Desde la tranquilidad de la granja Paraíso (una granja del siglo XVI cerca de Westhall, en Suffolk), dirigían Colin y Carmen Wilcox el igualmente tranquilo sello New World Music, fundado en 1982. New World fue en sus comienzos un negocio de psicología y osteopatia, que derivó en la búsqueda, desde Paradise Farm, de la música ideal para el bienestar y la relajación, sin desdeñar -como otros sellos o artistas de similares pretensiones- la etiqueta new age. "Música contemporánea con la dosis de sensibilidad necesaria para inducirnos en un estado tranquilo", decía Carmen al respecto de sus propuestas. Entre ellas, artistas de creciente fama en el mundillo como Medwin Goodall, Tim Weather, Phil Thornton o, por supuesto, Terry Oldfield, intérprete londinense de instrumentos de viento que llegó a New World Company (como sería conocida más adelante) en 1986. Allí publicó álbumes meditativos de flautas y teclados como "Cascade", "Reverence", "In the presence of light" o "Resonance" en la década de los 80, para alcanzar en los 90 la madurez creativa con obras de gran belleza como "Illumination" o la que nos ocupa, "Out of the depths (De profundis)", publicada por New World Music en 1993.
Serenas y muy hermosas armonías vocales sonaban en el comienzo del mencionado trabajo de 1992 "Illumination" ('Una bendición celta', era su subtítulo), a cargo de la vocalista británica Imogen Moore, interpretando los versos de Carmen Wilcox, que hablaba así del autor del álbum: "Terry es maravilloso como artista y como persona, es un amante de la naturaleza y del medio ambiente". Repitiendo vocalista e inspiración celta, llegó un año después "Out of the depths (De profundis)", que se dividía en tres plácidas composiciones de duraciones largas. "De profundis" es la primera, 24 minutos en los que la conjunción de vientos, teclados, voces y sonidos naturales es muy elegante y primorosa, de hecho el resultado es por momentos demoledor, llega muy dentro. Las voces etéreas iluminan una suerte de fondo oceánico (con sonidos de cetáceos, como ya sucedía siete años antes en "Reverence") y la música provoca sensaciones efervescentes en un todo de 25 minutos absolutamente apacible y sugerente, con una ligera variación elegiaca, prácticamente celtoide, en sus últimos siete minutos, que tendrá su continuación en la tercera pieza del disco. "Out of the depths" es otra calmada muestra de flauta, teclado y ballenas (unos animales cuyo canto parece fascinar no sólo a Terry Oldfield sino a otros muchos músicos de la 'nueva era', comenzando por Paul Winter), sin voces, ambiente plácido y agradable que si bien no es tan inspirado como en la anterior, sigue siendo muy reconfortante, algo más animado pero también meditativo. Para acabar, el tema más corto pero cercano a los 10 minutos de duración, "Hear my plea", retoma y amplía la melodía final de "De profundis", con el protagonismo de la celestial voz de Imogen. Parecemos formar parte de una hermosa leyenda celta, con sus inevitables personajes mitológicos y bosques mágicos, como el hada de la portada de "Illumination". No se especifican en el interior del trabajo los instrumentos utilizados en la grabación del mismo, pero resulta evidente que, aparte de las voces y los sonidos naturales, Terry interpretó flautas y teclados. "Out of the depths" es un completo viaje por bosques y océanos, que se adentra por igual en las leyendas de la verde Irlanda (donde se remontan las raíces de la familia Oldfield) como en la inmensidad azul donde se escuchan las nanas de los cetáceos (de los que la portada del álbum quiere hacer verdaderos protagonistas, y es cierto que se dejan escuchar durante todo el disco, aunque la obra vaya más allá de tan imponentes mamíferos y su peculiar canto), pero también es un emotivo periplo interior, en el que Terry Oldfield encontró una inspiración profunda en el salmo 129 de la Biblia, que dice: 'Out of the depths I have cried to thee, O Lord; Lord, hear my voice. Let thy ears be attentive to the voice of my supplication' ('Desde lo más profundo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz. Deja que tus oídos estén atentos a la voz de mi súplica').
Es difícil que a nadie se le escape que Terry es hermano de Sally Oldfield (con la que publicó en New World "Star of heaven" en 1989) y del más conocido Mike Oldfield, así como colaborador de éste en algunos de sus más aclamados álbumes, como "Ommadawn" o "Incantations". Aun así, Terry ha labrado su propia carrera sin que su apellido le haya ayudado necesariamente. New World Music y New Earth Records han sido los dos sellos que han apostado decididamente por su carrera, de hecho en 2009 y 2010, gran parte de su discografía en NWM fue reeditada por New Earth, también "Out of the depths", que tuvo un cambio de portada. Además, en 2005 había llegado la segunda parte del álbum, "De profundis: Out of the depths II" también para New Earth, con buenas intenciones pero sin poseer la magia del original, una obra con momentos de gran belleza, en contacto con el mundo natural y que, según la web de New Earth, "mejora poderosamente la curación, la meditación o simplemente la relajación".
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Las comparaciones son evidentemente odiosas,pero hay que reconocerle al hermano de Mike que en el campo de la new age su musica no está nada mal. Tengo algunos de sus discos y los escucho de vez en cuando,y este prescisamente siempre fue de mis favoritos.
ResponderEliminarTambién hay que decir que las ultimas cosas que ha hecho dejan bastante que desear.
En fin,gracias por recordarnos que no solo de Mike viven los Oldfield.
Tienes razón, amigo, hay vida después de Mike... aunque su sombra es muy alargada. Sally es facilona (aunque tiene cosas conocidas) y Terry es demasiado relajante, pero tiene obras muy apañadas, como este trabajo de fácil escucha.
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