerdas y vientos, además de arpa, guitarra, bajo, acordeón, percusión, piano y voz.

Cuando se sienta frente al piano, Mertens se imbuye de un poder indómito, y en este trabajo, la sucesión de grandes canciones con su voz que suponen "Bassin d'Atraction", "En chair et en os" y "Its Alien Status" resulta tremendamente excitante. Tal vez su forma de cantar sea una manera de canalizar ese poder, comportándose como un medium en contacto con un ser superior, y aunque al principio pueda resultar chocante, acaba atrapando, convenciendo y esperando más de esa manera tan peculiar de entender la música de piano y voz. De idiomas inventados está el mundo lleno, desde el 'esperanto' de L. L. Zamenhof o el 'vengergood' que William James Sidis creó a la tierna edad de 7 años, hasta los élficos 'quenya' y 'sindarin' que ideó el gran Tolkien para la Tierra Media, sin olvidar el 'klingon' de Star Trek o numerosas lenguas de las mas importantes historias y novelas de ciencia ficción, magia y fantasía. En el mundo musical tenemos el 'scat' (que en el jazz popularizaran Ella Fitzgerald o Mel Tormé), el 'hopelandic' o 'vonlenska' (idioma inventado por el grupo islandés Sigur Rós), las improvisaciones vocales a cappella de Bobby McFerrin, la glosolalia utilizada por Lisa Gerrard o, por supuesto, esta manera de expresión vocal de Wim Mertens que realmente no es ningún idioma ("no sirve para actividades cotidianas, y de una noche a otra lo que canto es diferente porque se genera en el acto"), pero que bien necesitaría un nombre. En "That Which Is Not" no es un recurso que se utilice tanto como en otros de sus discos, pero ayuda a conformar otro delicioso bocado de realidad. Con trabajos como éste, Mertens llama a la puerta de las minorías abiertas a todo y continúa dedicándonos su sensibilidad de corte propio, extensible a todos los que necesiten derribar fronteras y encontrar nuevos caminos sin importar clase, modo o condición. Gracias a Wim por compartir con el mundo sus múltiples expresiones de talento.

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2 comentarios:

Christian dijo...

Otro gran post sobre Mertens, don José. La verdad es que poco más puede añadirse a lo que ya has dicho. Su voz aparece casi como un gañido, como una expresión animal que, con el paso de los años, se ha vuelto algo más ronca y oscura, sobre todo en los directos. "Nested Cuts" es el tema más clásico del álbum, y encontramos en todo el disco ecos de trabajos anteriores, como "A starry wisdom" o "When tool meet wood".

La música sigue fluyendo en su cabeza, y la verdad es que, desde hace unos diez años, no ha dejado de publicar discos para grupo extenso. El único riesgo que corre es que termine sonando demasiado familiar todo. Personalmente, echo de menos que publique algo más experimental, en la línea del material más asequible de sus ciclos ("Poema" o "Alle Dinghe"). Sería peligroso que un minimalista se terminase repitiendo (con perdón por la broma...).

Pepe dijo...

Broma para iniciados, amigo Christian.
Es un encasillamiento muy grato este de los últimos años, yo particularmente no soy gran consumidor de sus discos 'difíciles' salvo alguna excepción, pero es cierto, eso sí, que cuanto menos se hace rara esta etapa sin proyectos experimentales. Alguno llegará de repente y te volará la cabeza.