No es fácil conseguir que un disco de solos de piano no resulte tedioso, y menos que destaque en la generalidad de una corriente, la de las Nuevas Músicas, en la que no sólo abundan los buenos pianistas (algunos de enorme fama, incluso más allá de la calidad de sus composiciones), sino que tales trabajos pueden perderse en su maremágnum de estilos, instrumentos y fusiones. Tal vez por provenir de un país poco habituado a exitosos instrumentistas internacionales como es Italia, el caso de Ludovico Einaudi no es de los de triunfo inmediato. Nacido en Turín y graduado en composición en Milán, no deja de resultar extraño que su primer disco realmente propio llegara a mediados de los 90, cuando este pianista llevaba cerca de quince años componiendo para teatro, danza, orquestas o realizando música de cámara. Sin contar "Time out", basado en su música para el espectáculo teatral de igual título, "Le onde" fue su primera entrega y BMG Ricordi (Casa Ricordi era una célebre y antigua compañía milanesa que adquirió BMG, y posteriormente Universal Music) la publicó en 1996 (una posterior reedición presenta una portada distinta a la original), suponiendo un enorme aldabonazo para su autor en ese mundo indeterminado que sabe recoger lo mejor de lo clásico y de lo nuevo.
Una poesía firmada por Ludovico Einaudi protagoniza las páginas centrales del libreto del disco. Habla de una playa larguísima, sin principio y sin final, y de un hombre que camina por ella, contemplando esas olas del título de la obra, más grandes o más pequeñas, más cortas o más largas, siempre iguales y siempre distintas. Puede venir a la cabeza esa definición de minimalismo que habla de un cielo lleno de nubes que parecen siempre iguales pero en realidad van cambiando casi imperceptiblemente. Minimalismo es una etiqueta que no disgusta a Einaudi -es confeso admirador de la obra de Philip Glass-, en la cual se le puede inscribir si bien sus canciones presentan por lo general unas características melódicas más numerosas y cambiantes, algo parecido a lo que sucede con las bandas sonoras de otro pianista admirado por el italiano, Michael Nyman. De hecho, en la composición que da título a "Le onde" se podrían encontrar ecos lejanos del exitoso tema principal de "El piano", publicado sólo unos años antes. Francamente, y más allá de comparaciones, "Le onde" es una de esas melodías envolventes que consiguen que se pare el tiempo, que las personas se sumerjan en un mar de recuerdos, de evocaciones, de nostalgia. Pero si "Le onde" es una partitura soberbia, todo un homenaje a la belleza, la facilidad de Einaudi para crear piezas verdaderamente hermosas, plásticas, incluso simbólicas, no se queda ni mucho menos ahí. "Le onde" es un disco inspirado por la novela "The waves", de la novelista británica Virginia Woolf, una de las mayores figuras femeninas literarias del siglo XX, cuya prosa poética es convertida en música para piano, intentando conseguir la misma transmisión de sensaciones e impresiones. Ludovico se gusta y nos gusta cuando acomete melodías hipnóticas como "Ombre", dominando por completo el tiempo y el espacio, o fantaseando en momentos tan mágicos como "La linea scura". "Canzone popolare" es el comienzo, e introduce el elemento popular en el disco (una fuerte influencia en su estilo), mientras que composiciones calmadas como "Tracce" suenan enérgicas y las más desenfadadas como "Questa notte" sabe vestirlas de gozoso júbilo para hacerlas subir muchos enteros a pesar de no estar acompañadas de más instrumentación. Sorprende comprobar que la magia del disco no se acaba en su primeras canciones sino que dura hasta el final, pudiendo encontrar ejemplos de sobrada calidad en los últimos cortes, composiciones que para otros artistas serían de clara referencia como "Onde corte" o "Passaggio", que llevan impresa la magnificencia del estilo ya inconfundible de las manos de Einaudi. Realmente todo el álbum parece ser la banda sonora de una vida, pero adaptable a la de cada uno de los oyentes, capaces de encontrar consuelo en el conmovedor baile de notas de "Lontano", la pulcritud de "Ombre", la espiritualidad de "La linea scura", la ambientalidad de "Tracce", la contundencia de "Questa notte" o la ternura de "Dietro l'incanto". En general, y para tratarse de su primer CD, Einaudi logra en el mismo una atmósfera sorprendente y muy fructífera, un poderío que años después se verá complementado por una ligera electrónica, y es que este instrumentista estudió con uno de los grandes, el compositor vanguardista italiano Luciano Berio, que no desdeñaba la incorporación de esos elementos modernos en sus composiciones, buscando el equilibrio entre lo clásico y lo moderno.
Con "Le onde" Ludovico Einaudi dió el salto definitivo hacia la fama en el mundillo contemporáneo, de hecho Classic FM hizo de este disco un éxito de ventas en el Reino Unido. Plagado de enormes baladas, de las que sorprenden y emocionan, este trabajo se comporta como un ser uniforme. Einaudi irradia libertad con su estilo de banda sonora de viaje, pero uno de esos en los que se funde la aventura con una historia de amor, que se va desarrollando a lo largo del disco. Precisamente tres de los cortes de "Le onde" fueron incluídos en la banda sonora de la película "Abril" de Nanni Moretti ("Le Onde", "Ombre" y "Canzone popolare"), mientras que "La linea scura" se escucha en otra película, 'Fame chimica', de Paolo Vari y Antonio Bocola. Su idilio con la música para cine aún no había alcanzado su más alta expresión, y los encargos se multiplicarán con la fama y los años. No es este turinés, que de pequeño tocaba el piano con su madre, un músico exclusivamente de melodía, sino también de técnica, de fuerza, de ambiente y de sentimiento. Comenzando por la miniatura que abre el trabajo, Einaudi adquiere en "Le onde" ese tono popular que le acerca al oyente de manera más profunda, asombrando con la solidez de sus composiciones, la inquietud que transmiten y la firmeza de un lenguaje que obliga, literalmente, a permanecer a la escucha.
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Yo escuché su famoso Divenire hace tiempo y me aburrió mucho. No he vuelto a darle una oportunidad desde entonces.
ResponderEliminarMe sonaba tu mala experiencia con Einaudi. Es extraño, a mí me parece uno de los bastiones de la música instrumental de calidad en la actualidad, lo que es confirmado por crítica y público. Hace escasas fechas asistí a un emocionante concierto suyo y pude ver firmados algunos CDs por un Ludovico atentísimo y muy muy humilde. Bravo por él y por su contínua inspiración.
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