"Zebra crossing"
Hay ocasiones en que la música no puede disociarse de determinados acontecimientos políticos o sociales. Multitud de grupos, cantautores o solistas han deslizado sus mensajes, protestas o homenajes en las letras de sus canciones o en composiciones instrumentales. Uno de los hechos sociales más deplorables de la historia reciente fue la discriminación racial en Sudáfrica hasta los años 90; el apartheid, cuyo significado es 'segregación', apartó de un plumazo a numerosos ciudadanos de raza negra hacia zonas específicas de su propio territorio, siendo el caso más conocido el de Johannesburgo, donde 60.000 nativos de color fueron reubicados en un área urbana a 24 km. denominada Soweto, que se convirtió en la ciudad por excelencia de la lucha -en ocasiones brutal y despiadada- contra el apartheid. Por contra, y en un mundo de necesarios opuestos, Soweto es también la cuna de un cuarteto de cuerda original, dinámico y de calidad y belleza innegable: el Soweto String Quartet.
Cuando nos referimos a un cuarteto de cuerda siempre tendemos a imaginar algo académico, para nada orientado a la world music, aunque sí que otros conocidos cuartetos hayan mantenido flirteos con el rock o otras disciplinas populares (el Kronos Quartet ha versioneado temas de Jimmy Hendrix, el Alexander Balanescu Quartet de Kraftwerk, y el Brodsky Quartet estuvo de gira con Elvis Costello, por citar sólo tres ejemplos). Soweto String Quartet es un cuarteto de cuerda exótico que, como otros conjuntos de apariencia académica como la Penguin Cafe Orchestra o la Cinema Orchestra de Rodrigo Leao, huyen de los terrenos lúgubres para sorprender con una mezcla poderosa de world music (en este caso danzas de baile africanas), pop, jazz y música de cámara. Aún así, la gran diferencia la constituye el color y procedencia de sus integrantes, tres hermanos y un vecino y amigo: Sandile Khemese (violín principal), Thami Khemese (segundo violín), Reuben Khemese (cello) y Makhosini Mnguni (viola). Miembros algunos de ellos de la Orquesta Sinfónica de Soweto, el germen de la SSQ fue el reencuentro de los hermanos tras varias becas de perfeccionamiento musical en Inglaterra. Excelentes en las dos vertientes de su música, es en el folclore donde evidentemente se diferencian de los demás cuartetos de cuerda. Aun así, su repertorio clásico y la calidad de su interpretación, dotada de un especial ritmo deudor de su origen, son excelentes y no tienen nada que envidiar a otros cuartetos más académicos: "Somos un cuarteto de músicos de formación clásica, pero hemos buscado nuestra propia personalidad mezclando varias tradiciones y varios tipos de música".
"Zebra crossing" (editado en 1994 por BMG Africa) presenta, con una alegría y optimismo desmesurados, una suculenta colección de pequeños himnos, claros exponentes de la música interracial, de la apertura y el derribo de fronteras sociales, que lleva consigo un importante desarrollo y mezcolanza cultural: en su comienzo nos encontramos con varios temas inolvidables de ritmo africano, una eficaz presentación de título "Mbayi mbayi" -un tema clásico sudafricano símbolo de esperanza-, "Zebra crossing" -una maravillosa celebración del nacimiento de una nueva nación- y "Kwela" -un viaje al pasado de un Soweto que intentaba emerger en tiempos difíciles- en los que, como en la mayoría del disco, el grupo está acompañado por bajo, teclados, flauta y percusión. Esta última y otras como "Shut up and listen" parecen acercarse en un viaje de miles de kilómetros al más puro estilo de un grupo inclasificable como la Penguin Cafe Orchestra, mientras que en "Zulu lullaby" -con su corte operístico-, "St Agnes and the burning train" o sobre todo en la impresionante "Bossa baroque" accedemos a un clasicismo comercial fino y elegante. No deja de ser curioso que precisamente estas dos últimas composiciones sean versiones de temas de músicos occidentales, Sting y Dave Grusin. Es sin embargo Paul Simon el músico 'ajeno' que de mejor forma se acerca a este trabajo por medio de la recreación de varios temas de su conocido e implicado con la causa sudafricana "Graceland": en "The Paul Simon Graceland collection" escuchamos un popurrí instrumental y posiblemente mejorado de aquellas canciones homenajeadas por Paul Simon, en concreto las cuatro atractivas muestras de sabor sudafricano son "Homeland", "Diamonds on the soles of her shoes", "Graceland" y la conocida "You can call me Al", en la que los hermanos Khemese y su vecino Mnguni despliegan todo su potencial explosivo. Sin despreciar a las composiciones restantes, el último ejemplo destacado del álbum es "Nkosi sikelel' Africa (God bless Africa)", el himno nacional de Sudáfrica, fusión del antiguo himno "Die Stem" y la canción bantú "Nkosi Sikeleli Afrika", que pretende unir emotiva y simbólicamente a todas las naciones del extenso pueblo africano.
¿De qué sirve remover el pasado? Entre los miembros de la SSQ no hay rencor sino alegría y celebración, el cuarteto parece desvincularse totalmente de los hechos políticos y buscar simplemente en sus discos la música alegre, combinación más que interesante de clasicismo y folclore, demostrando con su éxito que la música es un lenguaje universal. Este mensaje de esperanza de título "Zebra crossing" (con la convivencia del blanco y el negro, como en el propio paso de cebra, como finalidad) no sólo merece una encarecida escucha (títulos como "Mbayi mbayi", "Zebra crossing", "The Paul Simon Graceland collection" o "Bossa baroque" son imprescindibles) sino además un sonoro aplauso.
Cuando nos referimos a un cuarteto de cuerda siempre tendemos a imaginar algo académico, para nada orientado a la world music, aunque sí que otros conocidos cuartetos hayan mantenido flirteos con el rock o otras disciplinas populares (el Kronos Quartet ha versioneado temas de Jimmy Hendrix, el Alexander Balanescu Quartet de Kraftwerk, y el Brodsky Quartet estuvo de gira con Elvis Costello, por citar sólo tres ejemplos). Soweto String Quartet es un cuarteto de cuerda exótico que, como otros conjuntos de apariencia académica como la Penguin Cafe Orchestra o la Cinema Orchestra de Rodrigo Leao, huyen de los terrenos lúgubres para sorprender con una mezcla poderosa de world music (en este caso danzas de baile africanas), pop, jazz y música de cámara. Aún así, la gran diferencia la constituye el color y procedencia de sus integrantes, tres hermanos y un vecino y amigo: Sandile Khemese (violín principal), Thami Khemese (segundo violín), Reuben Khemese (cello) y Makhosini Mnguni (viola). Miembros algunos de ellos de la Orquesta Sinfónica de Soweto, el germen de la SSQ fue el reencuentro de los hermanos tras varias becas de perfeccionamiento musical en Inglaterra. Excelentes en las dos vertientes de su música, es en el folclore donde evidentemente se diferencian de los demás cuartetos de cuerda. Aun así, su repertorio clásico y la calidad de su interpretación, dotada de un especial ritmo deudor de su origen, son excelentes y no tienen nada que envidiar a otros cuartetos más académicos: "Somos un cuarteto de músicos de formación clásica, pero hemos buscado nuestra propia personalidad mezclando varias tradiciones y varios tipos de música".
"Zebra crossing" (editado en 1994 por BMG Africa) presenta, con una alegría y optimismo desmesurados, una suculenta colección de pequeños himnos, claros exponentes de la música interracial, de la apertura y el derribo de fronteras sociales, que lleva consigo un importante desarrollo y mezcolanza cultural: en su comienzo nos encontramos con varios temas inolvidables de ritmo africano, una eficaz presentación de título "Mbayi mbayi" -un tema clásico sudafricano símbolo de esperanza-, "Zebra crossing" -una maravillosa celebración del nacimiento de una nueva nación- y "Kwela" -un viaje al pasado de un Soweto que intentaba emerger en tiempos difíciles- en los que, como en la mayoría del disco, el grupo está acompañado por bajo, teclados, flauta y percusión. Esta última y otras como "Shut up and listen" parecen acercarse en un viaje de miles de kilómetros al más puro estilo de un grupo inclasificable como la Penguin Cafe Orchestra, mientras que en "Zulu lullaby" -con su corte operístico-, "St Agnes and the burning train" o sobre todo en la impresionante "Bossa baroque" accedemos a un clasicismo comercial fino y elegante. No deja de ser curioso que precisamente estas dos últimas composiciones sean versiones de temas de músicos occidentales, Sting y Dave Grusin. Es sin embargo Paul Simon el músico 'ajeno' que de mejor forma se acerca a este trabajo por medio de la recreación de varios temas de su conocido e implicado con la causa sudafricana "Graceland": en "The Paul Simon Graceland collection" escuchamos un popurrí instrumental y posiblemente mejorado de aquellas canciones homenajeadas por Paul Simon, en concreto las cuatro atractivas muestras de sabor sudafricano son "Homeland", "Diamonds on the soles of her shoes", "Graceland" y la conocida "You can call me Al", en la que los hermanos Khemese y su vecino Mnguni despliegan todo su potencial explosivo. Sin despreciar a las composiciones restantes, el último ejemplo destacado del álbum es "Nkosi sikelel' Africa (God bless Africa)", el himno nacional de Sudáfrica, fusión del antiguo himno "Die Stem" y la canción bantú "Nkosi Sikeleli Afrika", que pretende unir emotiva y simbólicamente a todas las naciones del extenso pueblo africano.
¿De qué sirve remover el pasado? Entre los miembros de la SSQ no hay rencor sino alegría y celebración, el cuarteto parece desvincularse totalmente de los hechos políticos y buscar simplemente en sus discos la música alegre, combinación más que interesante de clasicismo y folclore, demostrando con su éxito que la música es un lenguaje universal. Este mensaje de esperanza de título "Zebra crossing" (con la convivencia del blanco y el negro, como en el propio paso de cebra, como finalidad) no sólo merece una encarecida escucha (títulos como "Mbayi mbayi", "Zebra crossing", "The Paul Simon Graceland collection" o "Bossa baroque" son imprescindibles) sino además un sonoro aplauso.
quizas en cuanto a nivel academicista les ganara el Kronos Quartet, siendo estos también muy originales, pero La Sweto, que decir tiene que es uno de los cuartetos de cuerda más frescos escuchados, sobre todo por la fusión.
ResponderEliminarComo bien sabes tuve la suerte, en 2007, de estar en Soweto, y observar su realidad actual, lugar poco recomendable para un blanco extranjero solitario,eso sí,estaba acompañado y protejido, por un zulú, que me lo enseñó especialmente, y al que se quedó el recuerdo de alguna bala en su cuerpo en aquellos años de segregación (eso él nunca me lo contó, quizás porque el prefiere la alegría de mirar adelante en la vida).
Cuando estás allí palpas como está metida la música y el baile en la vida de esa gente, por eso esa frescura, sólo podía salir de allí. La capacidad de digerir el sufrimiento, mirar adelante, no quejarse sino luchar, y hacerlo con una sonrisa, y transformar lo vivido en cosas nuevas. Un ejemplo!.
Por cierto Pepe, ese album de Freudiana en alemán, de Woolfson, grabamelo para el finde del 19 de junio
Saludos.
Qué envidia poder viajar a un sitio así y en las condiciones en las que lo hiciste, recuerda que pude ver esas fotos y me pareció toda una experiencia.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, era especialmente necesario en este disco.
Cuenta con Freudiana ;)