A falta de un año para cumplirse una década de la aparición del exitoso "Tubular bells", un Mike Oldfield que aún no había llegado a la treintena consiguió de nuevo encauzar su carrera después de un infructuoso intento de triunfar en los Estados Unidos (con el muy americano "Platinum") y de un agradable pero algo irregular "QE2". No eran buenos tiempos en la relación de Oldfield y su jefe, Richard Branson, pero este último -acusado de estafar a nuestro protagonista por los pingües beneficios de "Tubular bells"- se podía frotar las manos ante el nuevo idilio que iban a entablar artista y público gracias a la sencillez de lo que hasta la fecha más se le había resistido a Oldfield, las canciones. El primer ejemplo lo encontramos en un álbum grandioso publicado por Virgin Records en 1982, un plástico titulado "Five miles out" en el que, sin embargo, abruma el nivel de los temas instrumentales (o semiinstrumentales, ya que pequeñas cancioncillas se deslizan en los cortes más largos). La combinación de ambas tendencias, canciones e instrumentales, va a ser marca de la casa durante la década de los 80 y el éxito, por lo general, mayúsculo.
"Five miles out" recrea en su portada -una soberbia pintura de Gerald Coulson- la tensa experiencia que Oldfield y su banda sufrieron cuando volaban sobre los Pirineos en su pequeño avión privado durante la gira europea de 1980, que pasó en septiembre por España. Ese momento traumático en el que el bimotor era zarandeado sin piedad por una tormenta generó a buen seguró bastante de la inspiración para "Five miles out", en especial en su canción homónima, un tenso relato de los hechos con sonidos aéreos, mensajes de socorro, un clímax agónico, guitarreos desaforados y las voces de Mike Oldfield y una Maggie Reilly que ya había participado brevemente en "QE2" y que iba a ser sustituída en el video-clip de la canción por una modelo. Como primer sencillo, "Five miles out" iba a contar extrañamente en la cara b con una canción rescatada de "Platinum" pero en una versión en directo, "Live Punkadiddle", mientras que el rol de segundo sencillo del álbum iba a recaer en el segundo corte vocal del mismo, "Family man", otra espléndida canción de ritmo pegadizo que se rumorea está inspirada en uno de los miembros de la banda, el guitarrista Rick Fenn, y su manera de eludir las proposiciones de numerosas fans diciendo que él era un 'hombre de familia'. Un inmenso instrumental -tanto por su duración como por su calidad- ocupa íntegra la cara A del vinilo: "Taurus II" sigue la estela del "Taurus I" de "QE2" pero de forma más completa y rabiosa; esta larga composición (casi 25 minutos) se desarrolla con una clase innegable en su sucesión de tonadas sin estribillo, moviéndose por caminos donde conviven gratamente rock y folk, y aun sin encontrarnos con impresionantes solos de guitarra, el dominio de este instrumento por parte de Oldfield es claramente abrumador, integrándolo con teclados, bajo, percusiones, voces, incluso la gaita de un Paddy Moloney que repite con Mike siete años después de "Ommadawn". También el vocoder (ese sintetizador de voz tan robótico) y el Fairlight (teclado considerado como el primer sampler de la historia) toman protagonismo por su novedad en la época. Oldfield se vale de su pericia en el estudio de grabación para construir con muros firmes un título emblemático, coherente y con varios momentos mágicos que nos pueden remontar unos años en el tiempo. La inspiración continuaba intacta, y nuevas demostraciones estaban contenidas en la segunda cara del disco. El delicado comienzo de "Orabidoo", por ejemplo, así como su delirio final de guitarra y en definitiva toda esta magna composición, es susceptible por sí sola de reivindicar la figura de Oldfield en toda la década de los 80. Y si "Orabidoo" es auténtica magia dificilmente superable, "Mount Teide" es energía, la misma que impactó a Oldfield cuando visitó el volcán tinerfeño, la que queda plasmada en esta pieza dominada por la percusión de Carl Palmer. Tim Cross (teclados), Rick Fenn (guitarras), Mike Frye (percusión), Maggie Reilly (voz) y Morris Pert (percusión y teclados) habían sido los integrantes de la banda que acompañó a Oldfield en la gira europea de 1981, y volverán a hacerlo -excepto Frye, sustituido por Pierre Moerlen- en la gira mundial de este año 1982; todos ellos repitieron protagonismo en el disco y aparecen como coautores de dos de los temas, "Family man" y "Orabidoo". Como curiosidad, en sus interesantes juegos de autoreferencias, Oldfield intercala los primeros compases de "Tubular bells" en el comienzo de "Five miles out", una melodía de "Taurus I" suena en "Taurus II", y a su vez, algunos de los riffs de "Taurus II" se escuchan en "Orabidoo y otros forman parte de la canción "Five miles out".
El año en que Michael Jackson deslumbró con "Thriller" (el mismo que poco después se dice que intentó contactar con Oldfield sin éxito) y que en España triunfaba "Mecano", el primer álbum del conocido grupo madrileño, Mike Oldfield retornó con "Five miles out" a su particular rock sinfónico que le había visto triunfar años atrás, sin olvidarse de conjugar su música con elementos del folk, música celta o pop elegante. Sin estridencias ni efectos excesivos, demuestra su capacidad en un disco completo, grandioso, exponente de una visión musical de difícil parangón en esa época. Elementos ahora arcaicos como el vocoder se compenetran con los instrumentos de siempre, con el 'novedoso' fairlight y la ausencia de temores en el uso de la batería. Los estudiados cambios de ritmo y estructura se sostienen por la capacidad multiinstrumentista y como compositor de un Oldfield muy madurado respecto a sus primeras y muy populares entregas, y remonta en cuanto a ventas y popularidad, alcanzando el número 7 en las listas británicas. Con los años y las innovaciones técnicas, el estudio de grabación se convierte en el arma definitiva para consolidar a un artista único que, como Cid Campeador, podría haber sido el vasallo ideal de tener buen Señor, ya que los años 80, buenos para él, podrían haber sido inmensos en una compañía más permisiva o acorde al género musical propuesto años atrás. En cuanto a "Five miles out", el por qué este álbum no es referenciado en las enciclopedias del rock como uno de los grandes es y seguirá siendo un misterio.
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Nada, sólo comentar que hace mucho que estoy suscrito a tu RSS del blog y que aunque nunca te he puesto un comentario enhorabuena por la recopilación de autores, tiempo para revisitar buenos discos y la labor ímproba que ya has hecho al respecto, ¡muchas gracias!
ResponderEliminar¡Qué recuerdos! Cuando se publicó estaba por Francia, y la primera escucha la efectué en casa de mis primos. Al día siguiente fuimos a comprar tres LP´s más, pues quedaron prendados con los sonidos que fluían por la habitación, en especial con los temas Taurus II, Orabidoo y Mount Teide. Aproveché para explicar el motivo de la portada del disco, y por aquellas época ante el desconocimiento de la audiencia quedar en una posición de "conocimiento del artista". Sigue figurando entre las cuatro mejores obra de Mike Oldfied, para mi gusto. Soy un enamorado del tema Orabidoo, que gracias a él, llegué a conocer a Pepe Cantos, autor de este blog, y hace años editor, autor y otras tareas del fanzine dedicado a Mike Oldfield.
ResponderEliminarTras leer el artículo, no he podido menos de volver a poner la obra "Five Miles Out" y escucharla íntegramente, disfrutando de los buenos sonidos que de ella emanan.
Qué sorpresa, Juan Antonio, me alegra verte por aquí compartiendo tu experiencia francesa. Yo en aquella época escuchaba más bien a Mecano y cosas fáciles.
ResponderEliminarEn cuanto a tí, jlobejon, gracias por tu comentario, de verdad. Espero seguir con estas revisiones mucho tienpo y que sigas atento a ellas.
Mike Oldfield fue el primer artista al que conocí en serio, cuando me empecé a mover por el mundillo de "nuevas músicas-rock progresivo y sinfónico-música electrónica" con once años. Y siempre ocupará un lugar especial entre toda la música que he conocido después. Para mí, Five Miles Out es uno de sus grandes discos: el más equilibrado de aquella etapa pop de los 80 y el mejor de todos ellos(sin menospreciar al gran Crises, pero en este la parte instrumental es demasiado poderosa y tiene mayor presencia; y, no nos equivoquemos, Mike es un músico instrumental). Por desgracia, uno de los menos conocidos de Oldfield: e injustamente, porque tiene calidad como para ser uno de los grandes referentes del rock sinfónico-progresivo. Menos mal que entre los fans del de Reading es uno de los más valorados.
ResponderEliminar¡Un saludo!
Buen músico para comenzar, este tal Oldfield, y más si lo pillas con ganas a los 11 años. Calculo que eres joven y accediste de golpe a lo mejor de su discografía, así que me parece estupendo que destaques "Five miles out", que como bien dices es de los discos favoritos de sus seguidores. Claro que como no tiene ni un "Moonlight shadow" ni un "Islands", no es de los más recordados en general. El tiempo le dará la razón.
ResponderEliminarEl gran disco de Oldfield en los años 80, lo demás en comparación es muy inferior, sobre todo Earth Moving (salvo quizás The Lake).
ResponderEliminarVeo que te gusta la música new age, te invito a que visites mi blog:
ResponderEliminarwww.pianistasdelmundo.blogspot.com
y si quieres lo puedes incluir entre tus lugares favoritos.
Comentame que te parece.
Yo tengo una visión algo peculiar sobre lo que pasó con Oldfield en los 80. Es verdad que en Virgin le pedían temas pop radiables, pero creo que este asunto de la presión y las exigencias se ha exagerado un poco, quizá por parte del propio Mike, que hace subir el pan con solo abrir la boca y es muy muy "veleta".
ResponderEliminarVisto con la perspectiva de los años, tengo la sensación de que la compañía no pedía más que -como mucho- un par de temas pop por disco para ser lanzados como singles. Prueba de ello es que Mike siguió dedicando generalmente muchos más minutos del LP a las piezas instrumentales que a las cantadas. Quitando esa rareza que es Earth Moving, otros discos con mucho peso vocal como Discovery o Islands demuestran que a Oldfield realmente le encantaba hacer música pop (en su día dijo que Discovery era su mejor disco, nada menos), y felizmente llamaba a gente como Jon Anderson o Bonnie Tyler para codearse con otros artistas de primera fila. Tampoco es que sus temas pop fueran precisamente muy convencionales, ya que hay entre ellos un amplio colorido y bastantes experimentos a la altura de sus mejores composiciones.
Creo que Mike Oldfield, precisamente porque el 99% del tiempo ha sido dueño absoluto de su trabajo como compositor, es uno de esos creadores que se permiten la vacilada de renegar de su propia obra y autojustificarse constantemente, según soplen los vientos o le convenga, un día dando unas razones y otro día exactamente las contrarias para las decisiones que un día tomó.
Saludos, Pepe. Y perdón por la parrafada.
Eloy, un blog muy currado y muy interesante, claro que lo incluyo en mis enlaces.
ResponderEliminarNo es el único que apuesta, señor conde, por el veletismo de Oldfield y la suposición de que siempre ha sido dueño de su estilo y de su música. Yo creo que no fue así al 100%, si bien su deseo de triunfar con las canciones le hizo experimentar agradablemente con ellas, especialmente en "Discovery" y "Islands". Además, de ser así no se entendería la demostración de "Amarok" y las puyas vertidas en éste y en "H's open" contra RB, pero claro, ¿como explicamos también "Earth moving"?
Qué difícil es este Oldfield, no?
Como persona puede que sea un poco "especial" pero su música es especial. Tiene verdaderas obras maestras, y esta es una de ellas. No me canso de escuchala.
ResponderEliminarCreo que todo lo que decís es cierto, y yo desde luego no pretendo menospreciarle como artista (es mi favorito de siempre) ni como persona. Aun así, incluso en su mirada y su comportamiento me da la impresión de que es un hombre mentalmente desequilibrado (¿le pegó demasiado a las drogas? ¿se cayó de la cuna?). Sé que suena mal, pero podría ser uno de esos artistas que están un pelín mal de la cabeza, y quizá precisamente por eso ha hecho cosas al alcance de pocos mortales.
ResponderEliminarEsperemos que no le dé un día por cortarse una oreja o algo así.
Fue precisamente en sus momentos más desequilibrados cuando nos legó sus primeros discos (viva el LSD!!!). Desde luego por las cosas que hace con la prensa, con los fans y a veces con los suyos, está claro que tiene problemas de conducta.
ResponderEliminarRespecto a lo de tratar a los fans, sólo una de sus últimas anécdotas: cuando terminó la presentación de "Music of the spheres" en Bilbao, ante las pocas personas que logramos entrar -de las que aún muchas menos éramos realmente fans-, el tío esperó a que aplaudiéramos un minuto, pilló al hombro su guitarra y desapareció sin más, sin decir adiós, sin pararse a saludar a nadie, ni a público ni orquesta ni coro, y por supuesto no salió a tomar unos canapés con las autoridades y plana mayor de su compañía, como sí hizo, por ejemplo, Hayley Westenra. Es algo tan común que cada vez más hay que admirar al Mike músico pero no al Mike persona.