Aunque el último álbum del imaginativo dúo estadounidense formado por Ira Stein y Russel Walder, "Under the eye", fuera publicado por Sona Gaia (división de Narada Productions para la que, además de Stein y Walder, también grabaron artistas destacados como Ancient Future, Max Lasser, Michael Gettel o el excepcional dúo formado por Alasdair Fraser y Paul Machlis), el siguiente paso de Stein en solitario iba a ser editado directamente por Narada en el subsello Narada Lotus, dedicado a la variante más acústica de las Nuevas Músicas. La apuesta funcionó, ya que "Carousel", publicado en 1992 y con fotografía de portada del reputado artista Nicholas DeVore III, era una interesante demostración de elegancia y madurez a través de diez canciones de bello acabado y diversa inspiración, como por ejemplo las vivencias, la familia, la inocencia de la niñez, e incluso la ciudad de Sevilla, en la que Stein y Walder habían tocado en octubre del 91 en los Terceros Encuentros de Nueva Música.
Y no es que nos encontremos en "Carousel" con una exuberante profusión de ideas y un aluvión de conceptos, sino con una estupenda sobriedad, un buen hacer general del teclista angelino que, como en sus trabajos con Russel Walder, envuelve al álbum en una armonía natural y tierna gracilidad. El piano es cálido y agradable, rítmico en ocasiones, pero salvo en un par de piezas no es el único protagonista, ya que el juego instrumental se complementa con guitarra clásica, chelo, bajo eléctrico, bajo sin trastes (gran contribución la de Hans Christian Reumschuessel con esos cuatro instrumentos), bajo (no confundir al estupendo bajista Bill Douglass con el delicioso músico canadiense Bill Douglas), guitarra acústica (Tom Valtin) saxos soprano y tenor (Daniel Zinn), violín (Charlie Bisharat) y percusión (John Loose). El resultado, completo y vistoso, es ante todo primoroso y melancólico, y se admira en mayor medida en las tres composiciones estrella del álbum: "Briarcombe", que abre el trabajo con mucha dulzura y un marcado intimismo, es un caudal de buena instrumentación (el violín, particularmente, apabulla en un final emocionante) al servicio de una bella melodía; "Jonathan's lullaby", que lo cierra, es la dulzura hecha canción y demuestra el inmejorable momento por el que estaba pasando Stein como creador de formas de comunión entre él y su público; y entre medio nos encontramos con la tierna "Who's to say", una más que soberbia composición donde piano y saxo (el viento que sustituye definitivamente al oboe en la música de Ira Stein) se enredan en un juego romántico de contundente definición, y de similar desarrollo a su gran éxito "The well". De factura parecida -parece un arreglo diferente de esta última- pero en forma de solo de piano, tenemos "Sevilla", el corte de evidente inspiración española, mientras que el segundo solo de piano del álbum, dedicado a Ralph Towner, es el apasionado "Continuum". Towner, pianista del grupo Oregon, dió clases a Stein en el Naropa Institute de Boulder (Colorado), donde perfeccionó su estilo -comenzó su formación a los 10 años- y conoció de paso a Russel Walder. Ira, que creció con el jazz y la improvisación después de haber estudiado piano clásico, define su estilo como 'jazz de cámara', "ya que 'cámara' sugiere la intimidad de un pequeño conjunto, mientras que 'jazz' otorga la idea de improvisación y espontaneidad". Precisamente la parte central del disco recrea fielmente esa etiqueta, a través de bases de piano sobre las que ebulle el saxo de Daniel Zinn -que por momentos parece recordar a la espiritualidad de Paul Winter ("Another country (Another soul)")- o el violín de Charlie Bisharat. Es necesario destacar especialmente la aportación de este renombrado violinista norteamericano, que demuestra su buen hacer no sólo adaptando perfectamente su edificante violín a las composiciones sino colaborando también en la composición de uno de los temas, el titulado simplemente "Carousel" (una extraña eclosión de influencias, ya que sobre una base infantil se abren paso a la vez un piano jazz y el violín academicista).
"Carousel" presenta una delicadeza que parece rememorar otros tiempos, aquellos que se disfrutan con los ojos de la infancia, en los que un simple tiovivo puede desarbolar la más pura emoción. No acabó con este disco la vinculación de Ira Stein a Narada, ya que dos años después esa misma compañía lanzó "Spur of the moment", presa de un suave jazz de cámara muy asequible y animado, casi tan recomendable como "Carousel", con varias composiciones altamente destacables, y la denominación de Ira Stein Group, ya que el propio teclista estaba acompañado por dos de los músicos presentes en este disco, el chelista Hans Christian y el saxofonista Dann Zinn. Este pianista destacaba en la época su retorno a la acústica tras unos años de exploración electrónica (bastante suave, sin duda), y en sus propias palabras afirmaba: "Este es un álbum sobre el placer de tocar con amigos y la alegría de hacer música por siempre". Escuchando trabajos como éste, sin duda el placer es nuestro.
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IRA STEIN & RUSSEL WALDER: "Transit"
Y no es que nos encontremos en "Carousel" con una exuberante profusión de ideas y un aluvión de conceptos, sino con una estupenda sobriedad, un buen hacer general del teclista angelino que, como en sus trabajos con Russel Walder, envuelve al álbum en una armonía natural y tierna gracilidad. El piano es cálido y agradable, rítmico en ocasiones, pero salvo en un par de piezas no es el único protagonista, ya que el juego instrumental se complementa con guitarra clásica, chelo, bajo eléctrico, bajo sin trastes (gran contribución la de Hans Christian Reumschuessel con esos cuatro instrumentos), bajo (no confundir al estupendo bajista Bill Douglass con el delicioso músico canadiense Bill Douglas), guitarra acústica (Tom Valtin) saxos soprano y tenor (Daniel Zinn), violín (Charlie Bisharat) y percusión (John Loose). El resultado, completo y vistoso, es ante todo primoroso y melancólico, y se admira en mayor medida en las tres composiciones estrella del álbum: "Briarcombe", que abre el trabajo con mucha dulzura y un marcado intimismo, es un caudal de buena instrumentación (el violín, particularmente, apabulla en un final emocionante) al servicio de una bella melodía; "Jonathan's lullaby", que lo cierra, es la dulzura hecha canción y demuestra el inmejorable momento por el que estaba pasando Stein como creador de formas de comunión entre él y su público; y entre medio nos encontramos con la tierna "Who's to say", una más que soberbia composición donde piano y saxo (el viento que sustituye definitivamente al oboe en la música de Ira Stein) se enredan en un juego romántico de contundente definición, y de similar desarrollo a su gran éxito "The well". De factura parecida -parece un arreglo diferente de esta última- pero en forma de solo de piano, tenemos "Sevilla", el corte de evidente inspiración española, mientras que el segundo solo de piano del álbum, dedicado a Ralph Towner, es el apasionado "Continuum". Towner, pianista del grupo Oregon, dió clases a Stein en el Naropa Institute de Boulder (Colorado), donde perfeccionó su estilo -comenzó su formación a los 10 años- y conoció de paso a Russel Walder. Ira, que creció con el jazz y la improvisación después de haber estudiado piano clásico, define su estilo como 'jazz de cámara', "ya que 'cámara' sugiere la intimidad de un pequeño conjunto, mientras que 'jazz' otorga la idea de improvisación y espontaneidad". Precisamente la parte central del disco recrea fielmente esa etiqueta, a través de bases de piano sobre las que ebulle el saxo de Daniel Zinn -que por momentos parece recordar a la espiritualidad de Paul Winter ("Another country (Another soul)")- o el violín de Charlie Bisharat. Es necesario destacar especialmente la aportación de este renombrado violinista norteamericano, que demuestra su buen hacer no sólo adaptando perfectamente su edificante violín a las composiciones sino colaborando también en la composición de uno de los temas, el titulado simplemente "Carousel" (una extraña eclosión de influencias, ya que sobre una base infantil se abren paso a la vez un piano jazz y el violín academicista).
"Carousel" presenta una delicadeza que parece rememorar otros tiempos, aquellos que se disfrutan con los ojos de la infancia, en los que un simple tiovivo puede desarbolar la más pura emoción. No acabó con este disco la vinculación de Ira Stein a Narada, ya que dos años después esa misma compañía lanzó "Spur of the moment", presa de un suave jazz de cámara muy asequible y animado, casi tan recomendable como "Carousel", con varias composiciones altamente destacables, y la denominación de Ira Stein Group, ya que el propio teclista estaba acompañado por dos de los músicos presentes en este disco, el chelista Hans Christian y el saxofonista Dann Zinn. Este pianista destacaba en la época su retorno a la acústica tras unos años de exploración electrónica (bastante suave, sin duda), y en sus propias palabras afirmaba: "Este es un álbum sobre el placer de tocar con amigos y la alegría de hacer música por siempre". Escuchando trabajos como éste, sin duda el placer es nuestro.
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Hola
ResponderEliminarMe llamo Paulina soy administradora de un directorio web/blog. Me ha gustado mucho tu blog personal, busco intercambiar enlaces. Por ello, me encantaría contar con tu sitio en mi directorio, consiguiendo que mis visitantes entren también en tu web.
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Pau
Me ha gustado mucho este disco,no conocía la música de Ira Stein en solitario.
ResponderEliminarPor cierto,vas a comentar algo más de Mike Oldfield en el blog?
Pretendo hablar en el futuro de "Five miles out", Santi, pero aún tardaré un poco. Además últimamente me tomo algo más de tiempo entre disco y disco.
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