10.1.10

YO-YO MA &
BOBBY McFERRIN:
"Hush"

Aunque sea mundialmente conocido por la canción "Don't worry, be happy" (aparecida en la película "Cocktail" y número 1 en Estados Unidos), la capacidad de Bobby McFerrin como vocalista va más allá de las posibilidades del multipistas. Como intérprete a capella es capaz de crear efectos de sonido inusuales (con la garganta y golpeándose el pecho) a la vez que canta o tararea llegando a rangos vocales de varias octavas superiores a lo normal, encontrándonos así no sólo con un intérprete excepcional sino con un auténtico showman, que también es un reconocido director de orquesta. Más allá del jazz al que es comúnmente asociado, el estilo de este neoyorquino es personal y su repertorio tan variado como capaz de afrontar proyectos como el que realizó junto al violonchelista Yo-Yo Ma en 1992. Ma, considerado como uno de los mejores violonchelistas del mundo, es un estadounidense de origen chino, ganador de numerosos premios grammy que, como McFerrin, también ha intentado de vez en cuando desencasillarse de la pureza clásica en proyectos con intérpretes de bluegrass, tango (obras de Piazzolla), en el cine (participó en "Tigre y dragón" o "Memorias de una Geisha") o con este "Hush" que Sony Masterworks publicó en 1992.

Yo-Yo nos explica que "Hush" es una celebración musical de la vida, para todas las edades, si bien este disco pretende ante todo, en palabras de Bobby, "encontrar al niño que duerme dentro del adulto". Ambos músicos se dedican elogiosas palabras en las notas interiores, en especial McFerrin destaca que Yo-Yo es la fuente secreta del disco, que su genio musical ha sido el origen de este proyecto. Es sin embargo Bobby McFerrin el que aporta en el mismo la labor de composición (cinco de los temas por ninguno de Yo-Yo Ma), intercalando sus piezas entre otras de Vivaldi, Rimsky-Korsakov, Rachmaninoff, Bach, Barrière, Gounod, y un tema tradicional que resulta delicioso en los arreglos del vocalista. El comienzo del disco, de título "Grace", es una combinación preciosa y perfecta de eficiencia en dos maneras muy distintas de interpretar la música pero similares en cuanto a entenderla y hacernos disfrutar con ella; McFerrin desarrolla un fondo suave y repetitivo sobre el cual el chelo ejecuta secuencias acompasadas plenas de encanto con una cierta 'gracia' oriental. ¿Qué se puede decir del "Andante" de Vivaldi, el "Allegro prestissimo" de Barrière o la "Musette" y "Air" de Bach? Esencialmente que no pierden su encanto y seriedad a pesar de que una voz emule a la mandolina, el segundo chelo o un teclado, cobrando otra dimensión que no por distinta ha de ser rechazada tajantemente; dichas piezas son homenajeadas saltándose el academicismo en una fusión con jazz, folk o a capella que ha de ser aceptada sin prejuicios, como es interpretada sin sarcasmo. Mientras tanto, otras de esas piezas antiguas cobran especial importancia por su contexto popular en el que la falta de rigor aumenta su componente lúdico: tal es el caso del conocido 'vuelo del abejorro' ("Flight of the bumblebee") de Rimsky-Korsakov, que ya tiene implícito de por sí un aura infaltil, y del tema tradicional "Hush little baby" que McFerrin y Yo-Yo Ma convierten, sencillamente, en un posible hit de estructura pop sin los convencionalismos del género. Eso sí, son las composiciones nuevas, originales de Bobby McFerrin, las que deslumbran y desarbolan en profundidad la idea primaria de la colaboración entre estos dos grandes artistas: si ya he descrito "Grace" como una introducción perfecta, no menos interesantes son "Stars" (donde el registro de McFerrin se desdobla en un fondo que emula a las cuerdas y una parte de vocalista puro con aroma femenino), "Coyote" (muestra de virtuosismo vocal en solitario, pues en ausencia de violonchelo Bobby se encarga de fondo, melodía y todo tipo de percusiones vocales en una eficaz labor de estudio) o un "Hoedown!" de ritmos más vitales e interpretación más alocada y divertida (el título se refiere a un tipo de danza folclórica típicamente americana).

Posiblemente el secreto de lo satisfactorio de este "Hush", más allá de las piezas elegidas o la calidad de los intérpretes, sea la estupenda sensación de que, ante todo, Yo-Yo Ma y Bobby McFerrinn se estén divirtiendo en su colaboración, lo que se acaba notando en el resultado final, tan inusual como destacado por la crítica. Efectivamente, comprobar el manejo del violonchelo de Ma cuando sobre él McFerrinn pasa fácilmente de graves a agudos, permitiéndole interpretar casi a la vez un bajo y un falsete, además del acompañamiento rítmico, es un lujo a la vez que una idea excepcional y un acierto de la compañía de discos, la división clásica (denominada 'Masterworks') de Sony.



3 comentarios:

  1. Tengo un bonito recuerdo de este disco aunque no lo he escuchado entero,pero sí las dos canciones que has puesto y dos o tres más en el programa de Trecet.
    En aquella época Trecet ponía mucha música a capella y había cosas muy buenas.

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  2. Para acabar de rescatar esos recuerdos no dejes de leer la crítica del disco "Do it a capella", Santi. Ahí estaban Take 6, Rockapella, las Mint Juleps o True image.

    Aparte, de esa época trecetiana te sonarán The king singers, The nylons o The Bobs, pero hay muchos otros que podrían merecer nuestra atención.

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  3. Anónimo10:03 p. m.

    No os olvideis de un grupo femenino, las Stupendams o algo parecido.

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