Como la legendaria Ave Fénix, que cada 500 años renacía de sus cenizas, en 2012 resurgió también el hechizo de Dead Can Dance, un dúo esencial, simbólico y enormemente atractivo para los amantes del arte hecho música. Inéditos en el estudio desde 1996, afortunadamente no tuvieron que pasar los 500 años del Fénix sino 'solamente' 16, para que Lisa Gerrard y Brendan Perry volvieran a conectar en la preparación de un nuevo plástico, que iba a suponer a su vez el gozoso despertar de su directo (algo que ya ocurrió en 2005, pero que no trajo consigo nuevo álbum). Una vez más, tras componer en la lejanía, Brendan en Irlanda y Lisa en Australia, estas dos almas gemelas que se conocieron a los 17 años se juntaron en el estudio privado de Perry (instalado en la iglesia de Quivvy, en el condado de Cavan, Irlanda) para completar una nueva pieza del críptico puzzle que supone su trayectoria, una música de otro tiempo, que ha sabido mantener su marcado carácter al margen de modas y devaneos, algunos de los cuales han incorporado a sus canciones. El resultado, tan esperado por sus numerosos seguidores, lleva por título "Anastasis" y lo ha publicado en 2012 el sello europeo PIAS Recordings, tomando el testigo de su compañía de siempre, 4AD.
Como los girasoles de la portada, Dead Can Dance levantan sus cabezas de nuevo hacia el sol década y media después, un eclipse musical cuyo final ha supuesto todo un acontecimiento mundial. De hecho, "Anastasis" es un término griego (la eterna influencia griega en su música, títulos y letras) que significa 'resurrección', así que ambos pensaron que sería un título inmejorable para su vuelta. Parece que, en su regreso al estudio, el dúo retome la ilusión de sus comienzos, el sonido que surge del álbum es seguro y potente, se respira confianza, sin olvidarse del calor y la intensidad que el cálido envoltorio de músicas del mundo pinta en una paleta manchada de tonos oscuros. De inicio, los primeros compases de "Children of the sun" parecen devolvernos al Brendan Perry de la época de "Within the realm of a dying sun", aunque con algo más de optimismo, como el cambio de ese sol moribundo a engendrador. La voz se alza sobre la inquietante instrumentación en un resultado vistoso, exultante, climático, un resurgir del cantautor que encandilaba en los mejores momentos del grupo. No está solo, ya que la mejor versión de Lisa también retorna en el segundo corte, "Anabasis", sugerente y misterioso con la ayuda del hang, ese fascinante instrumento de percusión creado recientemente por Felix Rohner y Sabina Schärer, de nuevo a la altura de sus mejores momentos ("Cantara", sin ir más lejos), para continuar occidentalizando una magia oriental en la excepcional "Agape". Como es habitual, y al contrario que su poético compañero, la australiana utiliza la técnica de la glosolalia, cantando palabras sin sentido de un lenguaje místico absolutamente propio. El buen sabor de boca del comienzo del álbum no se diluye en su desarrollo posterior, Perry deslumbra con la enorme instrumentación de "Amnesia" y especialmente con lo que fue el primer sencillo del álbum, la imaginativa "Opium", canción de fácil escucha y seguro disfrute, que cuenta con la única colaboración del disco, la de David Kuckhermann interpretando ese tambor persa de nombre daf. Por su parte, la australiana vuelve a acongojar con su portentosa garganta en "Kiko" (haciendo real su autodefinición de 'emocional') y una "Return of the She-king" algo más sacralizada, en la que escuchamos las voces de los dos componentes del grupo. En el folleto de la gira, así como en la web oficial, Brendan Perry revela ciertos detalles interesantes: "para este álbum he estado fascinado por los elementos clásicos inmutables de la cultura griega, la profundidad de su música y su amor por la canción, la forma en que se combinan filosofía y canciones de amor. Me encanta la influencia oriental que viene a ser un cruce de caminos entre el este y el oeste, un mosaico caleidoscópico de esas culturas fusionadas". Esa orientalidad, que no es en absoluto nueva en el grupo, es más que evidente, especialmente en canciones como "Anabasis", "Agape" (con un sublime comienzo de cuerdas), "Kiko", o más camuflada en "Opium", con su ritmo 6/8 sufi marroquí en la búsqueda de un estado de trance. Otra característica del dúo, el medievalismo, también se puede respirar en composiciones como "Return of the She-king" o la propia "Anabasis", mientras que una ambientalidad más gótica impregna el resto del inspirado trabajo. En sus letras, Brendan Perry habla sobre el devenir de la humanidad, desde su evolución y la memoria colectiva de nuestro código genético ("Children of the sun"), hasta los errores del hombre y la amnesia colectiva social de una humanidad en la que son los vencedores los que escriben la historia ("Amnesia"), pasando por la perdición y el desconcierto de las adicciones ("Opium"), para culminar con "All In Good Time", según el londinense un final positivo, que asegura que "las cosas buenas vienen a aquellos que esperan". Más abstracta, Lisa Gerrard aporta un mayor nivel folclórico y transcultural en la composición de un álbum que se puede encontrar en digipack con las letras de las canciones en el folleto, en un bonito vinilo transparente o en una exclusiva edición limitada que incluía en un estuche rígido el CD, un libro con las letras e imágenes del diseño, una litografía de la portada autografíada y un USB con el álbum en formato digital.
"Anastasis" devuelve a Dead Can Dance a los ambientes misteriosos, místicos incluso, de sus trabajos más oscuros, sin desdeñar esa incierta tribalidad que tan buen resultado otorgaba en "Into the labyrinth", pero sin adentrarse tan profundamente como en "Spiritchaser", donde el dúo perdió parte de su identidad, de sus intenciones primigenias. Casi daba la impresión en aquel álbum de ruptura de que Perry se desentendiera en parte del proyecto, dada la ausencia de las típicas canciones que llevaban su firma en anteriores entregas del grupo (con su atractivo estilo más cercano al pop-rock que a las músicas del mundo, pero distinto, sombrío e hipnótico) y que, en "Anastasis", vuelven en todo su esplendor, de tal forma que tal vez los productores de las películas de James Bond deberían fijarse en algunas de ellas. En su nueva reunión, estos dos músicos se compenetran a la perfección, aportando al conjunto su propia interpretación musical del mundo, incluso es posible que parte de su enorme éxito se deba a sus distintas visiones de la realidad en una misma intención estética, lo que no se puede negar es la conexión que les une a pesar de la distancia que les separa, y que ha hecho que estas dos mentes vuelvan a estar juntas, sin motivaciones económicas, para explorar por el mediterráneo, oriente y el norte de Africa en un viaje que nadie debería perderse pues la música de este grupo, más que a disfrutarla, invita a fundirse con su propia esencia.
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10 comentarios:
El reencuentro después de tantos años me ha dejado un buen sabor de boca. Esperemos que sigan en esta onda.
Un retorno fabuloso, sin duda. Lástima que no se hayan prodigado más en sus conciertos por España, pero seguro que volverán y que habrá más discos.
Jaiiiiii
A mí el retorno me ha sabido a poco. El disco se me hace ligeramente pesado y largo. Entre lo predecible (todas las canciones me saben a vistas) y lo inflado que está (se alargan a base de repetirse) no termina de llenarme como los otros grandes de la banda. Además, el estilo moderno de Perry desentona mucho en algunos momentos. Me parece buen disco, pero ya está. Me gustó más Ark de Perry, donde curiosamente lo moderno sí fluye de maravilla. Precisamente lo comenté hace unos días, después de estar siglos sin hablar de música:
http://warrenelcriticon.wordpress.com/2012/10/21/brendan-perry-ark/
Lo de que hagan tan pocos conciertos es una broma :(
Je je, como de costumbre, tú y yo no coincidimos mucho en ciertos gustos puntuales. Sin embargo, sí que estoy contigo en que "Ark" es un gran disco de Brendan Perry (lo comentaré también en un futuro, como el gran "The mirror pool" de Lisa), mucho mejor que su anterior entrega, "Eye of the hunter".
¡Muy buenas!
A mí no me han decepcionado. Y lo tenían muy difícil, porque después de tanto tiempo y de tantos altibajos en la relación Perry-Gerrard el sonido Dead Can Dance podía haberse diluido. Pero, por suerte, no ha sido así: y en las carreras por separado de ambos hemos comprobado que ese sonido ha seguido siempre ahí, solo que cada uno le daba su propio toque; así que el regreso del dúo, después de tanto tiempo en el que han madurado por su cuenta esa "experiencia DCD", prometía mucho.
Y el que brilla con fuerza aquí es Perry; Gerrard me parece que llega un poco más "de prestado". Se nota mucho la división entre los temas de Perry (más oscuros e inclasificables; volvemos a tiempos, como dices, de "Within the Realm...") y los de Gerrard (más cercanos a la música oriental; "Anabasis" es una reinterpretación de "The Lotus Eaters"); de hecho, el único dueto, "Return of the She-King", tiene que recurrir a un estilo intermedio, la música medieval. Se nota la influencia del Perry de "Ark", como comentáis; un músico que lleva estos 16 años metido dentro de mundillo darkwave, independiente, y que ha traído todas esas influencias a DCD. A lo mejor la presencia de cuerdas, baterías y mayor fuerza en los sintetizadores nos pueda echar atrás. Pero, aunque sea un nuevo camino, conservan el espíritu original; y a mí estos cambios, aunque algunos no termine de verlos claros, no me desagradan. A ver cómo evolucionan. Si hay más discos del grupo, claro.
Esperemos que los haya, Reven (me refiero a nuevos discos).
Extenso comentario, y totalmente acorde con lo que yo veo en "Anastasis". Interesante tu visión de la canción en la que suenan sus dos voces, teniendo que recurrir al 'estilo intermedio'.
Saludos.
Lo he podido escuchar en spotify y me ha parecido fenomenal,si bien no me atrevo a compararlo con otras etapas del grupo de las que guardo un maravilloso recuerdo.
En cuanto a Perry en solitario,me pica la curiosidad,lo escucharé cuanto antes.
En verdad , considero que este sello discográfico es mas que admirable,puede que los 58 minutos y algo que dura , se debe en parte a tratar de llevar a la mente un trance oculto, que solo se encuentra en el momento calma o despliegue emocional de disco. Yo en mi sincera y humilde opinión, no se puede decir que es lo de antes, ya que el legado puesto en su música, es largo. Francamente recomiendo que al momento de acostarse sentarse o simplemente estar dispuesto a escuchar, olvidar todos aquellos ritmos ya escuchados y dar rienda suelta a algo que se puede llamar majestuoso, la gran capacidad de esta música es que en verdad puede relajar la conciencia y el inconsciente. El efecto Mozart que brinda este tipo de discos es solo para ser disfrutado, el merito en esta música es aprender a poder apreciarla.
Santi y amigo anónimo, gracias por compartir vuestras opiniones, cercanas a ese optimista sentir general. Lástima que ese 'efecto Mozart' llegue con cuentagotas últimamente, así que cuando llega hay que disfrutarlo a tope!!
Tuve la fortuna de verlos en directo en la gira del disco, tras desaprovechar la ocasión en la gira de Spirit Chaser en 1996, bien cerquita de casa, y que estaban en plena forma.Y luego en el concierto sin disco en 2005, pero con temas nuevos, en el que se agotaron las entradas enseguida.
A Lisa la he vuelto a ver con orquesta, en la gira del Mundo de Hans Zimmer, pero ha perdido voz, y se ha puesto enorme (toda una muñeca pepona)
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