La evidencia de que una gran mayoría de los pianistas que podemos conocer en la actualidad en el ámbito de las 'nuevas músicas' tocan de un modo parecido, carentes de alma y con escasa capacidad de sorpresa, hace aún más valorable y atractiva la propuesta de artistas con mayúsculas como Wim Mertens, que siempre ha denunciado la arcaica y artificiosa educación musical de conservatorio, que limita por lo general la capacidad imaginativa y de abstracción de los niños y de los jóvenes. Mertens propone una ruptura con lo académico, "no por jugar a ser rebelde, sino porque siempre he tenido la convicción de que el inconsciente no es algo que funcione en términos de tiempo medido". No en vano, su experiencia fue totalmente negativa durante los diez años en los que estudió guitarra y piano. A los 18, tras un suspenso en guitarra, abandonó sus estudios ("para mí, todos los elementos técnicos están en un segundo plano, lo único que cuenta es la expresión musical") y comenzó a planear su 'ataque' musical', que comenzaría una década después, ya inaugurados los años 80, tras estudiar Ciencias Sociales y Políticas en Lovaina y Musicología en Gante. El ataque fue tildado de minimalista, tal vez por haber escrito un famoso libro sobre el tema ('American Minimal Music'), tal vez porque su propia música desarrollaba por momentos elementos repetitivos y vanguardistas. Una variación más melódica y privada en su oferta compositiva fueron, desde 1986, sus discos de piano y voz, y habiendo pasado ya cinco años desde que el seminal "A Man of No Fortune and with a Name to Come" inaugurara esta serie de obras del belga, y tres desde la continuación de esa vía de expresión ("After Virtue"), Les Disques Du Crépuscule (GASA en España) le publicaron en 1991 un nuevo trabajo de canciones sin letra definida titulado "Stratégie de la Rupture".
Tal vez la ruptura que proponía el artista fuera con esa imagen que la crítica tenía de su música, y a fe que el minimalismo que podía cuadrar con algunos momentos (muy disfrutables, por otro lado) de obras como "Struggle for Pleasure", "Maximizing the Audience" o "Educes Me", comenzaba a ser reconducido hacia una iluminada música para conjunto (de formaciones combinables), que dejaba paso de vez en cuando a propuestas más personales, la vertiente contemporánea en sus ciclos -maduros y difíciles de seguir-, y el mencionado éxtasis en el que piano y voz se citan en juegos prolijos y en apariencia apocados. Al hilo de ese carácter, el caso es que Wim, poco amigo de fotografías, ponía por primera vez su imagen para recibirnos con un grupo de piedras rotas en la portada de este fenomenal trabajo, que coincidía tal vez con su momento de mayor popularidad. Y "Stratégie de la Rupture" no decepcionaba, es tal la dosis de pasión suministrada por garganta y manos, y la inventiva tan abrumadora que, preparado o no, el público se topaba con un gozoso deleite en esta extravagante, chocante y muy atrayente combinación. Tiene mérito colocar "Darpa" a la entrada del álbum, no porque se dude de su belleza (el tema es extraordinario -tal vez el tapado del disco- y Mertens regala un registro vocal incluso más allá de lo habitual en él hasta entonces), sino por su comienzo dubitativo hasta alcanzar el tono melódico adecuado, y su larga duración, circunstancias que no son precisamente halagüeñas para la atracción del oyente distraído. No era nueva en su obra esta desafiante táctica, en un artista que sin duda creía firmemente en sus posibilidades. Si no fuera así tal vez un corte como el segundo, "Wia", hubiera sido más apropiado, una composición de las grandes de Mertens, un piano dulce, de antigua elegancia, sin voz, tal vez para no mancillar tan bella melodía. "Jaat" es algo mas convulsa, con gran carga dramática, tal vez no tan propia de la vertiente de piano y voz, pero enseguida llega otro de los puntos fuertes del trabajo, "Houfnice", gran demostración de cómo conducir una pieza de estas características de manera adictiva, ceremoniosa; en esa especie de juego de autoreferencias que maneja el belga, "Au dela du fleuve" (incluida en su trabajo de siete años después "Integer Valor"), parece incidir en su melodía. "Hufhuf", que fue el single principal del álbum, encierra una encantadora pesadumbre en su serenidad; "Jod", el corto final de "Jérémiades" (su siguiente trabajo de voz y piano, en 1995), presenta parecidas notas. "Iris" tiene un ritmo contagioso que rompe el clima de nostalgia (aunque el resultado final de sus llevaderos casi diez minutos no sea tan vistoso), y "Humvee" es otra pieza que, sin destacar, contribuye a una buena escucha del disco, mientras que "Kanaries" es el corte más tranquilo y relajante del mismo, de nuevo sin voz, como la destacada "Wia", y como el tema de cierre, "Awol", que mantiene su serenidad en una extensión mucho más corta. Además, en el CDsingle de "Hufhuf" venían incluidas cuatro nuevas composiciones de corta duración, posiblemente descartes del álbum, pero de indudable calidad, especialmente la rítmica "Far", mientras que "Slam", "Karet" y "Keed" son suaves solos de piano, en este single cuya portada es una pintura del propio Mertens, del estilo de las que se ven detrás del artista en la propia portada del álbum (que en Grecia tuvo una edición con diferente fotografía y tipografía). Es "Stratégie de la Rupture" un trabajo por lo general placentero en la melodía, de ritmos asequibles y armonías elementales, que nos acercan a una concepción libre del arte musical, que encandila fácilmente al seguidor de estas corrientes tan de moda hace unas décadas, que alegraban la existencia de un numeroso y ferviente público.
Decía Mertens que para el artista, su reto y "el que debería ser el de todo el mundo", es encontrar "la propia voz" para expresarse, sea cantada o instrumental. En su discografía, que es como un frondoso árbol en el que cada rama es una faceta de su música, su voz auténtica, la que emerge de sus cuerdas vocales, es una chocante apuesta en falsete y sin sentido gramatical: "Creo que la expresión musical que busco en su expresión más pura, es lo que hago a veces con mi voz, algo muy íntimo que no puedo comunicar a otro músico, aunque lo escriba". Una elección no idiomática curiosa dado que en Bélgica, su país natal, se habla de manera oficial neerlandés, francés y alemán. Antinatural, forzado para unos, divino para otros, lo cierto es que esta gama de discos enganchan inapelablemente, tras su fachada de ingenuidad infantil se esconden luminosas intenciones, y junto a esa forma desenfadada de tocar el piano conforman lo que parece un divertimento privado que comenzó a trascender a todo el mundo por la puerta de atrás, alcanzando de inmediato, por su frescura y genuino desparpajo, la principal. Eso sí, la hiperactividad musical de este creador hizo que, prácticamente a la vez que este "Stratégie de la Rupture" (que es un disco bastante olvidado en directos y recopilatorios), se publicara el primero de sus ciclos, "Alle Dinghe", y sólo un año después una nueva propuesta para conjunto, original y maravillosa, de título "Shot and Echo".
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2 comentarios:
Muy buena crítica de nuevo, don José...
Siempre he visto este disco como una especie de "frontera", es decir, como una línea roja que te obliga a definirte respecto de la música/voz de Mertens. "After virtue" era disfrutable por todos los públicos, pero éste -con la fuerte presencia ya sin tapujos ni complejos de la voz- podía generar opiniones más encontradas. A mí me conquistó del todo especialmente con "Houfnice", pieza de la que una amiga mía me dijo que era tan bella que dolía. Ahí tienes que definirte: o ves a un loco dando gritos o encuentras una expresión animal bellísima...
"Wia" presentaba una idea que luego desarrolló en "Shot one", mi corte favorito del gran "Shot and echo" y una de mis piezas favoritas de siempre. "Iris", años después, tuvo un cierto renacimiento al ser usada en un anuncio que ahora no recuerdo. Y luego, cómo no, hay que mencionar que en el directo "Epic that never was", del 94, unió "Kanaries" con una variación brutal llamada "Night creature", donde se desataba ese animal minimal como quizá nunca antes habíamos escuchado. "La femme de nulle part", del mismo directo, iba en la misma línea de belleza salvaje en estado puro.
Mertens siempre ha declarado que sus piezas, incluso las orquestales, nacen de su voz, del canto; así que los discos de piano y voz son, en esencia, Mertens en estado puro. Muchas de sus composiciones para grupo no son otra cosa que piezas para piano y voz orquestadas, como me dijo tras su concierto al piano presentando el citado directo.
Ah, y recuerdo que, preguntado en el programa de Trecet acerca de los títulos del disco que nos ocupa, respondió que provenían de... un libreto militar de la guerra del Golfo Pérsico. Sí, basta con hacer unas cuantas búsquedas por Google para ver que son términos militares.
A partir de este disco, fue espaciando más su producción de piano y voz en favor de los mastodónticos ciclos y los discos para grupo. Pero este que nos ocupa tiene su lugar de oro en la evolución musical de este gran artista, sí señor...
Gracias por tu comentario, Christian, como siempre imprescindible.
Recuerdo cuando Trecet estrenó el disco, me atrajo desde el comienzo, pero en mi gusto ha ido ganando con el tiempo.
Eso sí, no me acuerdo de esa entrevista, y menos de lo de la guerra del Golfo, tendré que añadirlo a la critica.
Y lo del anuncio con Iris tampoco lo recuerdo, alguien puede dar más datos?
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