14.2.11

DAVID VAN TIEGHEM:
"Safety in Numbers"

Los nostálgicos de las nuevas músicas, en especial sus más acérrimos seguidores, recordarán ese marginal programa titulado 'Música N.A.', creado y presentado por Ramón Trecet y Lara López. No serán muchos los que en la cabecera del programa reconozcan al personajillo que manipulaba con sus baquetas el mobiliario urbano neoyorquino como al genial percusionista estadounidense David Van Tieghem. Nacido en 1955, Van Tieghem no es exclusivamente percusionista, en su curriculum podemos comprobar cómo su experiencia acapara la capacidad de interpretar teclados, componer todos los temas de sus discos, preparar performances, diseños de sonido e incluso pequeñas apariciones como actor. Eso sí, la principal base de sus estudios, de su carrera y lo que le ha merecido enorme fama ha sido la percusión, de la que se han aprovechado músicos tan importantes como Laurie Anderson, Brian Eno, David Byrne, Steve Reich, Pink Floyd, Howard Shore, Robert Fripp, Ryuichi Sakamoto o Michael Nyman, entre muchos otros. David irrumpió con fuerza en el mercado discográfico cuando Warner Bros decidió publicarle en 1984 su primer disco, "These Things Happen", un acertado aunque caótico juego de percusión, electrónica y algún retazo acústico en un entorno bastante experimental que caló en la crítica. También Peter Baumann se fijó en su flamante propuesta, que casaba definitivamente con la esencia de su compañía, una Private Music con la que grabó dos trabajos a finales de los 80.

Desde luego que la música de David no se encuentra en un entorno tradicional sino urbano, ruidoso, experimental, incluso robótico. En su segundo plástico, "Safety of Numbers", publicado en 1987 por la mencionada Private Music, intenta ser más ordenado, ceñido a ritmos y melodías más definidas, aclarando sus intenciones, aunque en la misma esencia urbana electrónica, por eso choca más su cohesión y ciertas composiciones abrumadoramente bellas. Como fabuloso percusionista que es Van Tieghem, "Safety of Numbers" nos asombra por la multitud de estímulos auditivos en cada tema, una escucha atenta de composiciones como por ejemplo "Night of the Cold Noses" es una asombrosa experiencia, claro ejemplo de la capacidad magnetizante del de Washington. Prima el conjunto, una sucesión de efectos acústicos y electrónicos en la que sencillas melodías aportan su tímido toque de cordura, si bien se adivina un trabajo inmenso de identificación y vanguardismo, aunque con la facilidad de una publicidad y distribución aseguradas, en un buen momento de su discográfica. No por eso pierde la magia, pues lo que le puede faltar de espontaneidad lo gana en experiencia. Van Tieghem utiliza algunas de sus composiciones para ballet y teatro en este trabajo: el primer y espectacular sencillo, la novedosa "Galaxy" que empieza a marcar la pauta del álbum y de lo que es Van Tieghem (puro ritmo, energía que llena sin necesidad de melodía reconocible), y la antes mencionada "Night of the Cold Noses" (de ambiente sensual y turbador, a la manera de Patrick O'Hearn, apoyado por la flauta y por un instrumento eléctrico tan poco corriente como el Chapman stick -una especie de mezcla entre bajo y guitarra que se toca haciendo tapping-) pertenecían originalmente al ballet 'Rough Assemblange'; la rítmica pero algo atropellada "Future" (que se vale del Fairlight para crear notas que parten de la voz humana y acoplarlas a un entorno globalizante) y una brillantísima "All Safe" (melodía exultante de esencia misteriosa con voz femenina) a otro ballet, 'VII for VIII'; mientras tanto, "Crystals" (que se apoya en cuerdas de sonoridad oriental en un entorno meditativo) y la grata atmósfera de "Deep Sky" eran parte de la obra de Broadway 'The Alchemedians', de cuyo título toman su carga surrealista. "Skeleton Key" y "Clear" presentan ambientes tecnológicos, fantasioso el primero, urbano con un toque de acción el segundo, pero hay un trasfondo especialmente poderoso en algunos ambientes de sintetizador que ejercen de fondo de piezas altivas como "Thunder Lizard", la estupenda "All Safe", antes mencionada, o el plato fuerte de la obra, un sensacional y sorprendente colofón de título "A Wing and a Prayer", poesía hecha música moderna, un prodigio que reúne todas las buenas cualidades del resto del trabajo en un contexto más ambiental que la media, y que constituye una de las grandes composiciones de Private Music, como bien lo entendió la compañía al incluirla en el recopilatorio de 1989 "Some Music is Private Music" junto a otras grandes piezas de músicos ejemplares como Patrick O'Hearn, Andy Summers, Yanni, Suzanne Ciani, Jerry Goodman, Eddie Jobson o Tangerine Dream, es decir, emblemas de los primeros años de Private Music. En general, nos asalta en el trabajo un maravilloso aluvión de instrumentos de percusión (marimbas, gong, platillos, gamelán, tambores africanos, de metal, madera o cerámica, sonidos de radio y televisión, tubos, tuberías, latas de refresco, etc...), apoyados por guitarras, flauta, arpa o piano, en el que hace su aparición al sintetizador Ryuichi Sakamoto en dos de los cortes, y que está co-producido por Van Tieghem y por Roma Baran, productora de su amiga Laurie Anderson.

Viendo los originales videoclips de David Van Tieghem queda patente que lo suyo es una forma de vida, la de alguien que empezó tocando de muy pequeño con ollas y sartenes en la cocina de su casa. Sus performances demuestran tal dualidad que lo mismo se puede admirar a un genio de la percusión que observar a un divertido payasete extrayendo sonidos inusitados de cualquier elemento existente a su alrededor. Por supuesto, sus discos son de escucha aconsejada, en especial "These Things Happen" como obra primeriza y "Safety of Numbers" por su solidez y consolidación, con momentos de notable esencia urbana ("Galaxy", "Thunder Lizard"), ambientes muy estimulantes ("Night of the Cold Noses", "All Safe", "Skeleton Key") y una pequeña maravilla como colofón ("A Wing and a Prayer"). En la misma onda, "Strange Cargo" fue en 1989 la segunda y última referencia en Private Music de este sugerente y espectacular mago de las baquetas, que muchos años después, y tras ganar numerosos premios por sus proyectos para teatro y danza, continuó ofreciendo pequeñas dosis de sus capacidades en obras tardías como "Thrown for a Loop" (2009) o "Fits & Starts" (2013).







4 comentarios:

santi dijo...

Estupendo,otro descubrimiento interesante.
A por él.

Pepe dijo...

Me alegra que te guste, Santi. Fueron una serie de discos innovadores, muy interesantes.

Private Music no suele fallar.

Anónimo dijo...

Hola Pepe:

No sé si ya conocías este blog... te dijo el enlace por si te pudiera interesar. Es sobre el mítico sello fonográfico Windham Hill http://windhaming.wordpress.com/.

_Matias Buenas

Pepe dijo...

Topé con él trasteando hace algún tiempo, pero se me había olvidado. Gracias por el recordatorio.